24 horas en el puerto: La otra vida de Cádiz

Mientras Cádiz duerme, la luna que asoma detrás de la Catedral sirve de faro para una ciudad portuaria que florece y que funciona de sol a sol. «Ni horario ni fecha en el calendario», como decía la famosa canción. Son 365 días de trabajo al año y 24 horas al día para la conocida Puerta Sur de Europa. Todo un gigante que por su posición estratégica permite la entrada del flujo marítimo desde tres continentes (América, África y Europa).

Un puerto emergente con tres siglos de vida (el tercero de España hoy en día) con 270 empresas trabajando y 11.000 empleos. Casi nada para una provincia gaditana asolada por el desempleo y el cierre de las grandes fábricas que durante décadas han dado vida a la actividad industrial. «Los propios gaditanos no saben lo que tienen», comenta uno de los policías portuarios que flanquean la puerta principal de esta doble vida que lleva la ciudad.

Arranca un nuevo día en el Puerto de Cádiz. Un día grande. Con hasta cinco cruceros en el horizonte a la espera de entrar en el muelle de Cádiz, de la mano de las empresas consignatarias. Son las cinco de la madrugada y Maribel coge el teléfono para avisar al práctico Antonio Andrés Sánchez Romero de la llegada inminente de los tres primeros buques de la jornada. Es hora de ponerse manos a la obra. En poco menos de dos horas, el práctico-junto a amarradores y remolcadores- ya se ha sumado a las labores para llevar la tranquilidad a las aguas de Cádiz con el atraque de 'Candelaria'. Es la primera de las doce maniobras que llevan a cabo los prácticos en el puerto de Cádiz cada jornada. Un incremento notable tras la llegada de la empresa Boluda, una de las más emergentes en los últimos años.

Bajo la atenta mirada de un veterano como Luis Domínguez, que se jubilará a finales de mes tras 28 años y 17.500 maniobras en el puerto gaditano, Antonio nos cuenta la historia de estos trabajadores incansables que se han convertido en los ojos y las manos de decenas y decenas de capitanes que dejan su tesoro más preciado, su barco, a su cargo. «Hemos tenido suerte, hay calma chicha y es más fácil. Con viento de levante tardamos algo más e incluso nos hacen falta tres y cuatro remolcadores», explica el responsable.

Mucho antes de que Antonio recibiese la llamada de Maribel anunciándole la llegada de los primeros barcos, David Galinier ya lleva varias horas colgado con la cabeza hacia abajo y a quince metros de altura, ejerciendo una de las labores más peligrosas que podemos encontrar en cualquier puerto. El de los estibadores. Ellos se encargan de cargar y descargar las mercancías que llegan o se van de la zona a través del tráfico marítimo. «Llegué aquí con 15 años. Esto no tiene nada que ver con lo que era antes. Mi primer contrato fue como mozo de pañuelero», recuerda Galinier, que ahora tiene 48 años y toda una vida ligada al mar, ya que fue su padre quien le introdujo en la estiba.

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Antonio Vázquez

LA VOZ cuenta en imágenes la actividad en el Puerto de Cádiz en una jornada

Montado en la grúa, David descarga los contenedores de uno de los barcos que ha llegado hace unas horas a la actual terminal de contenedores, situada junto a la Punta de San Felipe de la capital gaditana, que en unos meses iniciará su traslado a la nueva terminal. Su tiempo es oro. El alto rendimiento es fundamental para posicionar al puerto gaditano en el tráfico de mercancías. Así lo avalan los 100 movimientos que hace él sólo a diario, al igual que sus compañeros. Unas cifras que han situado al Puerto de Cádiz en la élite de la eficiencia. «Sale ganando el empresario, el cliente y nosotros», explica el trabajador, que tras varias horas en la grúa ahora inicia la carga de los contenedores en los camiones que saldrán por carretera para iniciar sus rutas y llevar las mercancías donde corresponda.

A esta hora la labor en Aduanas es también intensa. El control de determinados tipos de mercancías es fundamental en el sector portuario. En este caso, no hay declaraciones. Cuanto más desapercibida pase su labor, mejor está ejecutada.

Son ya las 11 de la mañana y la actividad sigue creciendo en el puerto. Se une el trasiego de los miles de cruceristas que bajan a esta hora de los gigantes del mar que han llegado a lo largo de la mañana y que van pasando por la terminal de pasajeros. Vehículos lanzadera, más de una docena de taxis y otros tantos autobuses esperan a sus clientes para llevarlos a conocer la capital y otros puntos de la provincia. Otros muchos hacen cola en la parada del autobús turístico que recorre los principales enclaves turísticos de la capital y los más osados empiezan a callejear para adentrarse en el casco histórico, ya que una de las grandes ventajas del puerto de Cádiz es que está situado en pleno centro, al que se puede acceder caminando.

