Marítimas

El Puerto de Cádiz, en primera persona

Estibadores, prácticos o el personal de la lonja pesquera, algunos de los imprescindibles

24 horas en el puerto: La otra vida de Cádiz

Nuria Agrafojo

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David Galinier, Antonio Andrés Sánchez Romero y Luis Domínguez o Juan Vázquez son algunas de las personas que ocupan los once mil empleos que están ligados a la actividad del Puerto de Cádiz. Cuatro caras que cuentan en primera persona su labor en un entorno portuario como el de Cádiz, separado por una verja de su ciudad, pero también por factores que los convierten en dos mundos mundos contrapuestos. Mientras el desempleo se apodera de la ciudad y la provincia, el puerto camina a un ritmo vertiginoso que lo convierten en un gran pozo de riqueza ligado al mar.

Cuatro figuras representativas de la actividad que tiene lugar en el entorno portuario. David Galinier es estibador desde los quince años, una profesión que ha heredado de su padre. Antonio Andrés Sánchez Romero y Luis Domínguez son los prácticos, que se encargan de garantizar la seguridad cada jornada y Juan Vazquez es el gerente de la lonja del muelle de la capital gaditana, que se encarga de verificar las mercancías frescas que llegan al puerto.

Antonio y Luis, dos generaciones dando seguridad al puerto

Antonio Andrés Sánchez Romero y Luis Domínguez son dos caras muy reconocidas en el Puerto de Cádiz. Son los prácticos, dos generaciones que se han encargado de guiar a los barcos en su entrada y salida, así como dar seguridad con su trabajo al puerto gaditano. «Lo más difícil no son las condiciones sino la persona que te toque», reconoce Antonio, que cada día sube a un barco distinto para acompañar al capitán en las maniobras o directamente tomar el timón de la sala de máquinas. Son auténticos árbitros en el interior de las embarcaciones, ya que son ellos los encargados de reportar las deficiencias y coordinar el movimiento del barco. Luis Domínguez afronta sus últimas maniobras antes de su merecida jubilación tras 28 años como práctico. Desde que comenzó su trayectoria en 1995, ha realizado nada menos que 17.500 en el Puerto de Cádiz. Sin duda, si el Puerto de Cádiz es un lugar seguro, es gracias a ellos.

David Galinier, estibador ligado al sector desde los quince años

En el Puerto de Cádiz con tan sólo quince años. Como mozo de pañuelero comenzó una relación que se ha prolongado durante 33 años. Tras varios años de mozo se convirtió en estibador, una de las profesiones más peligrosas que se ejercen en el sector. Colgados de una grúa a más de quince metros de altura se encargan de cargar y descargar contenedores. «Sientes miedo porque sabes que dependes de una máquina y puede fallar en cualquier momento. Por mucha protección que haya, son 40 tonealdas que van para abajo. Yo cambiaría el dinero por más seguridad».

Juan Vázquez, siete años como responsable de la lonja

Juan Vázquez lleva ya siete años como gerente de la lonja que se ubica en el muelle de la capital gaditana. Su labor es garantizar que el pescado que entra cumple con todas las garantías sanitarias, así como vigilar que las subastas se realizan según la normativa. «Te da pena ver cómo a veces la subasta llega a cero y hay que tirar kilos de pescado. La semana pasada nos pasó y aunque llamamos a comedores y entidades sociales que se llevaron todo lo que pudieran, el resto hubo que tirarlo», explica el experto, que pone de relieve los elevados costes que están teniendo que soportar los pescadores.

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