SAN FERNANDO

Miles de lágrimas de alegría diluyen las penas por la lluvia caída el año pasado

Los cofrades de la Oración del Huerto, el Prendimiento y la Caridad se desquitaron de la decepción del último Martes Santo y pudieron lucir sus imágenes en una tarde para enmarcar en el recuerdo

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«El año que viene será», decían el año pasado con los ojos arrasados en lágrimas. Y llegó ese año, y ese Martes Santo y los cofrades y devotos de la Oración del Huerto, el Prendimiento y la Caridad volvieron a llorar a ayer. Pero fueron lágrimas de alegría, felicidad plena por ver a sus imágenes y a sus hermanos procesionando por sus queridas calles isleñas.

Ayer, la lluvia no apareció. Las predicciones meteorológicas menos halagüeñas auguraban pequeños chubascos, pero conforme pasaban las horas el riesgo de que se repitieran las conmovedoras imágenes del pasado año, con las estaciones de penitencia de la Oración del Huerto y la Caridad entremezclándose en la calle García de la Herrán, mientras sus responsables cubrían con plásticos a sus imágenes en un intento de protegerlos del aguacero.

Todo ese sentimiento de decepción, que ha animado a los cofrades a preparar aún con más ganas las salidas procesionales de este año, ha quedado ya para el olvido. En el recuerdo persistirán ahora las magníficas estampas que pudieron vivirse gracias a la sensibilidad y el sentimiento expresado por los fieles de las tres hermandades que ayer hollaron las calles isleñas.

Oración del Huerto

La Pastora, quizás el barrio más señero de la Semana Santa isleña, se vistió ayer de gala para disfrutar de la salida de su hermandad más popular, con 1.400 hermanos y 650 penitentes. Desde primera hora de la mañana repicaban las campanas de la parroquia, desde primeras horas de la tarde la plaza se llenó de devotos. El momento más emotivo fue la salida de la Virgen María Santísima de Gracia y Esperanza, que este año será coronada, acompañada de los acordes del himno de España. Eran las siete en punto de la tarde y ya se preveía que iba a ser una gran jornada. La marea blanquiverde rodeaba Capitanía y el Señor del Huerto, que estrenaba dorado frontal, orando en Getsemaní se recortaba imperturbable contra el cielo despejado. Este año no iba a permitir que lloviera. Incluso el molesto viento de Levante con el amaneció el día se serenó ante la salida de la hermandad más antigua de la zona.

El Prendimiento

Los hermanos de la joven cofradía de El Parque contuvieron la respiración cuando el renovado paso de palio María Santísima del Buen Fin y San Juan Evangelista apareció por las puertas de la iglesia de San José Artesano y del misterio que refleja emotivamente el prendimiento de Jesús.

Caridad

A las ocho de la tarde se pudo vivir uno de los puntos álgidos de la jornada. Los aficionados tenían difícil decidir si contemplar el paso del Prendimiento por la calle Colón, la subida de Caridad, tras salir de su templo, que volvió a encandilar más tarde por las Siete Revueltas, donde recogió innumerables muestras de cariño, por la plaza del Rey o la entrada del Huerto en la Carrera Oficial.

En unas pocas calles, en unos pocos metros se agolpaban a esas horas miles de isleños y turistas. San Fernando había vuelto a volcar con su fiesta. Algo que se volvió a demostrar en las recogidas de las tres procesiones, que afortunadamente este año sí pudieron completar sus recorridos y enjugar con lágrimas de alegría los lamentos vertidos el último Martes Santo.