Y mientras los turistas inician la jornada, en el horizonte se dejan ver algunos de los barcos pesqueros que desembarcan en la lonja para afrontar la subasta diaria. La tercera de la jornada en la capital, ya que las dos primeras fueron a las seis y a las nueve, respectivamente. También en la lonja de El Puerto de Santa María la lucha por la mercancía fresca es intensa. Allí la subasta se celebra a diario durante la madrugada. La pesca es, junto al tráfico de mercancías y de cruceros, la tercera actividad más importante de este puerto polivalente, aunque es cierto que ha venido a menos en los últimos años.

«A ver si hay suerte», comenta uno de los patrones nada más poner el pie en tierra firme tras una noche de trabajo. Los costes de los barcos cada vez son mayores y las subastas no siempre acompañan. «La semana pasada tuvimos que tirar miles de kilos de sardinas», lamenta uno de los trabajadores.

El personal de la lonja trabaja a toda máquina para colocar los palés a la vista de quienes van a pujar, que en este caso son grandes empresas que quieren comprar la mercancía para la exportación. Ya se han verificado las condiciones sanitarias y ahora es el momento del muestreo. Todo ok y empieza la cuenta atrás. Son boquerones, lo habitual en esta época. Las 352 cajas del pescado (unos ocho kilos cada una) arrancan a 20 euros. Comienza a bajar y Villegas Petaca pulsa el botón y lo detiene en la cantidad de seis euros. Ahora dispone de 120 segundos para confirmar la compra. El cliente, teléfono móvil en mano, hace cuentas y negocia las cantidades. «Vamos, Rafa», grita quien se encarga de la subasta. Adjudicado. Finalmente, la caja de boquerón saldrá a un precio de seis euros la caja.

Dejamos atrás la lonja de este puerto que funciona como una máquina para adentrarnos en otra de sus grandes actividades: la descarga de graneles sólidos y líquidos que se lleva a cabo a diario en la dársena de Zona Franca en la capital y también en La Cabezuela. Precisamente, aquí, en Puerto Real, nos da la bienvenida un veterano policía portuario, Manolo. Nos saluda y nos deja adentrarnos en una dársena que está a pleno rendimiento, con una ocupación que roza el cien por cien. Los operarios cargan una curiosa arena de sílice, procedente de la cantera de Arcos, en el buque 'Cdry White', que partirá hacia Italia. En el otro extremo se descarga trigo sin descanso y se va acumulando para prepararlo y almacenarlo. También se trabaja cargando sal de Cádiz que irá por todo el mundo. Aunque se levanta algo de polvo, la situación está controlada por las pantallas anticontaminación instaladas en la zona para evitar que éste llegue a la Barriada del Río de San Pedro. Un propósito que se ha conseguido, como demuestran los medidores de aire que pueden consultarse en tiempo real a través de la web de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz.

Más allá de estas potentes actividades, también conviven en este puerto en auge una diversa actividad comercial. Empresas frigoríficas como Transportes Mazo, cocederos de mariscos como Cotemar, tornillería, recogida de residuos, avituallamiento de buques, a lo que hay que sumar la importante actividad industrial que desarrollan dos empresas importantes como Navantia o Dragados Offshore.

La actividad aumenta aún más los martes, viernes y sábados, con el tráfico de pasajeros procedente de las Islas Canarias a cargo de la Naviera Armas Trasmediterránea, que también lidera el tráfico ro-ro.

Por último, estas 24 horas en el Puerto de Cádiz también se viven con intensidad en los puertos náutico-deportivos , ya que el puerto gaditano es el que acumula un mayor número de atraques en toda Andalucía. Tanto en Cádiz capital, en la zona de Puerto América, como en El Puerto de Santa María en Puerto Sherry podemos encontrar diversas concesiones que permiten albergar un tipo de actividad que refuerza el liderazgo del mar en esta Bahía de Cádiz.

Tres siglos de idas y venidas, de riqueza económica, de creación de empleo y de vida para reivindicar un Cádiz que necesita mirar al mar para hacerse invencible. Todo un mundo paralelo que convive en un potente puerto de Cádiz que no sólo vive con intensidad cada día del año sino que además se prepara para seguir creciendo y situándose entre los mejores puertos de todo el país.