Ernesto Herrero, tenía 61 años cuando un día notó en la ducha cómo su pezón izquierdo se había retraído hacia dentro. E diagnóstico no se hizo esperar: cáncer de mama
Ernesto Herrero, tenía 61 años cuando un día notó en la ducha cómo su pezón izquierdo se había retraído hacia dentro. E diagnóstico no se hizo esperar: cáncer de mama - JOSÉ RAMÓN LADRA

Los hombres también sufren cáncer de mama

Es una rareza. Apenas el 2 por ciento de los tumores se desarrollan en un pecho masculino, pero el riesgo existe. Un bulto en la mama también es una señal de alarma para los hombres

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Todo empezó cuando su mujer le descubrió un pequeño bultito en el pecho. Santiago tenía entonces 37 años y dos niños muy pequeños. «Lo primero que pensé es que era un quiste sebáceo sin importancia, pero decidí consultárselo al médico. En el hospital me dijeron que no era nada, que me olvidara. Pero yo no podía olvidarme, el bulto seguía allí y aunque me sentía bien consulté con otro médico. Por segunda vez, me dijeron que no tenía importancia. Seis meses más tarde decidí ir a un cirujano para que me lo extirpara y acabara con aquel bulto molesto de una vez por todas. Entonces es cuando llegó la sorpresa. El análisis de la muestra reveló que era un tumor de mama maligno».

Santiago López todavía se indigna al recordar el rosario de especialistas que le examinaron sin que ninguno llegara a sospechar que un varón también podía tener cáncer de mama. «Yo hice lo que tenía que hacer como paciente. Consulté con un médico, no solo una sino tres veces. Y, pese a mi insistencia, mi diagnóstico se retrasó un año. Hoy estoy vivo después de un tratamiento muy duro, pero no sabemos lo que podía haber ocurrido si me hubieran tratado a tiempo».

Ernesto Herrero (74 años) tuvo más suerte. Su médico del centro de Salud nada más verle torció el gesto cuando vio cómo su pezón se había retraído hacia dentro. «"Nunca he visto nada igual", me dijo, y me envió sin dudar a un internista para que me valorara e hiciera una biopsia». Después, llegó lo más duro: cirugía, quimioterapia, caída de pelo..., y cinco años después una recaída que hoy está casi olvidada.

El cáncer de mama masculino es una rareza clínica. Por cada cien mujeres, apenas hay un varón afectado. Es una enfermedad tan femenina que el rosa sigue siendo el color que tiñe las campañas de prevención y es fácil que se escape a la sospecha de médicos no especializados. Se han hecho tantas campañas de concienciación, que no hay médico que no se alerte ante la presencia de un bulto anómalo en el pecho de una mujer. En cambio, en el varón, la primera sospecha casi siempre es un acúmulo de grasa.

Campañas para hombres

¿Debería ponerse ahora el acento en el varón? «Tengo mis dudas. Creo que hay que seguir haciendo el esfuerzo con mamografías y campañas de cribado en las mujeres, donde los casos siguen creciendo. O en programas para prevenir el cáncer de pulmón o colon con un gran número de afectados. Sin embargo, se debe divulgar el mensaje de que a los hombres también les puede ocurrir y que ante la aparición de un bulto sospechoso deben consultar con el médico», opina Laura García Esteve, responsable de la Unidad de Mama del CIOCC, en el Hospital Madrid Norte Sanchinarro.

En su consulta, como en la mayoría de las unidades de mama, los hombres suelen ser los acompañantes, no los pacientes. Cuando les toca cambiar su papel, lo viven sobre todo con extrañeza. Ningún hombre piensa que pueda tener esta enfermedad y algunos incluso como un ataque a su virilidad. No fue el caso de Santiago. «A mí no me afectó en absoluto. Mido 1,80, peso 90 kilos y mi aspecto es más parecido al de un boxeador o un jugador de rugby que a una bailarina del Bolshoi. Estoy muy seguro de mi masculinidad. He tenido un cáncer de mama, pero podía haber sido de un melanoma o cualquier otro tumor. Lo de menos es al órgano al que afecte. Eso era irrelevante», dice. Ernesto tampoco sintió nunca la necesidad de ocultar nada. «Mis amigos lo sabían. No he tenido nunca ningún tabú».

La «quimio» y a trabajar

Lo que sí era relevante era la enfermedad. «La angustia es la misma con cualquier cáncer, ya sea de próstata, de piel o de mama», señala Ernesto. «El tratamiento fue como una maratón», recuerda Santiago. «Intenté seguir adelante con mi vida, seguí trabajando, haciendo mucho deporte. Por la mañana me ponía la “quimio” y, por la tarde, me iba a trabajar. Ya estaba calvo antes de empezar el tratamiento, así que hubo compañeros que ni se enteraron de que estaba enfermo. Este es mi carácter, no quiere decir que no fuera duro ni que todo el mundo pueda llevarlo así. Lo mejor de esta historia es que me pasó a mí y no a mi mujer. Si le hubiera ocurrido a ella, probablemente no lo hubiera podido superar».

Por retraso en el diagnóstico o por desconocimiento, la mayoría de los varones acuden tarde al oncólogo. En general, el cáncer suele detectarse más avanzado que entre las mujeres. Eso no significa que fallezcan más porque la estadística indica que la supervivencia es similar.

Nada es muy diferente entre hombres y mujeres. «La patología es la misma y el diagnóstico, manejo y tratamiento debe ser el mismo», cuenta Antonio González, jefe de Servicio de Oncología Médica del MD Anderson Cancer Center de Madrid. La única diferencia sustancial es que en el caso del varón no se hacen cirugías conservadoras, la mastectomía (extirpación de la mama) siempre es radical, explica. Después, como en la mujer, el tratamiento oncológico se decide tras comprobar si existen mutaciones genéticas como la del gen BRCA2, si hay antecedentes familiares, si el tumor es hormonodependiente..., en definitiva tras conocer el tipo de tumor de mama. Los fármacos son los mismos, aunque todos los ensayos clínicos para demostrar su eficacia se han hecho en mujeres. «Hacer un ensayo clínico exclusivo con hombres es un concepto muy interesante, pero poco práctico. Nos costaría mucho reclutar a pacientes porque hay muy pocos», interviene González.

Lo que sí es obligatorio en los varones es hacer un estudio genético para saber si son portadores de una de las mutaciones genéticas conocidas para el cáncer de mama.

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