Cádiz

2015: la última esperanza para Cádiz

La culminación de las grandes infraestructuras fomentan la expectativa del final de la decadencia social y laboral en la Bahía

José Landi
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Más que el año del puente, todos los gaditanos, sus representantes, las instituciones que deben agrupar sus intereses, esperan que sea un año puente, un tránsito hacia la definitiva remontada de Cádiz, un paso elevado hacia el final de una decadencia social, económica, industrial y laboral que ha dejado terribles secuelas en demasiadas familias.

Echar la vista atrás siempre espanta pero cuando se trata de revisar hemerotecas, especialmente. Las páginas de buenos deseos y proyectos que anticipaban la llegada de 2014 ya hablaban de lo mismo. «Ojalá bajemos de los 200.000 parados». «Que dejemos para siempre atrás un desempleo superior al 30%». Desgraciadamente, ambos anhelos siguen vigentes, intactos. Durante todo el año que termina, el desempleo ha llegado a un terrorífico 43% y, como cifra media, nunca ha descendido de los trágicos 200.000 afectados en la provincia.

Que los dos objetivos sigan delante viene a significar un fracaso colectivo. Ha transcurrido otro año, y van seis consecutivos, de alarmantes niveles de desempleo, por encima de todas las medias: la andaluza, la española y, por supuesto, la europea. Los números del mercado laboral de Cádiz son propios de países tercermundistas, de zonas en vías de desarrollo y tienen el agravante de su longevidad. Seis años consecutivos con el paro al cuello han provocado un tremendo desgaste, casi irreversible, en demasiados hogares.

Las redes de solidaridad, de reparto de alimentos y los servicios sociales de los ayuntamientos se conjuran cada fin de año para dejar de batir registros de dinero, productos y servicios distribuidos. Pero llega el fin de año siguiente y vuelven a superar la negra, la triste marca. De ahí la necesidad de que, por fin, 2015 ejerza de puente para cruzar a una nueva etapa en la que se produzca un descenso sostenido, prolongado, de la fiebre del paro.

Un incremento de la actividad industrial, empresarial y comercial que suponga invertir la tendencia, que la riqueza deje de decrecer, y su reparto alcance, por fin, a un mayor número de habitantes.

Para conseguir ese único y complejo objetivo, las administraciones que teóricamente representan a los gaditanos se han fijado las infraestructuras como su máximo reto. Consideran que dotar a la provincia del mejor equipamiento de transportes acelerará la llegada de los ansiados números positivos, los que hablen de una vez de bajada del desempleo, de incremento de la renta per cápita, descenso del número de hogares sin ningún miembro ocupado.

Para propiciarlo, según esta teoría, es necesario culminar varios proyectos fundamentales, esperados desde la década anterior, e iniciar otros. Estos son esos retos fundamentales de cara a 2015.

Tren de Alta Velocidad. Sin AVE pero con mejoras

Será el primero de los proyectos antiguos y esperados, desde finales del siglo anterior, que quede culminado. Se le espera como a las flores, para primavera. Aunque por especificaciones técnicas, el que llegue a Cádiz no será un tren tipo AVE, la distancia con Madrid se acortará a 3 horas y 15 minutos. Casi una hora menos que en el trayecto actual. El ritmo ralentizado entre Cádiz y Sevilla se acelera, pasa a ser el mismo que entre la capital hispalense y la de España.

Teófila Martínez se mostraba, en vísperas de la Navidad, convencida de que tendrá un efecto en la mejor comunicación de las industrias punteras de la Bahía (Dragados Off-Shore, Navantia o Airbus) aunque parece que su influencia debe percibirse más en el turismo y en el comercio. Hay que valorar cómo lo encaja el aeropuerto de Jerez.

Segundo puente sobre la Bahía. ¿Al fin? ¿Por fin?

Es el acontecimiento que todos esperan. El que marcará el año. El puente más alto (en gálibo) de Europa. La infraestructura más costosa, en tiempo y fondos, de todas las que se construyen en España. La más llamativa. Sólo por su imponente impacto visual, es comprensible que se lleve todos los focos. Fomento, Ayuntamiento y técnicos aseguran que estará listo al inicio del tercer trimestre. Habrán pasado entonces ocho años desde el inicio de las obras, con un sobrecoste llamativo, dos parones por diferencias presupuestarias entre Gobierno y constructora. Pero estaría listo. Habrá costado, por ahora, 506 millones de euros (200 más de lo presupuestado).

