El Papa, a los jóvenes en Atenas: «Muchos son de redes sociales pero poco sociales, encerrados en sí mismos»

Les invita a «dedicarse a los demás, que no es de perdedores sino de vencedores»

El Papa, durante su encuentro con jóvenes AFP
Juan Vicente Boo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Al cabo de cinco días de un viaje agotador a Chipre y Grecia , el Papa Francisco se ha despedido de Atenas este lunes en un encuentro con los jóvenes de Grecia , a quienes ha advertido que hoy «muchos son ‘de redes sociales’ pero poco ‘sociales’, encerrados en sí mismos, prisioneros del teléfono que tienen entre las manos».

Francisco les ha hecho notar que «en la pantalla falta el otro. Faltan sus ojos, su respiración, sus manos». En la práctica, «la pantalla se vuelve fácilmente un espejo, donde crees que estás frente al mundo, pero en realidad estás solo , en un mundo virtual lleno de apariencias, de fotos trucadas para parecer siempre hermosos y en forma».

Los jóvenes le escuchaban con la misma intensidad con la que le habían aplaudido y cantado a su llegada a la Escuela San Dionisio. La mayoría eran chicas, muchas de ellas filipinas integradas ya en Grecia.

El Papa les ha invitado a salir de sí mismos y servir a los demás haciendo eco a una joven de la isla de Tinos que se había presentado con desparpajo: «Me llamo Ioanna, tengo 26 años. He estudiado sociología pero ahora me ocupo de pastelería, una actividad que amo y que es muy creativa».

Francisco le agradeció «habernos contando que una persona decisiva para ti, una religiosa, te mostró la alegría de ver la vida como un servicio. Es verdad, servir a los demás es el camino para conquistar la alegría. Dedicarse a los demás no es de perdedores, es de vencedores».

El Santo Padre, que siempre advierte a los jóvenes del peligro de envejecimiento del corazón, ha preguntado: «¿Quieres rejuvenecer? No te contentes con publicar algún post o algún tuit. No te contentes con encuentros virtuales . Busca los reales, sobre todo con quien te necesita».

«Cómo nos miran los demás»

Recordando la inscripción del templo de Delfos, «Conócete a ti mismo», Francisco les ha dicho que «hoy corremos el peligro de olvidarnos de lo que somos, obsesionados por miles de apariencias, por mensajes machacones que hacen depender la vida de la ropa que usamos, del automóvil que conducimos, de cómo nos miran los demás».

Según el Papa, «aquella antigua invitación, ‘conócete a ti mismo’, vale todavía hoy. Reconoce que vales por lo que eres, no por lo que tienes. No vales por la marca de ropa o por el calzado que llevas, sino porque eres único, eres única».

A una muchacha filipina que había manifestado dudas de fe, Francisco ha dado una respuesta muy tranquilizadora: «Katerina, quisiera decirte a ti y a todos vosotros que no tengáis miedo de las dudas , porque no son faltas de fe». Al contrario, «las dudas son ‘vitaminas de la fe’, ayudan a robustecerla, a hacerla más fuerte, más consciente, más libre y más madura».

Francisco ha precisado que «el corazón de la fe no es una idea o una moral, sino una realidad bellísima que no depende de nosotros y que nos deja con la boca abierta : ¡somos hijos amados de Dios! Hijos amados. Tenemos un Padre que vela por nosotros y que nunca deja de amarnos».

Los jóvenes se habían conmovido al escuchar el relato de Aboud, de dieciocho años, que tenía tan solo nueve «cuando la guerra llegó a nuestra ciudad de Alepo», y empezaron los ametrallamientos, los bombardeos, la falta de electricidad y de agua…

Sus padres decidieron escapar de Siria, con Aboud y el pequeño Mario. Pidieron visados en las embajadas griegas de Beirut y Ankara, pero solo recibieron negativas por lo que «nuestra única alternativa era llegar a Grecia en bote jugándonos la vida . Estallamos de alegría al llegar primero a Symi y después a Rodas, donde la gente nos recibió con los brazos abiertos al ver nuestra situación». Ahora, «estoy terminando la secundaria y me preparo para ser un miembro útil de la sociedad civil».

«Una verdadera Odisea»

El Papa le escuchaba atentamente y lo ha reconocido: «Tu testimonio nos ha impactado. La huida de la martirizada Siria, después de haber estado varias veces a punto de ser asesinados en la guerra». Y después, el viaje lleno de peligros, «una verdadera Odisea de nuestros días».

El encuentro, iniciado con un baile de la isla de Siros, ha terminado con plegarias y canciones. Aunque estaba visiblemente agotado, a Francisco le costaba irse, y seguía sonriendo.

Cuando caminaba hacia la salida para dirigirse al aeropuerto, un muchacho le gritó en español: «Gracias, Papa Francisco! Buen viaje de retorno a Roma. ¡Rezamos por usted! ¡Animo! ¡Coraggio!».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación