Las «royals» se atreven con las minifaldas

Doña Letizia y Catalina de Cambridge juegan con los largos de las faldas

La Reina Letizia, esta semana EFE
María Luísa Funes

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Un dicho anglosajón afirma que «cuando las faldas suben, también lo hace la economía». Y así ha sido durante el siglo XX sin excepción. Pero con el largo de la falda también se ha expresado una actitud de modernidad, de rebeldía, y un deseo de ir más allá de las normas establecidas. ¿Son las faldas cortas el mejor aliado de las mujeres de la realeza o su peor enemigo?

La moda siempre ha sido un indicador de la tendencia económica, aunque con la nueva ola del «todo vale» y de la etiqueta relajada en el lugar de trabajo, esto pueda estar cambiando. Fue en los años 20 cuando por primera vez el largo de la falda subió, ante una época de bonanza económica y política. No faltaba tampoco un deseo por parte de ellas de mostrar sus nuevas medias de cristal, tan cotizadas entonces. Y esas mismas medias, su precio y la dificultad de comprarlas, guiaron quizás la bajada de largos de falda en los años 30, tras el crash de la bolsa, y en los años 50, tras la Segunda Guerra Mundial , hecho que se repitió de nuevo en los 70 con la crisis del petróleo. En tiempos de debacle, las faldas ocultaban la ausencia de medias de calidad.

Sea así o sea meramente un tema cíclico, lo cierto es que actualmente predomina una variedad de estilos entre los que cada uno elige. Y en tiempos de escasez, se gasta en prendas que atraigan al cliente final por su atractivo o novedad. Es por ello que resulta curioso, y casi un estilismo de acuerdo tácito, que algunas royals europeas se lancen de repente a la minifalda otra vez, por más que sea invierno, haya una ola de frío en Europa o su rol sea social y políticamente muy relevante .

Bien es sabido que la «norma Windsor», seguida hasta hace poco a rajatabla por las mujeres de la Familia Real Británica, les aconseja llevar la falda hasta -o cerca de- la rodilla . Isabel II amonestó a Catalina de Cambridge hace unos años por llevar la melena demasiado larga y las faldas demasiado cortas. Y la esposa de Guillermo de Cambridge, poco a poco, fue adoptando un estilo más elegante que le ha hecho subir enteros en las listas de las mejor vestidas y evitar dolores de cabeza con fotografías comprometidas de faldas al vuelo.

Ahora que espera su tercer hijo, la prensa británica ha vuelto a cuestionar que se haya decantado por un modelo premamá minifaldero, aduciendo que ha coincidido con un atuendo muy corto de estilo años 20 y flecos de nuestra Reina Letizia . Bien es cierto que la media tupida de teresiana que llevaba Catalina con el minivestido rojo afeaba aún más el conjunto , pero lo convertía en un atuendo más discreto.

La moda es un mecanismo de copieteo, sí o sí, y está claro que ciertas tendencias se replican a través de las fronteras. Cuando la mayoría de princesas y reinas del mundo se ciñen a llevar atuendos discretos, no es probablemente ni por que sean machistas ni pacatas, sino porque saben que se puede ir perfectamente atractiva -e incluso sexy- con prendas de un largo discreto que no llamen la atención sobre las piernas, como hizo Doña Letizia esta pasada semana con el vestido negro de Delpozo . Y es que el atributo más interesante y atractivo de cualquier mujer u hombre son la discreción y el saber estar.

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