Cádiz

Vídeo: Las cicatrices del Puente Carranza

En la superficie se perciben sus arrugas, pero precisamente, debajo de sus vestiduras se ocultan los mayores queloides, sus grandes costurones

EL PLAN DE TRÁFICO TRAS EL CIERRE DEL PUENTE CARRANZA: ITINERARIOS Y ALTERNATIVAS

El puente Carranza cerrará el 17 de marzo

El puente Carranza no quiere la prejubilación

Puente José León de Carranza. Vídeo: J. m. a. / fotos: F. J.
José María Aguilera

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Cumple más de medio siglo y las arrugas marcan su rostro cuarteado por el sol y el agua del mar. Líneas que son cicatrices, testigos del paso del tiempo, evidencias de una vida dura de mucho trajín, de enorme trabajo ante la falta de alternativas. Esas señales tan perceptibles se vislumbran más auténticas en su cara oculta, la que permanece debajo de la que muestra al mundo.

Esas heridas han profundizado tanto que necesitan de la intervención externa, de una operación que no sólo maquille su semblante sino que repare su estructura. El Puente Carranza, José León de nombre, pasa por el quirófano y se somete a las pruebas de remodelación más relevantes de sus 55 años de historia.

Las obras arrancan este domingo 17 de marzo, día de San Patricio, a las 21 horas (momento en que se cortará el tráfico durante cuatro meses). Se procederá a operaciones de sustitución de vigas en el vano 30 (el espacio que se deja en las construcciones), una intervención que supone un gasto de más de tres millones de euros por parte del Ministerio.

Debajo del puente Carranza

En su superficie se observan los achaques. Vallas herrumbrosas por la maligna conjugación de los años y este clima, esta humedad de Cádiz que cala hasta los hierros. Más una existencia prolija y turbulenta, pues sobre sus pies ha combustionado gran parte del malestar de nuestra ardiente sociedad, en esos conflictos laborales donde ardía su torre y hasta sus piedras. Golpes que se han ido parcheando después de cada batalla, de cada pedrada.

Ahora la intervención es mucho más alevosa y requiere un reposo total durante cuatro meses. En esta ocasión deja otras opciones. Porque es más que chapa y pintura. Precisamente, debajo de sus vestiduras se ocultan los mayores queloides, sus grandes costurones. Desprendimiento, herrumbre, óxido, el hueso asomando entre los pliegues.

Los responsables aseguran que el cierre inminente se debe al «grave peligro existente». No se va a derrumbar, hoy o mañana, después de todo lo que ha aguantado, pero el desgaste ya penetra en la piel y se ha aferrado a la columna. Sus pilares presentan peor aspecto que el tablero. La bajamar destripa aún más sus estructuras, al descubierto al descender las aguas y dejar al desnudo sus tobillos.

Labor de traumatólogo, no de cirujano plástico, este nuevo resanado le permitirá a su vez recuperar la lozanía de sus mejores años. Un breve paso por el 'taller' para unos ajustes relevantes y necesarios. La parada técnica que se dice. Este domingo el Carranza se va de puente. Y bien merece el descanso.

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