Concert Music Festival
Alejandro Fernández abre en Chiclana su gira española con un derroche de pasión mexicana
Crónica
Con traje charro de gala, bordados plateados y el sombrero de ala ancha como testigo, el artista ofreció un recorrido por sus grandes éxitos y sus temas más recientes, en un concierto que respiró orgullo México en cada acorde
Alejandro Fernández: «Les traigo un pedacito de México, con todo mi cariño y mi corazón»
Concierto de Alejandro Fernández en Chiclana acompañado de Niña Pastori
Chiclana se rindió anoche al embrujo de Alejandro Fernández. El artista mexicano, con más de tres décadas sobre los escenarios, eligió el Concert Music Festival para inaugurar su gira española 'Alejandro Fernández, en vivo', y lo hizo desplegando un espectáculo que unió México y Cádiz en un mismo latido.
El escenario era una ventana abierta a su tierra. La pantalla gigante desplegaba un México lleno de vida: escenas de su rancho, estampas junto a su padre Vicente Fernández, catrinas que sonreían con sus calaveras floridas, jaguares majestuosos, tejidos de colores que parecían bordados con luz. Cada imagen estaba pensada para dialogar con la música, para que los sentidos quedaran atrapados no solo por la voz, sino por la memoria y la cultura que traía en cada acorde.
Entonces apareció El Potrillo, con esa presencia que llena un escenario incluso antes de que suene la primera nota. Vestía un traje charro de gala en negro riguroso,bordados plateados que dibujaban cabezas de caballo en las solapas y herraduras en las mangas, pantalón con botonadura completa desde la cintura hasta el tobillo, cinturón con hebilla bordada y botines negros. El sombrero de ala ancha, que descansaba sobre una percha, parecía esperar su momento como un símbolo de tradición.
Rodeado de su inseparable mariachi —violines que parecían llorar y reír a la vez, trompetas que cortaban el aire con claridad brillante, guitarras, vihuela y guitarrón marcando el pulso—, arrancó con Que seas muy feliz. Antes de cantar, se dirigió al público con una sonrisa franca y la voz cargada de promesa:
«Estoy muy contento de estar en un lugar así. Les prometo que va a ser espectacular, especial y nos vamos a enamorar. Vamos a celebrar la mejor música del mundo: la mexicana», declaraba orgulloso de su tierra.Desde ahí, la noche se convirtió en un recorrido por canciones que forman parte de la banda sonora de millones de vidas: Estos Celos, Estuve, Te voy a perder, Me dediqué a perderte y Que digan misa se sucedieron con naturalidad, cada una acompañada de un mar de voces que coreaban cada palabra. Las imágenes de fondo cambiaban al ritmo de la música: cielos abiertos sobre llanuras, caballos galopando, flores de papel en tonos encendidos.
Vicente Fernández
Uno de los momentos más emotivos llegó con Lástima que seas ajena, canción de su padre, el legendario Vicente Fernández, el Rey fallecido en 2021. Alejandro pidió «un aplauso al cielo» y, con la mirada alta, la interpretó con un respeto y una intensidad que hicieron que más de uno en el público se llevara la mano al corazón. La emoción continuó con Tantita pena, donde su voz, cálida y firme, se fundió con la cadencia del mariachi, y con Abrázame, introducida con una confesión que arrancó un murmullo cómplice:
—«En la vida todos hemos pasado por alguna ruptura perdida y algún amor que se va, pero si algo nos ayuda a respirar es un abrazo».
Niña Pastori
La sorpresa de la noche llegó de Cádiz, de la Isla. En mitad de Hoy tengo ganas de ti, apareció Niña Pastori, vestida con un largo traje crema que imitaba un mantón de manila de grandes flecos también quiso hacer un guiño a su tierra y a sus orígenes. La gaditana se movía con elegancia, y su voz se entrelazó con la de Alejandro en un dueto que hizo estallar al público en aplausos y vítores. Cádiz y México se abrazaron en esa canción, y la ovación parecía no tener fin.
En la segunda parte del concierto, El Potrillo dejó a un lado la solemnidad del traje charro para aparecer con un ajustado conjunto de cuero marrón, chaleco y botas camperas. El aire se volvió más festivo y desenfadado. Entre risas y complicidad, improvisó un cambio en el repertorio:
—«Bueno, voy a cambiar un poquito y de hecho, pido perdón toda la producción porque vamos a cambiar una canción… que acabo de celebrar con el señor Carin León, y es la primera vez: Me está doliendo».
Ese estreno en directo fue recibido con entusiasmo, y enseguida llegó Difícil tu caso, del productor Edgar Barrera, que añadió un toque moderno y vibrante a la velada. El público bailaba, ondeaba banderas mexicanas, levantaba sombreros de cowboy y gritaba cada estribillo. En un gesto que encendió aún más la complicidad, Alejandro se quitó la gorra que llevaba y la lanzó al gentío, provocando una pequeña avalancha de manos tratando de atraparla.
Cuando la noche llegaba a su fin, se tomó un momento para agradecer, con las luces iluminando su rostro y los aplausos aún resonando:
—«¡Gracias por este gran recibimiento, los quiero mucho, que Dios los bendiga, nos vemos, si Dios quiere, en alguna otra fecha, y si no, hasta la siguiente gira!».
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