VIRUS ZIKA

Los efectos negativos del zika permanecen en los adultos

Un estudio realizado en ratones demuestra que los efectos negativos del virus Zika observados en recién nacidos humanos persisten en los adultos

Mosquito Aedes aegypti ARCHIVO

R. I.

Investigadores brasileños han descubierto que la infección por el virus del Zika en ratones lactantes provoca convulsiones y déficits a largo plazo en la estructura y el comportamiento del cerebro, que persisten hasta la edad adulta. Sus hallazgos, publicados en « Science Translational Medicine » respaldan la idea de que el virus del Zika podría alterar significativamente el desarrollo cerebral en los bebés infectados después del nacimiento , pero también revelan que existe una posible terapia para dichos efectos: así, la inhibición de una proteína de señalización puede reducir la gravedad de ciertas anomalías cerebrales.

La infección por el virus del Zika en las mujeres embarazadas puede dañar gravemente el sistema nervioso fetal en desarrollo, dando lugar a defectos de nacimiento como daño ocular y microcefalia, una afección caracterizada por una cabeza anormalmente pequeña. El virus del Zika es un arbovirus transmitido principalmente por el mosquito Aedes aegypti, pero también puede transmitirse por contacto sexual y transfusión de sangre. Los pacientes adultos infectados por Zika generalmente presentan síntomas leves como erupciones cutáneas, conjuntivitis, artralgia y fiebre leve que duran unos pocos días.

La infección por Zika en recién nacidos puede conducir a una serie de otras condiciones que no son tan inmediatamente evidentes como la epilepsia, si bien aún no se dispone de evidencia directa de estos cambios en animales. Para profundizar este tema, el equipo de Isis Nem de Oliveira Souza, de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (Brasil) han investigado las consecuencias neurológicas a corto y largo plazo de la infección por Zika en ratones recién nacidos.

Para ello infectaron con el virus ratones de tres días de edad y supervisaron su desarrollo conductual y neurológico hasta la edad adulta. Así, los autores encontraron que la mayoría de los ratones infectados desarrollaba convulsiones espontáneas tan solo nueve días después del nacimiento , siendo además más susceptibles a sufrir convulsiones inducidas químicamente en la edad adulta en comparación con los controles.

Además, los animales infectados demostraron una función motriz y una fuerza muscular reducidas durante las pruebas conductuales en la edad infantil y mostraron un deterioro de la memoria a corto plazo en la edad adulta. Estos déficits conductuales se acompañaban también de replicación viral persistente e inflamación en el cerebro.

El estudio revela que la inhibición de una proteína de señalización puede reducir la gravedad de ciertas anomalías cerebrales

El grupo también observó que, al igual que los bebés expuestos a la infección por Zika en el útero de su madre, los ratones jóvenes también tenían convulsiones espontáneas. Mientras que la mayoría de los ratones no desarrollaron convulsiones inmediatamente después del nacimiento, nueve días después de la infección, el 65% había tenido convulsiones y 12 días más tarde, más del 90% de los ratones presentaba episodios de crisis epilépticas.

Los ratones jóvenes respondieron muy bien al inhibidor del TNF-α. Encontramos que algunos animales tenían una reducción del 50% en el número de ataques, en promedio

Curiosamente, cuando los animales llegaron a la edad adulta ya no tenían convulsiones. Sin embargo, los ratones adultos seguían siendo propensos a las convulsiones provocadas por los productos químicos, lo que indica que a pesar de que las convulsiones espontáneas pueden haberse resuelto a medida que los animales crecían, el daño causado al cerebro es permanente. El momento de las convulsiones y el de la replicación del virus en el cerebro del ratón se superponen, lo que indica que las convulsiones pueden representar una respuesta del cuerpo a la actividad del virus.

Otra observación importante realizada por el grupo es que el virus se replica en el cerebro cuando los animales alcanzan la edad adulta, a pesar de que la mayoría de los síntomas se han resuelto.

Tratamiento

El grupo usó infliximab, un inhibidor de TNF-α, para investigar si sería capaz de detener las convulsiones en ratones jóvenes si se administraba poco después de la infección. Efectivamente, para a los 12 días infliximab había reducido significativamente el número de convulsiones en ratones jóvenes y la mayoría de los animales habían respondido bien al medicamento. «Los ratones jóvenes respondieron muy bien al inhibidor del TNF-α. Encontramos que algunos animales tenían una reducción del 50% en el número de ataques. Además, los animales adultos ya no eran susceptibles a las convulsiones inducidas por medicamentos», señala la investigadora Julia Clarke. Infliximab es un medicamento utilizado actualmente para tratar una gran variedad de enfermedades autoinmunes y es seguro para su uso durante el embarazo, si es necesario.

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