Leucemia mieloide aguda
Leucemia mieloide aguda - WIKIMEDIA
LEUCEMIA

Nueva diana terapéutica para evitar que las leucemias reaparezcan tras el tratamiento

Las células de la leucemia mieloide aguda ‘roban’ las mitocondrias de las células sanas circundantes para producir energía y sobrevivir a la quimioterapia

MADRID Actualizado: Guardar
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La leucemia mieloide aguda (LMA) es un tipo de cáncer de la sangre que, causado por una maduración incorrecta de las células madre de la médula ósea que dan lugar a los glóbulos blancos –concretamente, a los leucocitos denominados ‘granulocitos’–, representa hasta un 40% de todos los casos de leucemia que se producen en el mundo occidental. Un tipo de leucemia que, prácticamente exclusivo de los adultos, resulta mortal a los cinco años del diagnóstico en hasta un 90% de los mayores de 65 años. Y es que si bien los fármacos quimioterápicos son inicialmente eficaces a la hora de erradicar la enfermedad, la LMA vuelve a aparecer en cerca de un 66% de los casos, resultando por lo general fatal.

Pero ahora, investigadores del Centro Mediterráneo de Medicina Molecular en Niza (Francia) han descubierto un nuevo mecanismo que explica por qué las células de la LMA son resistentes a los tratamientos, lo que abre la puerta al desarrollo de nuevas alternativas terapéuticas para esta devastadora enfermedad.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista « Blood», muestra que las células de la LMA son capaces de ‘robar’ las mitocondrias –esto es, los orgánulos responsables de la producción de energía– a las células sanas circundantes, logrando así una fuente energética que no solo les permite sobrevivir a la quimioterapia, sino incluso crecer de forma más incontrolada cuando finaliza el tratamiento, lo que explicaría la reaparición de la enfermedad.

Como explica Jean-François Peyron, director de la investigación, «existen múltiples mecanismos de resistencia a la quimioterapia, y es muy importante poder tratar todos ellos con el objetivo de eliminar todas las células de la leucemia. Así, el desarrollo de terapias dirigidas a proteger esta ‘transferencia’ mitocondrial podría suponer una nueva estrategia para mejorar la eficacia de los tratamientos actuales frente a la LMA».

Células ‘ladronas’

En el estudio, los autores analizaron el comportamiento de las células de LMA tanto en cultivos celulares como en modelos animales –ratones–. Y lo que observaron es que, si bien la mayoría de las células cancerígenas morían cuando eran expuestas a los fármacos quimioterápicos, algunas lograban sobrevivir. ¿Y cómo lo hacían? Pues lanzaban una señal de auxilio a las células sanas circundantes para que les ‘prestaran’ sus mitocondrias.

Como indica Emmanuel Griessinger, co-autor del estudio, «la mitocondria produce la energía vital para la célula. Así, y a través de la captación de mitocondrias, las células de la LMA que han sido dañadas por la quimioterapia pueden producir nueva energía para sobrevivir. Sería como recargar las baterías o repostar gasolina durante una parada en boxes».

Las células cancerígenas con más mitocondrias son también más resistentes a la quimioterapia
Emmanuel Griessinger

Es más; gracias a este ‘préstamo sin devolución’, las células de la LMA incrementan en un 14% su masa mitocondrial, lo que les permite aumentar en un 50% su producción energética y aumentar sus probabilidades de supervivencia. Y es que como apuntan los autores, «las células cancerígenas con una mayor cantidad de mitocondrias son también más resistentes a la quimioterapia. Un hallazgo que puede explicar por qué algunos tipos de cáncer son tan difíciles de tratar».

Diana terapéutica potencial

En opinión de los investigadores, los resultados ofrecen una nueva esperanza para el desarrollo de mejores tratamientos contra la LMA. Y para ello, ‘solo’ es necesario encontrar la manera de interrumpir la señal de auxilio que emiten las células cancerígenas o interrumpir la transferencia de mitocondrias por las células sanas. Y es que de esta manera se reduciría de forma muy significativa el riesgo de reaparición de la enfermedad.

Es más; como destaca Emmanuel Griessinger, «si bien nuestro estudio tiene implicaciones muy claras para la LMA, también podría aportar luz sobre lo que ocurre en otros tipos de cáncer. Y es que es muy probable que este mecanismo se encuentre igualmente presente no solo en otros cánceres de la sangre en los que se encuentre implicada la médula ósea, sino también en tumores sólidos».

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