Vista de la obra «El contemplador», de Giorgio de Chirico (1976), en el CaixaForum de Barcelona
Vista de la obra «El contemplador», de Giorgio de Chirico (1976), en el CaixaForum de Barcelona - EFE

De Chirico, sueño o realidad

La Fondazione Giorgio e Isa de Chirico y la Fundación La Caixa presentan en CaixaForum Barcelona una retrospectiva de su obra

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La Fondazione Giorgio e Isa de Chirico y la Fundación La Caixa presentan en CaixaForum Barcelona el universo de este pintor italiano nacido en Grecia (Volos 1888-Roma 1978). «Por fin se hace una retrospectiva de De Chirico en España», destaca Paolo Picozza, Presidente de la Fondazione.

«El mundo de Giorgio De Chirico» invade las salas de Casa Ramona hasta el 22 de octubre con más de cien piezas entre pintura, escultura y dibujos que oscilan entre 1913 y 1976. Después viajarán a Madrid, Palma y Zaragoza. «Estamos entusiasmados con la puesta en escena; han construido una plaza italiana en la parte central, con unos arcos y unas columnas que a De Chirico le hubieran gustado».

El público puede ver las obras extraordinarias de todos sus periodos, desde el «Retrato de la señora L.Gartzen», de 1913, a «Plaza de Italia con fuente», de 1968, o «Visón metafísica de Nueva York», de 1975.

El artista falleció a los noventa años, en 1978, y dibujó hasta el final de sus días, incluso desde la cama del hospital donde se encontraba.

La muestra arranca con una selección de retratos y autorretratos. «Para él el retrato era el género clásico por excelencia y no lo abandonó durante toda su carrera. Sus autorretratos evolucionan con él». Pero el público entra en la exposición en busca de sus plazas de Italia y sus maniquíes.

Plazas de Italia y maniquíes

«El tema de los maniquíes empieza en Ferrara en 1917 y le acompaña toda la vida; son hombres con cabezas de maniquíes –comenta Mariastella Margozzi, comisaria de la muestra–. La evolución de los maniquíes les acerca al cuerpo de carne y hueso, manos y brazos de verdad, que le permiten moverse. Y las plaza de Italia, que al principio estaban vacías, se animan con formas y objetos multicolores y la simpática figura de un hombre vestido de burgués».

También en Ferrara, donde residió tres años (de 1915 a 1918) vestido de soldado, nacieron sus interiores metafísicos. «De Chirico utiliza una perspectiva acelerada de los elementos arquitectónicos para conseguir sus interiores tan particulares –explica Margozzi–. Él tenía claro que con el pensamiento podemos hacer cualquier combinación e invita a observar sus cuadros desde el fondo hacia adelante. En sus sueños imagina composiciones imposibles donde las ventanas son cuadros y donde tienen cabida todos los objetos desde las galletas, el sol o incluso edificios enteros, desde rascacielos a fábricas con chimeneas».

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