Artritis reumatoide: Dolor con esperanza

Detección precoz, reconocer síntomas y hábitos saludables, claves en esta enfermedad autoinmune y crónica que se puede tratar de manera eficaz consiguiendo su remisión

Los principales síntomas de la artritis reumatoide consisten en dolor e inflamación de las articulaciones o rigidez tras un reposo prolongado ABC

Charo Barroso

Dolor en las articulaciones , hinchazón, rigidez, pérdida de movilidad... cerca de 400.000 españoles (casi el 1% de la población) convive con la artritis reumatoide (AR). Con cuadros iniciales similares a otras enfermedades reumáticas como la artrosis -que puede complicar un diagnóstico claro en sus primeras fases- se trata de una enfermedad autoinmune y crónica .

«A día de hoy se desconoce su causa. El sistema inmune ataca a las articulaciones produciendo inflamación y dañándolas. Existe predisposición genética y factores que la disparan como el tabaco o alteraciones en la flora periodontal e intestinal», explica Paloma Vela, Jefa de Sección de Reumatología del Hospital General Universitario de Alicante, quien no obstante deja claro que en la mayoría de los casos « se puede manejar de forma muy eficaz , permitiendo que los pacientes tengan una vida prácticamente normal».

Afecta a personas de cualquier edad y sexo, aunque es algo más frecuente en mujeres y la edad media de aparición se sitúa entre los 45 y 55 años . Presenta manifestaciones clínicas muy amplias y variadas que abarca desde formas leves hasta graves. «Aunque el curso es variable, generalmente se presenta con inflamación y dolor articular permanente, pudiendo aparecer episodios de mayor inflamación en forma de brotes. Si no se actúa, la enfermedad tiende a progresar causando daño articular irreversible», explica Vela.

Sus principales síntomas consisten en dolor e inflamación de las articulaciones o rigidez tras un reposo prolongado como puede ser a la hora de levantarse por la mañana, lo que conlleva dificultades para realizar actividades cotidianas. Muñecas, nudillos, pies, codos, hombros, tobillos... suelen ser las zonas más afectadas. La inflamación se produce en la membrana sinovial que recubre las articulaciones y que permite unir un hueso con otro, aunque también daña las articulaciones y los tejidos cercanos como tendones o músculos. Asimismo, puede implicar la aparición de bultos o nódulos duros debajo de la piel en zonas próximas a las articulaciones.

Enfermedad sistémica

No obstante, la doctora Vela aclara que se trata de una enfermedad sistémica que puede afectar a otros órganos de manera extraarticular, ya que «con el paso del tiempo puede afectar al corazón, los pulmones, los ojos y también a vasos y nervios». El derrame pleural es la manifestación pulmonar más frecuente o la neumonitis. Pero además, «las personas con AR suelen presentar un aumento de problemas cardiovasculares, por lo que es muy importante que controlen factores de riesgo como la tensión arterial o el colesterol», aclara Vela, quien insiste en la importancia de mantener hábitos saludables como una buena alimentación, la actividad física y no fumar.

La AR puede confundirse con enfermedades reumáticas como el lupus eritematoso, la artritis psoriásica, la gota o la artrosis. Esta última se produce por el uso excesivo de alguna articulación, un traumatismo, una mala alineación de la articulación y el hueso, provocando un desgaste del cartílago. El dolor se produce cuando se mueve la articulación y no en reposo, como sí sucede con la artritis reumatoide.

Para saber si se padece AR será necesario un estudio clínico por parte del médico especialista. Vela insiste en la importancia de «establecer lo antes posible un diagnóstico precoz, ya que aumenta la probabilidad de controlar la inflamación de las articulaciones e incluso conseguir la remisión de la enfermedad. Ante la aparición de los síntomas descritos hay que consultar al médico para poder iniciar el tratamiento adecuado». En este sentido, esta especialista señala los grandes avances que se han realizado al respecto: «Todavía no disponemos de medicina personalizada, pero podríamos decir que contamos con un pret a porter con costurilla. Tenemos cerca de una veintena de fármacos diferentes para poder dar el tratamiento más adecuado a cada paciente».

Con la colaboración de Pfizer.

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