narcotráfico cádiz

La historia del 'capitán David', el azote de los narcos del Estrecho

El teniente coronel procesado por un asunto en investigación de Asuntos Internos se ha distinguido durante casi dos décadas por su férrea batalla contra el narcotráfico en toda la provincia de Cádiz

Quienes han trabajado con él destacan su «entrega absoluta» y defienden su «integridad profesional», lo que le ha costado estar en el centro de la diana de los traficantes, que incluso pusieron precio a su cabeza

Cientos de mensajes clandestinos entre narcos demuestran la enemistad que se ha granjeado entre estos delincuentes

El juez deja en libertad al exjefe Antidroga de Guardia Civil con obligación de comparecer cada mes

Pantallazos de whatsapp hablando sobre el 'capitán David', como le llaman los narcos. La Voz

M. Almagro

El procesamiento del teniente coronel de la Guardia Civil y jefe del OCON Sur de lucha contra el narcotráfico entre los años 2018 y 2022, David Oliva, ha caído como una bomba y causado una ola de opiniones y recelos sobre lo que puede o no haber detrás de esta investigación por la que este miércoles este oficial con cientos de detenciones e incautaciones a su espalda está llamado a declarar ante la Audiencia Nacional.

Será allí donde tenga que manifestar lo que le pregunten y aclarar cuántas dudas haya pero en sus veinte años de batalla contra el narco en Cádiz lo que está claro, y documentado, es que lo que se ha ganado ha sido la enemistad de todos aquellos a los que ha puesto contra las cuerdas una y otra vez.

Por ello, precisamente, «por su perfil, su insistencia y disposición», y según repiten los que lo conocen bien, le encomendaron una de las misiones más complicadas que había «mientras otros miraban para otro lado»: ponerse al frente de una nueva unidad especializada de la Guardia Civil, el Ocon Sur, para frenar las duras embestidas que se estaban produciendo en el Campo de Gibraltar con continuas entradas de 'gomas' cargadas hasta arriba de hachís, constantes apedreamientos y agresiones a todas las fuerzas policiales, mofas y altanería sobre lo que eran capaces, y un problema que amenazaba con enquistarse en la zona.

Además se estaba creando una gran alarma social y de seguridad a raíz de hechos tan patentes como el fallecimiento de un policía local de La Línea, la dura muerte de un niño arrollado por una lancha, o la vergonzante y recordada escena del asalto y fuga de un hospital para liberar a uno de estos amigos de los alijos que estaba detenido. Hacía falta reforzar lo que ya se hacía, que era mucho, pero la lacra se había intensificado, había rebasado todos los límites y se necesitaba más.

Y, entre otras medidas, para la creación de esta nueva unidad contaron con Oliva y él asumió la misión. Su lucha contra el mundo oscuro del narco le había llegado ya siendo teniente en Barbate a finales de 2000. Entonces los tiempos de los 'clásicos' como Antón y su desfachatez ya estaban algo más calmados pero los coletazos del hachís y del daño que todos estos traficantes locales hacían al pueblo continuaban, no solo en las entradas y salidas de fardos, sino también en un dañino trapicheo que aún persiste.

Una de las personas que compartió tiempo con él en esas lides cuenta como ya entonces Oliva comenzaba a destacar: «Siempre estaba ahí. Es de los pocos oficiales que está con los suyos sobre el terreno y que asume la responsabilidad como coordinador y como jefe, no se esconde, no tira de galones para excusarse y no perder prebendas, está donde se le necesita y toma decisiones si hace falta», afirma este agente.

«Estando allí empezó a ver como a pesar de que deteníamos a los 'malos' éstos seguían poco después con su vida normal, rodeados de riqueza y se comprometió a poder impulsar las investigaciones patrimoniales. Para que realmente fuera efectivo. Si les quitas la droga pero no el dinero que ganan con ella, ¿de qué vale?. Ahí comenzó el odio que le tiene toda esta gente», cuenta otra fuente.

Y así con la necesaria experiencia que da el pisar el fango con las botas de uno mismo se trasladó a la Comandancia gaditana como teniente del EDOA y su afrenta contra el narco continuó, asumiendo posteriormente la capitanía de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de este mismo acuartelamiento hasta 2014.

Las operaciones que realizó junto al resto de su equipo supusieron grandes reconocimientos. Y medallas. «Eso creó muchísimo malestar. Comenzaron también las envidias», aseguran. Fue entonces cuando se le envió a Zaragoza, y después a Málaga, donde siguió persiguiendo con ganas entre otras cosas el blanqueo del narco, un asunto muy difundido y perseguido en toda la Costa del Sol. Luego tomó las riendas del OCON y tras su 'silenciado' desmantelamiento el año pasado regresó a Málaga donde permanece como teniente coronel.

Y en todo este tiempo sus pasos han sido seguidos de cerca por quienes lo intentan controlar. Él lo sabe. Por los mismos que hace unos años llegaron a poner precio a su cabeza. Uno que lo hizo o al menos lo verbalizó fue un piloto de narcolanchas de Sanlúcar, de sobra conocido, que estando ya en prisión por meter alijos por la desembocadura del Guadalquivir quiso así amedrentarlo.

Una de las operaciones antidroga dirigidas por el teniente coronel. La Voz

«Si está el capitán David no entramos»

«Ha sido siempre el terror del narco», cuenta una fuente cercana. De ahí que por ejemplo se escuche su nombre en multitud de intervenciones telefónicas como una a la que ha tenido acceso este periódico y en la que se oye claramente como en una reunión de un conocido 'capo' con sus compinches éste insiste en preguntar si «está o no el capitán David» para ordenar si se mete una partida de droga por un punto u otro del Estrecho. Se le escucha agobiado. Es más. Lo confiesa. «Me gusta 'trabajar' por mi zona (La Línea) pero ahora nos tienen asfixiados, no hay manera».

«Su figura ha sido tal que sabemos que tenían controlados todos los coches que llevaba. Sabían cuáles eran y se avisaban entre ellos. 'Mañana parten puertas', se decían». Y así también lo confirman algunos de estos chats clandestinos consultados por LA VOZ donde se refieren al ahora teniente coronel de manera evidente. «¿Ese quién es?», se preguntan en relación a un coche que han 'fichado'. «El tal David, el que más gente ha metido presa en todo Cádiz», se contestan. «El perro ese».

«Ha mandado a 130 personas que vendimos nuestra alma al diablo, trabajando más de trece horas al día porque teníamos una misión clara y un ejemplo en él que era el primero que se metía en el agua a por un fardo si hacía falta. De los pocos oficiales que salen a la calle y no mandan desde un despacho. Y no estábamos por las dietas, no se aguanta tanto así, estábamos por una tarea que se nos había encomendado... a pesar del riesgo, el perjuicio y tantas y tantas ausencias para nuestras propias familias».

Y las cifras hablan. Cientos de detenciones, miles de kilos de droga aprehendida, bienes y cuentas bloqueadas, y numerosas investigaciones trabajadas y llevadas ante la Fiscalía y el juzgado como la que, precisamente, en estos días sienta en el banquillo de los acusados al clan de los Castañas, señalados como uno de los grupos que más droga ha llegado a meter por esta puerta sur de Europa.

Y mientras todo esto ocurre, y en estos momentos complicados, la defensa que se le hace desde dentro al 'capitán David' parece firme. «Su trabajo ha podido despertar determinados celos y envidias y todo esto lo único que da es mala imagen a la Guardia Civil en unos tiempos además en los que ya está muy dañada por otros asuntos. Su trabajo y su integridad son incuestionables».

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