playas de Cádiz

El alga asiática invasora ya amenaza la playa de La Caleta de Cádiz

Expertos encuentran por primera vez una población de 'Rugulopterix okamurae' fijada en una cubeta, una muestra que alerta de su expansión por la zona

El alga asiática sigue invadiendo las playas de Cádiz

Una población de la llamada 'Rugulopterix okamurae'. fijada en una cubeta en la playa de La Caleta. la voz
Nuria Agrafojo

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El alga asiática invasora ya ha llegado a la playa de La Caleta de Cádiz y parece que lo ha hecho para quedarse. La preciosa playa del casco antiguo de la ciudad, inspiración de los poetas gaditanos y uno de los grandes atractivos turísticos de Cádiz, sufre la amenaza del alga llamada 'Rugulopterix okamurae'.

Su avance es implacable. Si el pasado verano ya comenzaron a verse arribazones más allá de Tarifa, haciendo su aparición por las playas de El Puerto de Santa María, ahora es la capital gaditana la que comienza a ser colonizada por esta especie.

Así lo evidencian los primeros síntomas detectados por los expertos en estas últimas semanas, en las que ya se han observado poblaciones de 'Rugulopterix okamurae' fijadas en una cubeta, un signo inequívoco de que su expansión es imparable en la zona.

Así lo pone de manifiesto el catedrático de la Universidad de Cádiz y director del Instituto de Investigación Marina (INMAR), Juan José Vergara, que a falta de estudios sistemáticos más detallados comprobó 'in situ' la presencia de una población de esta especie fijada en una de las cubetas (charco) del roquedo caletero.

Según explica el investigador, se trata de la secuencia esperada en el proceso de expansión que lleva a cabo esta especie desde que fue localizada en el Estrecho hace más de cinco años. «Primero suele crecer a nivel submareal donde no se aprecia, pero cuando empieza a aparecer y a verse de esta manera es una prueba evidente de su abundancia en el nivel submareal y que cada vez será mayor su presencia», apostilló el experto, que puso de relieve que es la primera vez que se aprecia en una cubeta intermareal en esta zona del litoral gaditano.

«Se había dejado ver algún alga suelta, pero podía ser producto de mareas y corrientes; éste es el primer signo evidente de que ya está aquí», sentenció.

Sus efectos en la fauna y flora de La Caleta

¿Y qué ocurrirá a partir de ahora?. ¿Cuáles van a ser sus efectos sobre la importante biodiversidad marina de esta zona?. Vergara está convencido de que su avance es imparable aunque reconoce que es difícil de prever su dinámica y los tiempos hasta que comencemos a ver los montones de algas apilados en la orilla.

Con respecto a los efectos de su presencia en la playa de La Caleta, el catedrático apunta en dos vertientes: la medioambiental y la turística.

«Esta especie tiene compuestos tóxicos que hace que las poblaciones locales vayan menguando. Por lo tanto, las comunidades locales quedarán afectadas. Tanto la flora como la fauna de La Caleta se van a ver afectadas por la colonización de esta especie invasora», asevera. También asegura que reducirá algo la pesca en una zona donde es habitual la presencia de barcas de pesca y pescadores.

Otro de los grandes problemas que genera el alga asiática con su presencia es una imagen menos atractiva para las playas, que en este caso es de gran importancia, teniendo en cuenta el atractivo turístico de La Caleta. «Se acumulan montones de alga en la orilla y en verano, además de que es una incomodidad para los bañistas, se pudren y huelen mal. Esto obliga a los ayuntamientos a invertir grandes cantidades de dinero en eliminarlas y además, no se pueden ni deben explotar», apuntó el investigador al respecto.

Por lo tanto, Juan José Vergara asegura que habrá que esperar a que el alga se naturalice, ya que en la actualidad no hay herramientas para acabar con ella y parar su avance. «Ojalá tuviera la solución, pero de momento hay que esperar a que finalice su proceso de expansión, que es en el que está en este momento, ya que a partir de aquí la fuerza de la profileración suele disminuir y no tiene esta aparición masiva que estamos viendo en estos momentos en muchas zonas de la costa española. Eso sí, este proceso que puede ser largo, suele durar entre diez y quince años», aseveró. La lectura que hemos de sacar de esta invasión es aprender y estar preparados para otras futuras, con sistemas de alerta temprana que nos permitan, al menos, intentar la erradicación en las primeras etapas.

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