Armada española

Capitán de navío Manuel García Ruiz: «Hacía más de un siglo que un buque de la Armada española no cruzaba el Cabo de Hornos a vela»

El comandante del Juan Sebastián de Elcano cuenta cómo ha vivido su dotación un hito histórico que el 'embajador y navegante' no había conseguido antes

El buque escuela Juan Sebastián de Elcano llega al puerto peruano de El Callao

Letras sobre la nieve en cubierta como recuerdo del hito conseguido. Armada
Verónica Sánchez

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Nueve de la mañana del 28 de marzo de 2023. Desde el puente de mando del buque escuela Juan Sebastián de Elcano se divisa el Cabo de Hornos por el horizonte. Es el punto más meridional de América y el más austral de los tres grandes cabos del hemisferio sur de la Tierra. Allí confluyen el océano Atlántico y el Pacífico y desde tiempos inmemoriales doblarlo ha sido todo un reto para los marinos, debido a sus particulares condiciones: fuertes vientos, violento oleaje y presencia de icebergs.

Nieva. El Elcano, en sus 95 años de historia, nunca ha conseguido cruzarlo y se dispone a hacerlo a vela. Suenan los chifles ordenando las maniobras mientras la dotación se afana en sus puestos. Todos a una. Hacer historia está al alcance de la mano. A las 11 horas el 'embajador y navegante' de la Armada española ha alcanzado el Cabo de Hornos. Lo han logrado. Lo han cruzado a vela. Los 246 marinos que navegan a bordohan hecho historia.

El buque escuela Juan Sebastián de Elcano en el momento de cruzar el Cabo de Hornos. Armada

Una navegación «heroica»

«Para el buque escuela de la Armada, esto supone conseguir un hito que jamás se había podido llevar a cabo desde su entrada en servicio en 1928, aunque no era la primera vez que se intentaba. Es un nonagenario pero a la vez joven buque, como lo demuestra su buen comportamiento marinero en general, y aún más en este caso concreto. Y no se ha cruzado sin más, si no que se ha hecho a vela. Más significativo que el hecho de cruzarlo, es que hacía más de un siglo que, empleando este tipo de navegación, no lo realizaba ningún buque de la Armada», explica el comandante del Elcano, el capitán de navío Manuel García Ruiz. Cuenta que para cada miembro de la dotación «es un acontecimiento muy relevante», ya que «nos llena nuestra parcela personal de orgullo al llevar a cabo una navegación que, antiguamente, se consideraba casi heroica, y que aún hoy en día inspira profundo respeto entre la gente de mar».

El Elcano aprovechó para lograrlo «una ventana meteorológica de oportunidad», en la que los fenómenos atmosféricos que se dan en este punto geográfico ofrecieron «una leve tregua, de forma que pudimos navegar con seguridad. Nuestro objetivo, lo tenemos siempre muy claro, no es conseguir ninguna marca ni alcanzar hitos relevantes, sino formar, con todas las garantías de seguridad, a nuestros guardiamarinas y representar a España y a la Armada en los puertos que visitamos. El resto es accesorio», asegura el comandante.

Cubierta del Elcano y miembros de su dotación en el Cabo de Hornos. Armada

Emoción, nervios y alegría

Detrás del cruce del Cabo de Hornos, cuenta el capitán de navío García Ruiz, ha habido «un importante trabajo de planeamiento, estudio meteorológico, diseño de derrotas, cálculos de velocidades para cumplir con nuestros siguientes compromisos y un largo etcétera; así como la posterior ejecución. Todo ello no viene sino a demostrar la calidad profesional de la dotación y de los miembros de la Armada, así como su ilusión y motivación por nuevos retos. Me considero un privilegiado por disfrutar de una dotación como ésta», confiesa.

