Premios ABC Salud

Hospital La Paz: Atención especial a las residencias

La unidad de Geriatría de enlace nació para responder a una necesidad que se puso de manifiesto especialmente durante la pandemia de Covid-19, la de una mejor atención sanitaria para los mayores instucionalizados

El equipo de Geriatría de enlace con las residencias del Hospital La Paz

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El drama vivido en las residencias de mayores al principio de la pandemia de Covid-19 puso de manifiesto la necesidad de mejorar la atención sanitaria en estos centros, donde conviven personas muy longevas y la mayoría con diversas patologías. Para ello, la Comunidad de Madrid puso en marcha en 2020 las unidades de Geriatría de enlace , con base hospitalaria, que han permitido un abordaje más eficiente, humanizado y a domicilio de los problemas de salud de los ancianos institucionalizados. No solo en los casos de manejo de brotes de Covid, sino de las diversas enfermedades crónicas asociadas a su edad avanzada. Dentro de estos equipos, la labor de la enfermera , como proveedora de cuidados y educadora en salud, cobra una especial importancia. Este año el premio ABC Salud a la iniciativa de Enfermería es para el proyecto de Enfermería de Enlace con las Residencias del Hospital Universitario La Paz.

Blanca Chaparro Jiménez, la enfermera del equipo de Geriatría de enlace en La Paz, se estrenó en el puesto a finales de abril de 2020, con su primera visita a una residencia. En total hay 38 centros, con una oferta de casi 3.400 plazas, que dependen de este hospital público madrileño. Había que valorar en qué condiciones estaban durante y después del primer brote de Covid, qué tipo de residencia eran, si contaban con recursos sanitarios (médicos o enfermeras) o se apoyaban en el centro de salud de referencia, su capacidad de gestión del aislamiento, situación epidemiológica, manejo de circuitos y la formación del personal, entre otras variables. «Nos encontramos que no todas tenían la misma capacidad de aislamiento, y la capacidad de obtención de material de protección para el personal era limitada. Lo fuimos perfeccionando a medida que hemos ido haciendo visitas », explica Chaparro.

Las residencias se clasificaron en tres tipos (A, B y C) según los criterios recomendados por la Sociedad Española Geriatría y Gerontología. Las residencias de tipo A son las mejor dotadas, constituyen el 30% del total y ofrecen más del 50% de las plazas. Más de la mitad (56%) son residencias de tipo B, con disponibilidad de recursos sanitarios limitados. El 14% restante corresponde a residencias de tipo C, carentes de recursos sanitarios, por lo que requieren un gran apoyo por parte de los servicios de atención primaria.

Una vez que empezó la desescalada, se mantuvo el seguimento y gestión de brotes que, aunque en menor medida, se han seguido dando en las residencias, y además se realizan visitas para comprobar que todo se hace de acuerdo a los protocolos: gestión de las visitas, mantenimiento de las distancias y uso de las mascarillas. También han participado en la realización de PCR y en la recogida de muestras para los estudios de seroprevalencia de Covid que la Comunidad de Madrid ha llevado a cabo en las residencias.

Atención a domicilio

Cuando el Covid dio algo de respiro, la Unidad de Geriatría de enlace, formada por cuatro geriatras y una enfermera, empezó a ampliar sus cometidos. Además de continuar con la vigilancia de la gestión del virus en las residencias, el siguiente objetivo fue llevar la atención geriátrica especializada a estos centros para evitar desplazamientos innecesarios al paciente . «Las personas institucionalizadas son pluripatológicas, toman una gran cantidad de fármacos y tienen un grado de dependencia instaurada importante física o cognitiva», recuerda Chaparro. El equipo de La Paz atiende las consultas de las residencias sobre deterioros cognitivos, pérdidas de peso progresivas, caídas de repetición o conciliación farmacológica, entre otras patologías propias de la edad avanzada.

La actividad de enfermería, en concreto, incluye desde la organización y planificación de la actividad presencial hasta labores de asesoramiento al personal de enfermería de las residencias sobre planes de cuidados en el manejo de diferentes síndromes geriátricos, herramientas de valoración geriátrica integral, valoración de úlceras por presión, técnicas de enfermería, etc.

Para evitar en lo posible sacar al residente de su entorno, y prevenir largos tiempos de espera en el hospital y la exposición a enfermedades de transmisión nosocomial, como el Covid, la enfermera de enlace coordina los ingresos programados. Además, está en contacto con los especialistas y con los centros de salud de referencia para que los casos se atiendan con la urgencia que precisen y en la consulta que proceda, incluso de forma telemática.

Con el mismo objetivo de minimizar riesgos y buscar el confort de los mayores, en determinados casos, si la residencia lo permite y cuenta con los recursos humanos necesarios, el paciente recibe tratamiento en su hogar de la misma forma que lo haría estando ingresado. Para ello, el hospital proporciona la medicación y material necesario. Se trata, en definitiva, de una iniciativa «encaminada a mejorar la calidad de vida de la persona. Es muy gratificante ver que funciona», afirma Chaparro, quien considera que el futuro está en apostar por «el desarrollo de la atención sociosanitaria y el modelo de autocuidado ». «Hay que potenciar la enfermería en las residencias para hacer un buen plan de cuidados que promueva el envejecimiento activo. Supone una inversión a largo plazo beneficiosa», asegura.

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