Un polvorín de garrafas de gasolina para narcolanchas, en pleno casco urbano de Chiclana

Continúan produciéndose las incautaciones de decenas de litros de gasolina almacenada en cientos y cientos de garrafas porque, con la evidencia de los hechos, sigue produciéndose el contrabando de quienes las surten. Las bandas dedicadas al 'petaqueo', la que dan provisiones de combustible y de lo que necesiten a los narcotraficantes, no frenan en su empeño. Y lo hacen en aquellos puntos donde la llegada o salida o aproximación a costa de las grandes semirrígidas es más plausible.

Como ocurre en Chiclana, tal y como viene relatando este periódico desde hace más de dos años. Los caños de la zona son un 'punto negro' de estas narcogasolineras, como también todas las orillas que dan acceso a ellos. En esta ocasión ha sido ya en las proximidades del río Iro donde la Guardia Civil ha intervenido para volver a intentar parar a estas collas.

Ocurría la mañana de este pasado 25 de mayo cuando en el cuartel de Chiclana empezaron a recibir avisos de ciudadanos que advertían de la aparición de un importante número de garrafas con gasolina que estaban esparcidas por el río Iro. Así los agentes se dirigieron al lugar y vieron que era cierto por lo que llamaron a los bomberos para la retirada de estas petacas debido a su importante daño medioambiental.

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Además se han intervenido hasta tres embarcaciones

Además iniciaron una batida ante la sospecha que por las cercanías podría haber un punto de suministro. De esta forma hallaron la 'guardería' (el lugar de almacenaje) empleado por estas organizaciones. En una antigua granja y en pleno casco urbano había ocultas 251 garrafas. También una neumática y dos motores fuera borda.

Con esta nueva intervención, desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) se vuelve a advertir de los riesgos a los que se está exponiendo la ciudadanía debido a la proliferación de grupos de 'petaqueros'. En esta ocasión un auténtico 'polvorín' en pleno casco urbano de Chiclana donde se almacenaba, sin ningún tipo de control ni seguridad ni, por supuesto, permiso, tal cantidad de gasolina (unos 6.200 litros). E incluso se guardaban junto a ellas piezas mecánicas.

Hay que recordar que ya van varias actuaciones y persecuciones por el centro de la ciudad, en casco urbano, zonas residenciales, en las que las furgonetas en las que llevan esas garrafas de un sitio a otro han salido ardiendo. De hecho, en una de ellas, el vehículo llegó a explotar.

Por otro lado también se denuncia el deterioro medioambiental que esta práctica ilícita está produciendo en lugares que, en muchos casos, están especialmente protegidos por su gran riqueza biológica.