El peligroso paralelismo entre la viruela del mono y la epidemia de Sida producida por el VIH
Los expertos han establecido similitudes entre la cobertura reciente de los casos descubiertos de viruela del mono en países como España y Reino Unido y las informaciones iniciales sobre la epidemia del Sida en los años 80
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Los expertos han establecido paralelismos entre la que se está realizando del virus de la viruela del mono y las informaciones iniciales sobre la epidemia del Sida producida por el VIH en la década de 1980, advirtiendo que alimentará el estigma y pondrá en peligro la respuesta al brote .
La agencia de las Naciones Unidas contra el Sida (ONUSIDA) dijo que «una proporción significativa» de los casos recientes de viruela del mono se han identificado entre hombres homosexuales y bisexuales. No obstante, ONUSIDA agregó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que la evidencia disponible sugiere que quienes corren mayor riesgo son las personas que han tenido contacto físico cercano con alguien con viruela del mono , y ese riesgo no se limita a los hombres que tienen sexo con hombres.
David Heymann, un destacado asesor de la OMS, dijo que los casos recientes parecen haber llegado a la población a través del contacto sexual. Señaló a Associated Press a principios de esta semana que la principal teoría para explicar la reciente propagación fue la transmisión sexual en eventos celebrados en España y Bélgica.
Eso ha llevado a que circulen informaciones que apuntan a que la viruela del mono solo se puede transmitir a través del contacto sexual. En la cadena estadounidense Fox News, Jesse Waters llamó a la viruela del mono una «enfermedad de transmisión sexual» que «se transmite principalmente a través del sexo homosexual». Sin embargo, un experto en enfermedades de transmisión sexual de la OMS ha enfatizado que la viruela del mono «no es una enfermedad gay» y que cualquiera puede contraerla a través del contacto cercano.
Las repercusiones de etiquetar la enfermedad causada por el VIH como una enfermedad homosexual llevaron a «un sufrimiento incalculable en las comunidades homosexuales en la década de los 80, a quienes se culpó de la epidemia», han dicho Boghuma K. Titanji, médico de enfermedades infecciosas y virólogo que se enfoca en personas con VIH, y Keletso Makofane, investigador de salud pública que trabaja en la respuesta global al VIH en una publicación reciente del blog 'Speaking of Medicine'.
Los dos expertos escribieron que los casos no se informaron en los primeros días de la epidemia, ya que quienes contrajeron el virus «pasaron a la clandestinidad» en lugar de buscar atención. «Esto resultó en muchas oportunidades perdidas para aprender rápidamente sobre la infección, comprender su transmisión y, lo que es más importante, proporcionar intervenciones de salud pública específicas para frenar su propagación», han apuntado. «En cambio, los individuos del grupo más afectado en ese momento fueron culpados por su propio sufrimiento y condenados al ostracismo como proveedores de enfermedades».
DeShawn Usher, de la organización de defensa LGBTQ GLAAD, también advirtió sobre el peligro de que los medios amplifiquen la información errónea sobre la viruela del mono. «Los informes de salud siempre deben basarse en hechos y ciencia, y no en grupos de personas individuales en función de quiénes son», dijo Usher. «Como aprendimos con el VIH y con Covid, la información errónea propaga la infección entre los grupos que creen que no están en riesgo, conduce a un silenciamiento y una vergüenza peligrosos, y daña la salud pública».
ONUSIDA también instó a los medios de comunicación y otros a responder con un «enfoque basado en los derechos y en la evidencia que evite el estigma». «El estigma y la culpa socavan la confianza y la capacidad de responder de manera efectiva durante brotes como este», dijo el director ejecutivo adjunto de la agencia, Matthew Kavanagh, en un comunicado el domingo pasado. «La experiencia demuestra que la retórica estigmatizante puede desactivar rápidamente la respuesta basada en la evidencia al avivar ciclos de miedo, alejar a las personas de los servicios de salud, obstaculizar los esfuerzos para identificar casos y alentar medidas punitivas ineficaces».
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