Fumar provoca alteraciones en los genes, algunas irreversibles
Fumar provoca alteraciones en los genes, algunas irreversibles - ARCHIVO
TABAQUISMO

Fumar altera los genes, lo que provoca un mayor riesgo de enfermedades y muerte

Comparados frente a los que nunca han fumado, los fumadores presentan alteraciones en cerca un tercio de los genes

MADRID Actualizado: Guardar
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El tabaco, no cabe ninguna duda, es muy nocivo para la salud. No en vano, fumar está considerado como el principal factor de riesgo para ‘lograr’ una muerte prematura. Y es que el consumo de cigarrillos daña, y mucho, la salud tanto a corto como a largo plazo. De hecho, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Nacional de las Ciencias de Salud Ambiental (NIEHS) de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH) muestra que el tabaquismo persistente y continuado conlleva alteraciones en más de 7.000 genes que contribuyen al desarrollo de las enfermedades relacionadas con el tabaco –caso, entre otras, de las enfermedades pulmonares y cardiovasculares, de la osteoporosis y del cáncer.

La buena noticia es que, como explica Stephanie J.

London, directora de esta investigación publicada en la revista « Circulation: Cardiovascular Genetics», «si bien nuestro trabajo enfatiza los efectos residuales a largo plazo del tabaquismo, también demuestra que cuanto antes se deje el tabaco, mucho mejor para la salud del fumador».

Y es que de acuerdo con los resultados, la cesación tabáquica hace que muchas de las alteraciones genéticas, y por tanto el riesgo de enfermedades asociadas al consumo de cigarrillos, desaparezcan. Pero se trata únicamente de una buena noticia ‘a medias’. Y es que algunas de estas alteraciones en los genes nunca llegan a desaparecer, por lo que el mensaje es tan claro como contundente: no hay que fumar.

Genes alterados

Para llevar a cabo la investigación, los autores analizaron las muestras sanguíneas tomadas a 15.907 personas, fumadoras o no, que habían participado en un total de 16 estudios para evaluar la posible presencia de alteraciones genéticas causadas por el tabaco.

Y exactamente, ¿qué buscaban los autores? Pues la presencia de ‘metilaciones’, esto es, la adición de uno o varios grupos metilo a una molécula, en este caso a la cadena de ADN. O dicho de otra manera, buscaban ‘cambios epigenéticos’: modificaciones que si bien no alteran la secuencia de ADN, cambian la forma en la que se expresan los genes contenidos en este ADN.

Como indica Stephanie London, «la metilación del ADN queda como una ‘firma’ a largo plazo de la exposición al tabaco y es un mecanismo potencial por el que el tabaco predispone a padecer enfermedades como las cardiovasculares o el cáncer».

Fumar tiene una amplia gama de efectos, por lo que no resulta especialmente sorprendente saber de estos efectos epigenéticos
Norman Edelman

Los resultados mostraron que, comparados frente a aquellos que nunca habían fumado, las personas que llevaban casi toda su vida fumando presentaban alteraciones –o ‘metilaciones’– en cerca de 7.000 de sus genes. Una cifra nada desdeñable dado que estos 7.000 genes suponen cerca de una tercera parte del total de los genes que tenemos los humanos.

Y llegados a este punto, ¿qué sucedió en el caso de los ex fumadores? Pues muchos de sus genes se habían ‘recuperado’ –o ‘desmetilado’– a los cinco años de dejar el tabaco. Sin embargo, y en comparación con los participantes que nunca habían fumado, los ex fumadores seguían arrastrando en sus genes algunas de las consecuencias del hábito. Y es que según muestran los resultados, algunas de las alteraciones genéticas asociadas al tabaco todavía eran patentes a las tres décadas de haber dejado de fumar.

Como refieren los autores, «incluso varias décadas después de haber abandonado el tabaco, el hábito sigue asociándose a un riesgo a largo plazo de distintas enfermedades. Y a este respecto, los cambios en la metilación del ADN parecen ser la posible razón para que esto ocurra».

Es más; la presencia de alteraciones en los genes podría utilizarse para identificar a aquellos fumadores o ex fumadores que aseguran que nunca han tocado el tabaco, lo que ayudaría a calcular su riesgo de padecer las enfermedades derivadas del consumo de cigarrillos. Como apunta Stephanie London, «podríamos usar este tipo de datos para estimar que gente ha fumado. Nadie te dice que fuma cuando no lo hace, pero muchos que fuman dicen que no lo hacen, por lo que podríamos utilizar estas señales o alteraciones para identificarlos».

¿Tabaco? Nunca

En definitiva, no hay que fumar. Y si ya se ha iniciado en este hábito tan sumamente nocivo, es fundamental, sino vital, que lo deje cuanto antes.

Como apunta Norman Edelman, de la Asociación Americana de Neumología (ALA), a propósito de los resultados del estudio, «algunos de los que alertamos de que el tabaquismo es un problema de salud pública entendemos que allá donde miremos todo está afectado por el tabaco. Muchos cánceres, enfermedades óseas, patologías pulmonares y cardiovasculares, problemas gastrointestinales… Fumar tiene una amplia gama de efectos, por lo que no resulta especialmente sorprendente saber de estos efectos epigenéticos».

Por tanto, concluye Norman Edelman, «el mensaje es que fumar tiene un impacto tan enorme como amplio sobre nuestros genes. Y si bien es cierto que la mayoría es reversible, alguno no lo es. Así, si Ud. fuma va a alterar su contenido genético en un modo que no es totalmente reversible».

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