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Protocolo Haru: la iniciativa pionera de Puerto Real para que las mascotas puedan «despedirse de sus dueños»
El objetivo es que«el animal entienda que esa persona ha muerto para que pueda seguir su vida sin ansiedad, sin sentirse solo ni mal»
El acuerdo para impulsar la medida fue alcanzado por el Ayuntamiento de Puerto Real y CEMABASA
«Los animales se tienen que despedir de sus dueños en vida», valora una facultativa
20 años sin Canelo, el perro hecho leyenda urbana de lealtad
Puerto Real
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Iniciar sesiónHaru es una palabra japonesa que significa primavera. Esta estación del año dio nombre a un gato abandonado que se cruzó en la vida de Virginia Mena, concejala de Bienestar Animal del Ayuntamiento de Puerto Real. «Era un gato muy viejo, había sido atacado y estaba desnutrido; lo habían abandonado mayor. Cada vez que llegaba a casa, me esperaba en la puerta». Su historia fue la inspiración para impulsar un protocolo pionero en los cementerios españoles, basado en que «las mascotas puedan despedirse de sus dueños». «Un día pensé: ¿Qué pasaría si yo no regreso más a casa? Va a pensar que lo han vuelto a abandonar», explica la responsable de Bienestar Animal. La idea se tradujo en el Protocolo Haru, que desde hace unos días se ha puesto en marcha en el Cementerio Municipal San Roque de Puerto Real, gracias a un acuerdo entre el Consistorio puertorrealeño y el Cementerio Mancomunado Bahía de Cádiz (CEMABASA).
El objetivo de la iniciativa es que «el animal entienda que esa persona ha muerto para que pueda seguir su vida sin ansiedad, sin sentirse solo ni mal». Irremediablemente, la memoria conduce hasta el recuerdo de Canelo, el perro que esperó 12 años en la puerta del Hospital Puerta del Mar a que su dueño, que había fallecido, saliera. En 2004, dos años después del atropello que le causó la muerte a Canelo, una de las calles que rodean el hospital fue bautizada con su nombre, en reconocimiento a su fidelidad.
«La historia habría sido completamente distinta si a Canelo le hubieran dejado despedirse de su humano. Se pasó toda la vida en la puerta del hospital esperando, y eso que lo llevaron a una casa, lo intentaron adoptar, pero eso él no lo comprendía porque, digamos, ese ciclo no lo había pasado, no había pasado página», afirma Virginia Mena, quien asegura que «está científicamente demostrado que los animales entienden la muerte como un proceso más de la vida, lo que no entienden es el abandono».
El protocolo pretende compatibilizar «la despedida animal con la seguridad del resto de usuarios de las instalaciones, la higiene y la seguridad de los trabajadores de CEMABASA». Por tanto, para poder utilizar estos servicios, la persona interesada, y que se hará responsable en todo momento de la mascota, debe rellenar un documento donde se acredita que el anima está vacunado con «todas las vacunas reglamentarias» y debe llevarlo atado y con bozal, en el caso que sea necesario.
«Se espera a la disponibilidad del momento más propicio, cuando el fallecido va a ser enterrado o cremado. Un trabajador de CEMABASA acompaña a la persona responsable del animal para que se despida dentro de las instalaciones interiores», argumenta el gerente de CEMABASA, José Luis Ferrer, quien explica que «se abre el ataúd y el perro huele a la persona fallecida y entiende que ha fallecido y que ha pasado por la etapa final de la vida. Y entonces asume, según me han explicado, el fallecimiento y pierde la ansiedad porque los animales en la naturaleza conciben la muerte perfectamente porque es el ciclo natural de la finalización de la vida».
Todo el proceso se hace de manera «íntima», dentro de las instalaciones de CEMABASA. «En el lugar habilitado, no habrá nadie más que el trabajador o trabajadora, la persona responsable del animal y el propio animal», explica la concejala, que asegura que el acto es «muy sencillo».
Según la responsable de Bienestar Animal, el pueblo de Puerto Real ha recibido la medida con los brazos abiertos. «La acogida ha sido muy buena. Los habitantes de Puerto Real tienen sensibilidad, casi todas las familias tienen o algún tipo de animal, algún perro, un gato... Y la muerte está ahí». En esta línea, el gerente de CEMABASA sostiene que la nueva medida tiene «demanda». «Es normal, sabemos que ya los animales para muchas personas son uno más de la familia».
«Los animales se tienen que despedir de sus dueños en vida»
Aunque la medida es pionera en los cementerios, varios hospitales españoles permiten que las mascotas puedan visitar a sus dueños, que se encuentran en cuidados paliativos o en fase terminal. «Los animales se tienen que despedir de sus dueños en vida. Promover que, tanto si se muere en casa como en el hospital, el animal pueda estar con el paciente en ese momento», valora una facultativa, quien defiende que «el animal no entenderá nunca jamás la desaparición de la persona». Además, añade que para acompañar a su dueño es necesario que el animal esté en unas condiciones de salud adecuadas y «no tener ninguna patología ni ninguna falta de vacuna o desparasitación».
En este sentido, la responsable de Bienestar Animal del Ayuntamiento de Puerto Real afirma que le parece una «idea maravillosa» que «queremos también hacer aquí», pero conlleva un «procedimiento más largo».
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