Ancelotti y Paul Clement, un ayudante que conoce muy bien los problemas e inquietudes de cada futbolista
Ancelotti y Paul Clement, un ayudante que conoce muy bien los problemas e inquietudes de cada futbolista - óscar del pozo
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Consulta en el diván de Ancelotti

El técnico ha dialogado con cada jugador para solventar el único problema que observa: «Que vuelvan a creer en ellos»

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El mundo del fútbol es distinto a todos. No es nada «democrático». Los jugadores que se sienten iguales que los demás no sirven. Para triunfar, los equipos grandes necesitan futbolistas que se lo crea. que se sietan superiores al enemigo. Entiéndanlo, no es cuestión de ser soberbios, sino de confiar en tu calidad. Solo así es cuando un profesional puede desarrollar toda su clase. Los hombres de Ancelotti juegan con el freno echado, sin arriesgar, dominados por la desconfianza, desde que el Atlético les eliminó en la Copa. El 2-0 del día 7 de enero hizo mucho daño. Hubo una dura crítica interna en el club. Y el 2-2 del Bernabéu confirmó la entrada en dudas de los blancos. Una falta de fe en su propio nivel que el 4-0 del derbi confirmó hasta límites inesperados.

Cuando Florentino Pérez le pidió explicaciones a Ancelotti, el técnico profundizó en el quid de la cuestión. No había un problema de forma física, sino de desconfianza. Y se puso a rescatarla. Junto a Paul Clement y Fernando Hierro abordó la crisis con charlas individuales con sus pupilos para que recuperaran la soberbia futbolística.

Los jóvenes han sido el principal foco de atención del cuerpo técnico. Las críticas a las fiestas de cumpleaños posteriores a la debacle del derbi pusieron tensa a la plantilla y los noveles podían ser arrollados por la situación. Illarra, Nacho y Varane, titulares en los últimos partidos, eran la primera misión del «diván psicológico». Después, todo el grupo fue avisado de la tensión externa del examen frente al Deportivo, que podía generar nervios en pleno encuentro. Cristiano Ronaldo, Casillas, Bale y Benzema estaban señalados tras el 4-0. Había que manejar la situación con experiencia.

El entrenador sabe que ese trabajo no será un flor de un día. Dará frutos progresivamente. Sus hombres, ante el Deportivo, comenzaron a soltar lastre. «Sucedió lo esperado». Se jugó mal, hubo exceso de tensiones y ganó por destellos de calidad. Pero el jefe les ha dicho con realismo que el miércoles deben haber soltado todo el lastre, aunque todavía no jueguen con la seguridad del mes de noviembre, porque la Champions no admite fubolistas dubitativos, y menos al campeón vigente. Recuperar esa seguridad íntima de cada hombre es el objetivo.

La advertencia ha sido tan cruda como simple. El «allenatore» necesita un equipo aguerrido para soportar los embates aéreos del Schalke, tan débil por calidad de juego como óptimo en el remate por alto. Es lo único que tiene el once alemán. Y no debe dejar explotarlo. Hay que tener el balón, dominar la situación y controlar la eliminatoria desde el partido de ida.

El mejor jugador del Real Madrid actual, Isco, piensa que no hay mal que por bien no venga y afirma que el fracaso ante el Atlético ha servido de cura de humildad.

Ancelotti reflexiona que esa cura de humildad está bien, pero un día. Es válida para poner de nuevo en alerta a los futbolistas. Para decirles que tras el récord de veintidós victorias consecutivas no habían ganado nada. Ya se lo dijo el míster a todos en diciembre. Ahora, vistas las orejas al lobo, «hay que volver a ser caníbales en el campo», como lo eran en octubre, noviembre y diciembre. La cura de humildad se acabó. Juguemos de nuevo pensando que lo hacemos bien. Arriesguen. Presionen y defiendan con el sacrificio que nos permitió ganar veintidós partidos seguidos y todo volverá a ser como antes. No duden de sí mismos». Es el mensaje que Ancelotti ha dado a todos sus pupilos.

Opina que si el equipo vuelve a morder con el esfuerzo del año pasado, los resultados regresarán. Y señala que el Madrid debe jugar con la velocidad punta de antes, pues «la calidad surge con mayor facilidad» al ritmo que los blancos impusieron durante tres meses inolvidables que engañaron a muchos. Lo anticipó el italiano: «Los récords no valen, solo los títulos».

Eso les ha inculcado en la cabeza a sus futbolistas: «¡Eh! Somos líderes en la Liga, nadie nos ha quitado de ahí, y tenemos todas las opciones en la Champions». Es el mensaje subliminal: «Somos primeros». Así les quiere Ancelotti, que se sientan los primeros, los mejores. «La Copa de Europa te exige orgullo, no dudas. Hay que demostrar quien eres». Gelsenkirchen será un examen de situación.

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