Cuando lo lograron, esa mañana del 28 de marzo, los marinos del Elcano no tenían ninguna celebración prevista de antemano. «Al acercarse el momento y ver que nos encontrábamos en disposición de conseguirlo, fue incrementándose entre la dotación la emoción, así como los nervios», narra el comandante. «Nada más cruzarlo, me asaltó la sensación de que realmente habíamos realizado algo especial, inusual, y dirigí unas improvisadas palabras a la dotación felicitándolos por este acontecimiento y agradeciéndoles todo el esfuerzo y empeño que habían puesto para conseguirlo». Entonces, «estalló un sonoro aplauso como válvula de escape a esas emociones contenidas, conscientes todos del logro alcanzado, al que siguieron pequeñas celebraciones momentáneas en cubierta, fotos para inmortalizar el momento, hasta pequeños muñecos de nieve, todo para expresar la alegría de cada uno». Pero la celebración duró poco, dice el capitán de navío García Ruiz, porque el buque debía seguir su navegación «y todos volvimos a nuestro trabajo o guardia, ya que nos esperaban otros retos, no por conocidos menos emocionantes o demandantes, como era la navegación por los canales fueguinos y patagónicos, para poder cumplir con nuestras posteriores escalas».

La mayor recompensa

Para él, cruzar el Cabo de Hornos a vela como comandante del Elcano ha supuesto la «misma emoción» que para el «resto de miembros de la dotación, pues se trata de un logro compartido. Un barco es un equipo (a mí me gusta pensar en él como en una gran familia) en la que todos tienen su parcela de responsabilidad. Si alguno falla, los objetivos no se pueden alcanzar. El comandante es la cabeza visible de ese engranaje, pero no sería capaz de lograr ninguna empresa sin la plena colaboración del resto de miembros del barco». Admite el comandante que la decisión final es suya, por lo que también es el responsable de los posibles fracasos. «Ponderar todos los factores y condicionantes, así como sus consecuencias, y comprobar, finalmente que las decisiones fueron correctas ha sido la mayor satisfacción obtenida. Y, por supuesto, compartirla con todos y cada una de las personas de la dotación. La sensación de ver su alegría desbordada ha sido mi mayor recompensa».

El capitán de navío García Ruiz se muestra orgulloso de su dotación. «Su compromiso con el barco es total. Cada vez que les he propuesto realizar una actividad han puesto todo su empeño por colaborar en conseguirla. Ya fuese intentar cruzar el océano a vela sin motor, entrar o salir en puertos con el aparejo izado, o, en este caso, cruzar el Cabo de Hornos. Unas veces hemos tenido éxito; en otras ocasiones, no, pero su ilusión, ganas y esfuerzo han quedado siempre patentes. Por eso me alegra tanto que lo hayan conseguido. Muchos expresaban su júbilo de forma abierta y manifestaban que, como marinos, era el acontecimiento más reseñable en su carrera. Y hablo de personas que han realizado 12 ó 14 cruceros en el Elcano, no de recién llegados. Por eso mi alegría, por haber sido partícipe en ese logro tan importante para todos nosotros».

Pero también ha sentido pena y «casi hasta rabia» por «aquellos que, habiendo navegado en numerosos viajes en el barco, no se encontraban a bordo en esta ocasión, bien porque les tocaba desembarcar e irse a otro destino, bien por circunstancias fortuitas o indeseadas. Ellos, así como todos los que nos han precedido, han de sentirse partícipes de este hecho, ya que los que hemos tenido la fortuna de disfrutar de él no nos encontraríamos aquí sin su trabajo, esfuerzo y legado».

Tres meses por la proa

El 95º crucero de instrucción del Elcano se encuentra en el ecuador. Tres meses desde que salieron de Cádiz y, por la proa, otros tres. Tras El Callao, en Perú, a donde el buque escuela español ha llegado este sábado 15 de abril, «cruzaremos el Canal de Panamá para arribar al puerto de Cartagena de Indias en Colombia, al que seguirá Puerto Limón, en Costa Rica. Nuestro periplo americano finalizará con la visita a dos puertos estadounidenses, Pensacola al sur y finalmente Nueva York. Desde esta ciudad saldremos ya en junio con la vista puesta en Marín, donde desembarcarán los alumnos de las promociones 425ª del Cuerpo General y 155ª de Infantería de Marina, rindiendo así su viaje en la Escuela Naval Militar. Nosotros asistiremos a los actos de entrega de Reales Despachos y Jura de Bandera y ya sólo nos restará navegar desde Galicia hasta nuestra querida ciudad de Cádiz, a la que llegaremos el 21 de julio. Afrontamos esta segunda parte del crucero con los ánimos muy elevados y con muchas ganas por seguir cumpliendo nuestra misión».

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