Así es el nuevo disco de Leonard Cohen, «You Want it Darker», canción a canción

De tono oscuro y melancólico, el álbum que el poeta y cantante canadiense publica el próximo 21 de octubre deja sin embargo un poso de esperanza y luz

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Bien se ha dicho que la atmósfera que rodea el decimocuarto disco de estudio de Leonard Cohen recuerda al testamento sonoro de Bowie, «Blackstar». La voz de Cohen suena más profunda que nunca, y sus letras huelen a despedida. Son nueve canciones de un hombre sabio, desencantado, nostálgico, cansado, pero en paz consigo mismo y con el mundo.

«You Want It Darker» (réquiem pop). Primer single, y el tema más dramático. «Estoy listo, mi Señor», repite en esta especie de réquiem de casi cinco minutos, con el acompañamiento del lúgubre coro de la Sinagoga Shaar Hashomayim. «Un millón de velas están quemándose pidiendo la ayuda que nunca llegó». Nos encontramos con el Cohen más espiritual, dirigiéndose a lo más profundo del alma humana.

«Treaty» (balada sobre el amor perdido). «Me siento cada noche a tu mesa pero no acabo de conectar contigo. Estoy cansado y enfadado todo el tiempo, ojalá hubiera un pacto entre tu amor y el mío». Como es habitual en su cancionero, mezcla lo profano y lo sagrado. Es uno de los tres temas en los que él es autor de la música además de la letra.

«On the Level» (el Cohen pícaro). Se nos presenta el Cohen que añora sus tiempos de seductor, y los coros femeninos acentúan esa impresión. «Me sonreíste como si fuera joven y me dejaste sin aliento». Sirve para dar un respiro al tono solemne del disco con un ritmo más ligero.

«Leaving the Table» (aires de vals). Una guitarra de sonido sesentero da la entrada a este tema que nos vuelve a hablar del tiempo inexorable que hace mella en el cuerpo: «No necesito un amante, la bestia está domada, así que apaga la llama». Es la segunda canción con letra y música del canadiense. Esos aires de vals recuerdan a otras composiciones suyas. Transmite una luminosa calma.

«If I Didn’t Have Your Love» (canción de amor). Una hermosa declaración de amor y agradecimiento con un órgano que vuelve a borrar los límites entre el terreno espiritual y el corporal. Cohen se deleita especialmente en este tema.

«Traveling Light» (nostalgia de Grecia). Comienza con un violín que nos recuerda los aires zíngaros de «The Gypsy’s Wife» o «The Traitor». Ese aire étnico se acentúa con el uso del bouzouki, instrumento griego de cuerda. No es difícil adivinar que nos quiere hacer viajar hacia la luz de la isla de Hydra y su querida Marianne.

«It Seemed the Better» (solemninad). De nuevo el coro de la sinagoga se impone en este tema, el de aire más solemne, y con un violín que parece llorar. Cohen reflexiona sobre religión y se muestra escéptico: «Parecía lo mejor cuando oí hablar de ello, pero ahora es demasiado tarde para poner la otra mejilla».

«Steer Your Way» (su sonido clásico). Tercera canción a la que él pone música, y quizás una de las mejores. Suena al Cohen de siempre, apoyado por los coros femeninos y un cuarteto de cuerda. Y suena desencantado pero lleno de buenos consejos: «Dirige tu camino a través de las ruinas del altar y el centro comercial, dirige tu camino a través de las fábulas de la Creación y la Caída, dirige tu camino más allá de los Palacios y elévate por encima de la podredumbre, año tras año, mes a mes, día a día, pensamiento a pensamiento».

«String Reprise / Treaty» (instrumental). El cuarteto de cuerdas se encarga de cerrar el álbum, y al final aparece la voz de Cohen hablando, aunque con esa musicalidad intrínseca, y repitiendo frases del tema «Treaty».

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