SUCESOS

El enfado de Luis por el ruido de las gallinas acabó en crónica negra en Zahora

Los análisis genéticos de unas muestras de sangre encontradas cerrarán la investigación que la Guardia Civil está realizando sobre este crimen ya casi resuelto

Los problemas del supuesto asesino con Eduardo, la víctima, por los animales que tenía en su finca, venían de lejos

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Dolor e incredulidad en Zahora tras la tragedia: «Se le ha ido la cabeza y ha destrozado dos familias»

Lugar donde se cometió el crimen en Zahora. p. ortega
María Almagro

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Maniático, conflictivo, testarudo, especial... así califican los vecinos de la pequeña y paradisíaca Zahora a Luis 'El Cachila', 58 años. Pero, ¿tanto cómo para acabar con la vida de otra persona y con la suya propia? ¿Así? ¿A escopetazos... a sangre fría?. Pues parece que sí. Aunque, también, cuentan que ya traía «loca la cabeza». Problemas personales y también de hábitos le pudieron llevar hasta ese punto de no retorno en el que fue capaz de empuñar uno de sus rifles, un clásico Winchester, hasta matar.

La víctima era Eduardo, su vecino. Con él mantenía peleas habituales por el ruido y las molestias que le ocasionaban los gallos, gallinas y pavos que tenía el segundo de ellos en su corralito de campo. Un hombre de 57 años, cordial, querido en la zona, padre de dos hijas y cuyo cuerpo sin vida encontró su mujer tirado en el huerto. Los impactos fueron mortales. No se pudo hacer nada por salvarle.

Todo sucedió este sábado pero venía de antes. Así lo han confirmado algunos vecinos y también amigos del inculpado que insisten en que se empecinó con lo de los animales. «No lo soportaba». Tanto que, al parecer, le había hecho ya alguna amenaza al respecto.

Pero fue este fin de semana cuando explotó. Según fuentes de la investigación, por la mañana el presunto homicida volvía de la feria de Medina y se encontraba a Eduardo en una venta cercana. Allí volvían a discutir del tema. La víctima lo dejaba en el lugar «cabreado» y se iba para su casa. No quería más problemas.

Pero a las horas encontraban su cadáver. Presentaba varios disparos. Como ya indicó la Guardia Civil, los impactos corresponden a balas del calibre 22 y de una escopeta de calibre 12. Unas armas que pueden ser fácilmente propiedad de un cazador y, además, calibres que dan unas claves determinantes en la investigación ya que los informes de criminalística que se hacen al respecto analizan pronto esta coincidencia. Luis es cazador y le figura la licencia de escopetas y rifles.

Amenazas y búsqueda

Una vez que se da la alerta del cadáver y se constata que se trata de una muerte violenta se busca de inmediato quien puede haberla provocado. Las pesquisas las coordina la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Cádiz. El hilo que van recogiendo les conduce hacia la casa de al lado. La familia de la víctima ha sospechado enseguida de su vecino y así se lo han comunicado. Había desavenencias previas y amenazas directas y claras. De esa misma mañana incluso.

De esta forma, la intervención -con el permiso judicial correspondiente- es rápida para evitar que se destruyan pruebas. Los agentes realizan el registro de la vivienda del primer y único sospechoso. Buscan a Luis pero no está. Sin embargo sí hallan unas fundas de armas largas -precisamente de las que se pudieron utilizar- y manchas de sangre.

Continúa la búsqueda y se hace de noche así que el dispositivo se reanuda a las primeras horas de sol del domingo. Es entonces, cuando una patrulla del puesto de Medina Sidonia que participa en un amplio operativo pasa por el conocido camping San José cuando escuchan un disparo. Los agentes se refugian porque no saben si el ataque es contra ellos. Y puede serlo. De repente ven a un hombre vestido de cazador parapetarse. Los patrulleros intentan que pare, pero no lo hace. Decide quitarse la vida.

Con la víctima ya fallecida y también muerto su presunto autor en tales circunstancias, la investigación está casi concluida. Según fuentes consultadas por LA VOZ el estudio que se concluya del ADN, del perfil genético de la sangre encontrada, podría ya cerrar este caso. Si, ya como última prueba, esas muestras son de Eduardo y si, también, las balas encontradas en su cuerpo o en la escena del crimen salieron de las escopetas y el rifle de ese vecino enfadado que, de forma tan violenta, decidía este sábado quitarle la vida.

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