Células de osteosarcoma
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OSTEOSARCOMA

El uso de nanopartículas podría resultar muy eficaz en el tratamiento del osteosarcoma

Un estudio llevado a cabo con perros demuestra la eficacia y seguridad de la administración de nanopartículas cargadas con fármacos para tratar el osteosarcoma

MADRID Actualizado: Guardar
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El osteosarcoma es un tipo de cáncer óseo que afecta sobre todo a varones con edades comprendidas entre los 10 y los 30 años. De hecho, y si bien también resulta frecuente en personas mayores de 60 años, el osteosarcoma se corresponde con el cáncer de hueso primario más común en niños y adolescentes. Un tipo de tumor que suele desarrollarse sobre todo en los huesos más largos –como el fémur, la tibia y el húmero– y cuya tasa de supervivencia a los cinco años en las fases avanzadas es de tan solo un 15-30%. Y es que contrariamente a como sucede con otras enfermedades oncológicas, los avances logrados en las últimas dos décadas en el tratamiento del osteosarcoma son muy limitados.

De ahí la importancia de un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (EE.UU.), en el que se describe la eficacia y seguridad de un nuevo sistema de administración de fármacos para tratar este devastador tipo de cáncer.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista « Proceedings of the National Academy of Sciences» muestra la eficacia y seguridad de la administración de nanopartículas cargadas con fármacos quimioterápicos en el tratamiento del osteosarcoma. O así sucede, cuando menos, en modelos animales –perros, que también padecen osteosarcoma de una forma natural y cuya biología es ciertamente parecida a la de los seres humanos.

Nanopartículas ‘dirigidas’

El estudio fue llevado a cabo con perros que, con un peso entre los 40 y los 60 kg, habían sido donados a la investigación por sus dueños tras haber desarrollado un osteosarcoma de manera natural. Es decir, contrariamente a como sucede con otros modelos animales, caso muy especialmente de los ratones, no se indujo el cáncer en los sujetos que iban a ser objeto de investigación.

Como explica Timothy Fan, director de la investigación, «nuestro objetivo era ver si podíamos evaluar este método de administración de fármacos no ya en ratones, sino en animales cuyo tamaño pueda simular lo que ocurre en los seres humanos. De hecho, el volumen de nanopartículas que acabamos administrando a los perros fue hasta un millar de veces mayor que la cantidad que daríamos normalmente a un ratón».

Nuestro método podrá ser empleado algún día en el tratamiento de los tumores esqueléticos metastásicos en humanos
Timothy Fan

Los resultados demostraron la actividad anticancerígena de la administración de nanopartículas cargadas con elevadas dosis de fármacos en perros con osteosarcoma. Todo ello sin ningún efecto secundario. Pero, ¿cómo es que las nanopartículas conocen el lugar al que deben dirigirse? Es decir, ¿por qué van directamente a la zona del tumor? Pues simplemente, porque están rodeadas de un fármaco de uso veterinario denominado ‘pamidronato’, que tiene preferencia por unirse a aquellas zonas en los que el hueso se encuentra degradado.

Como destacan los autores, «nuestros resultados son una ‘prueba de concepto’ de que las nanopartículas pueden ser utilizadas para tratar los tumores óseos en mamíferos de gran tamaño. Una estrategia que algún día podrá ser empleada en el tratamiento de los tumores esqueléticos metastásicos en humanos».

¿También en humanos?

Por lo que refiere específicamente al osteosarcoma, una de las principales diferencias entre perros y seres humanos es que cuando el animal llega a la clínica veterinaria ya presenta una fase avanzada del tumor. Es decir, el cáncer ya se ha expandido a otros órganos –la consabida ‘metástasis’–. No así en el caso de los seres humanos, en el que la posible presencia del tumor suele investigarse, y por tanto detectarse, ya desde la presentación de los primeros síntomas –fundamentalmente, de dolor.

En consecuencia, como destaca Timothy Fan, «partiendo de este hecho, podríamos decir que si hemos sido capaces de demostrar esta actividad anticancerígena en perros con enfermedad en fase muy avanzada, entonces es ciertamente probable que logremos una actividad equiparable, cuando no superior, en personas con un osteosarcoma en una fase más inicial de desarrollo».

Sea como fuere, concluyen los autores, «aún habrá que esperar unos cuantos años para que este sistema de administración de fármacos u otro similar pueda ser evaluado en humanos con osteosarcoma inoperable».

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