Aunque no resulta imprescindible para la movilidad diaria de los habitantes de la Bahía de Cádiz, supondrá a medio plazo un cambio de hábitos. Modificará el protagonismo de zonas hasta ahora secundarias (del Río San Pedro al barrio de Astilleros) y permitirá la reconversión de otras (avenida y Paseo Marítimo de Cádiz podrán tener otras funciones al descender el tránsito). El inicio de esa pequeña revolución podría retrasarse a 2016. Que la obra esté totalmente terminada en noviembre, por ejemplo, no significa que el primer coche cruce a la semana siguiente. Serán necesarias muchas pruebas, trabajos secundarios finales.

Todo esto, si la obra está, si el tiempo no lo impide. Su influencia en la capacidad de Cádiz como nuevo polo industrial y portuario está por ver. El Ayuntamiento confía en que sea «un símbolo» y un elemento que aporte recursos pero será necesario convencer a empresas de medio mundo de que es cierto.

Avenida transversal y carretera industrial. La tarea pendiente

Por más que se ha retrasado el segundo puente, no estarán listas las dos vías fundamentales de conexión urbana con el viaducto cuando sea inaugurado. Tanto su vínculo directo con el casco antiguo (carretera industrial) como el nexo con el frente atlántico y la avenida principal de Extramuros (a través de la vía transversal por Juan Carlos I y Varela) no estarán listas en 2015. Estarán en obras. En el mejor de los casos, la nueva carretera industrial estará culminada en primavera de 2016. A la transversal, que depende del derribo de un edificio de viviendas y la construcción de otro, le quedarán al menos dos.

Plataforma logística. El sueño de Teófila

Es el gran proyecto personal de la alcaldesa de Cádiz, que ha conseguido aliarse con los regidores de Jerez y Algeciras. Se trata de vender al mundo que la provincia es «el canal de Panamá» entre Oriente Próximo, Mediterráneo y Atlántico, aprovechar el tránsito de buques para convertirse en un punto de gestión de mercancías a la altura de los más grandes del mundo.

Para conseguirlo, es necesario que las infrestructuras de transporte internas avancen (línea férrea Cádiz-Algeciras, tren a La Cabezuela, nueva terminal de contenedores en Cádiz...). Es necesaria una labor común a medio plazo entre Gobierno, Junta de Andalucía (que gestiona los puertos) y los ayuntamientos implicados. Pero estas tres administraciones pueden cambiar de criterio según el resultado de las elecciones municipales y generales (en 2015) y las autonómicas (en 2016 si no media adelanto). Demasiadas piezas.

El nuevo puerto de Cádiz. La verja y las mudanzas

Ligado al anterior objetivo, en este 2015 aparece como fundamental el inicio de obras que rompan la división entre puerto y ciudad de Cádiz, además del avance en la construcción de la nueva terminal de contenedores. El Ayuntamiento aseguraba la pasada semana que «el diálogo con la Junta está muy avanzado» para definir cómo y cuándo se tira la verja para unificar ciudad y muelles. El presidente de la Autoridad Portuaria, sin embargo, no es tan optimista. 2015 debiera ser el año, al menos, de los planos. Para la terminal de contenedores, la palabra de Bruselas es fundamental tras revisar la financiación del proyecto.

Recuperación industrial. Los esperados encargos

Tras casi cuatro años sin la menor alegría, las factorías de Navantia en la Bahía de Cádiz tienen encargos, lo que supone su supervivencia (ya en números menguantes la plantilla) y la de la pequeña industria auxiliar. Airbus mantiene su estabilidad y Dragados Off-Shore debe rentabilizar su prestigio con nuevas peticiones. Son las últimas esperanzas de la industria en la Bahía, que ya no confía en la llegada de ninguna gran marca salvadora como en etapas anteriores.

Recuperación turística. El único calmante

Tras la mejora en las cifras de visitantes y estancias del verano pasado, buena parte de las esperanzas de empleo de miles de gaditanos siguen ligadas al monocultivo turístico. A falta de recuperación industrial y comercial, las campañas de verano, Semana Santa o grandes puentes son el salvavidas. Se trata de cimentar, en 2015, los esperanzadores datos de 2014 y de romper poco a poco la estacionalidad con fenómenos como el crucero.

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