Lady Gaga: dos conciertos que podrían ser los últimos

La neoyorquina, que acaba de anular su actuación en Rock in Río por «fuertes dolores», anunció recientemente su retirada de los escenarios de forma temporal

Barcelona es la primera parada de la fase europea de su gira ISABEL PERMUY
Nacho Serrano

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La noticia ha sido un terremoto en el mundo del pop: la todopoderosa Lady Gaga deja los escenarios. Ella asegura que el retiro es temporal y que seguirá «creando» en la intimidad, pero nunca se sabe qué deparará el futuro, así que sus fans acudirán con un nudo en la garganta al Palau Sant Jordi la semana próxima, temiendo que quizá estos sean los últimos conciertos que podrán disfrutar con su heroína. O al menos, los últimos en mucho tiempo.

La estrella del pop se veía obligada a cancelar su actuación prevista para hoy viernes en el festival Rock in Río de Brasil debido a «fuertes dolores». De momento, se mantiene su cita barcelonesa del próximo jueves 21 de septiembre (fecha que se suma a la del día 22, con entradas agotadas) será el pistoletazo de salida de la fase europea del «Joanne World Tour» , tras la que regresará a Norteamérica para seguir en la carretera durante los meses de noviembre y diciembre.

Su nuevo espectáculo

Los conciertos de esta gira son un tremendo espectáculo multimedia, como no podía ser de otra manera. Suelen comenzar con una cuenta atrás en las pantallas gigantes, que al llegar a cero abre paso a «Diamond Heart», uno de los singles de su último álbum «Joanne», dedicado a su abuela. Subida en un gran andamio, arenga a sus «pequeños monstruos» (así llama a sus seguidores) y enlaza con una «A-yo» en la que incluso se cuelga una guitarra para rockerizar al máximo el arranque del show.

El resto de la actuación es un portentoso alarde audiovisual y pirotécnico sólo al alcance de las más grandes. Pero subir a las tablas no siempre fue tan glamouroso para Stefani Joanne Angelina Germanotta –su nombre real–. De hecho, su primer concierto en España fue en un pequeño club madrileño, el Ochoymedio (entonces ubicado en la Sala Flamingo), allá por 2009. Actuó con sólo tres bailarines frente a un público que por entonces no era multitudinario, pero que ya se mostraba entregado. De hecho, la que fuera promesa del pop ofreció un segundo bolo para la gente que se quedó sin entrada.

El año anterior había publicado su primer disco, «The Fame», sin lograr llamar la atención de las radios estadounidenses. Por eso decidió recorrer medio mundo actuando en pequeñas discotecas, donde sabía que dejaría huella y generaría un rápido boca a boca que terminaría aupándola hasta la posición que se merecía.

La estrategia correcta

El título de su disco («La Fama») fue un augurio acertado. La estrategia de mantener un perfil bajo pero rompedor en su primera gira funcionó a la perfección, y la cantante afrontó la grabación de su segundo trabajo ya convertida en una estrella con dos Grammy bajo el brazo.

El EP «The Fame Monster», lanzado en noviembre de 2009, contenía pelotazos planetarios como «Bad Romance», «Telephone» o «Alejandro», que se sumaron a «Poker Face», «Paparazzi» y otros hits de su debut formando un repertorio explosivo para su siguiente gira.

A partir de ahí todo fue como un tiro en la carrera de Lady Gaga. «Born this way» vendió más de medio millón de copias en una semana, obtuvo dos premios Grammy, uno de la MTV y otro de Billboard, y permaneció dos semanas en el número uno de las listas estadounidenses. «Artpop» (2013) no mantuvo el nivel de ventas, y aunque «Joanne» (2016) no se ha acercado a las cifras de sus primeros trabajos, sí parecía haber devuelto a Germanotta al trono. Lástima que la fibromialgia se esté entrometiendo en su reconquista .

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