CIGARRILLOS ELECTRÓNICOS

El gobierno de EE.UU. alerta sobre los peligros de los e-cigarrillos para los adolescentes

El uso de cigarrillos electrónicos entre los alumnos de instituto estadounidenses ha crecido un 900% entre los años 2011 y 2015

MADRID Actualizado: Guardar
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Aún a día de hoy hay un gran número de dudas sobre la eficacia de los cigarrillos electrónicos –o e-cigarrillos– para ayudar a los fumadores a dejar el hábito tabáquico. Una incertidumbre que alcanza la categoría de discusión cuando se alude a la seguridad de estos productos, si bien las evidencias científicas que constatan que en ningún caso son inocuos resultan abrumadoras. Pero sobre lo que no cabe ninguna duda es que el uso de los e-cigarrillos está aumentando de forma alarmante entre la población joven y adolescente. O así sucede, cuando menos, en Estados Unidos, país en el que el consumo de estos productos por los menores que aún van al instituto se ha incrementado en un 900% en solo cuatro años –entre 201l y 2015–.

Tal es así que la Oficina del Cirujano General de Estados Unidos –esto es, la institución responsable de asesorar el Gobierno Federal en materia de salud pública– ha emitido un informe para alertar del peligro que supone esta situación. Y no solo porque puede echar por tierra las décadas de esfuerzo para reducir el consumo del tabaco ‘tradicional’, sino porque los e-cigarrillos suponen un serio peligro para la salud de la población que aún no ha alcanzado la mayoría de edad.

En palabras de Vivek H. Murthy, Cirujano General de Estados Unidos, «los cigarrillos electrónicos son a día de hoy la forma de tabaco más comúnmente utilizada entre los jóvenes de nuestro país, superando a los productos convencionales del tabaco como los cigarrillos, los puros, los chicles de nicotina y las cachimbas».

No son inocuos

De acuerdo con los datos del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el porcentaje de alumnos de instituto ‘vapeadores’ en el año 2015 se estableció en un 16% –frente a un 13,6% en el año 2014–. Es más; cerca de un 38% del total del alumnado de los institutos estadounidenses reconoció el pasado año haber probado en alguna ocasión los cigarrillos electrónicos. Y a todo ello se aúna que la cifra de jóvenes con edades entre los 18 y 24 años que ‘vapean’ de forma regular se ha más que duplicado en tan solo un año –entre 2013 y 2014–, llegando incluso a superar a la del total de consumidores de e-cigarrillos mayores de 25 años.

En este contexto, debe recordarse que los e-cigarrillos no contienen tabaco. Sin embargo, sí contienen nicotina, razón por la que son clasificados como ‘productos del tabaco’ por el gobierno estadounidense. De hecho, y de una manera similar a como ocurre con los cigarrillos ‘convencionales’, esta nicotina puede generar adición entre los consumidores, muy especialmente en aquellos cuyos cerebros, tal y como sucede en el caso de los adolescentes, se encuentran aún en fase de desarrollo.

Pero aún hay más: la nicotina también puede provocar daños en el cerebro de los menores. Y es que como alerta Benard Dreyer, presidente de la Academia Americana de Pediatría (AAP), «la mayoría de la población cree que el cerebro finaliza su desarrollo cuando se llega a una edad en torno a los cinco años, y es cierto que la mayor parte del desarrollo se acumula durante los dos primeros años de vida. Pero ya sabemos que los cerebros de los adolescentes se encuentran en una fase de desarrollo muy significativa, por lo que la nicotina, dado que es una neurotoxina, puede provocar problemas a largo plazo en los menores, caso de trastornos mentales, problemas del comportamiento y cambios en la estructura cerebral».

En consecuencia, y atendiendo a que «el cerebro de los adolescentes y los jóvenes adultos es más vulnerable a los efectos negativos de la exposición a la nicotina, como Cirujano general y como nuevo padre urjo a todos los progenitores a que se posicionen contra la utilización de los e-cigarrillos por la población joven de nuestro país», apunta Vivek Murthy.

Acabar con la epidemia del tabaco

Pero, ¿cuál es la razón por la que tantos adolescentes y jóvenes estadounidenses se han iniciado en el vapeo? Pues básicamente, la curiosidad. Y asimismo, la menor nocividad que presentan estos productos frente a los cigarrillos ‘clásicos’ y la posibilidad de evitar las restricciones del consumo del tabaco convencional en los espacios cerrados. Es decir, contrariamente a como se supone en el caso de los adultos mayores de 25 años, no se busca una herramienta para dejar de fumar.

Como refiere Vivek Murthy, «si bien los adultos afirman utilizar los e-cigarrillos como un dispositivo para la cesación tabáquica, no existe ninguna evidencia que avale la efectividad de los cigarrillos electrónicos como ayuda para dejar los cigarrillos convencionales entre los jóvenes».

Sea como fuere, el notable incremento del uso de estos productos pone en riesgo los avances logrados en la lucha contra el tabaco en el gigante norteamericano. Y es que si bien, como apunta el CDC, la cifra de estadounidenses fumadores ha caído por primera vez en el último medio siglo por debajo de los 40 millones, no hay ninguna evidencia de que el incremento del uso de los e-cigarrillos esté conllevando un aumento de la cesación tabáquica.

Como concluye Vivek Murthy, «la prevención del uso de tabaco en cualquiera de sus formas entre los adolescentes y los jóvenes es crítica para terminar con la epidemia del tabaco en Estados Unidos».

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