Gran Premio de España 2024
Sábado de Motorada en El Puerto no apto para claustrofóbicos
gp de jerez
Gente, ruido, humo y música llenaban las calles de El Puerto el día grande del fin de semana motero.
Sábado de Motorada en Jerez
El Puerto de Santa María sufrió los estragos de una lluvia que opacó los primeros rayos del sol de la mañana. Aún así, el agua no mojó de desesperanza los neumáticos de los moteros que han salido a las calles de El Puerto a llenarlas. «Nos pilló de sorpresa la lluvia anoche, pero tampoco había mucha posibilidad de que siguiera a mediodía, así que decidimos salir a disfrutar, y si llueve, nos secaremos y a seguir» contaba una aficionada.
Y es que la lluvia decidió no hacer más amago de aparecer en todo el día, quizá por no aguar la fiesta y quitar protagonismo a la fiesta del motor; o quizá por miedo de las nubes a tener que enfrentarse a las decenas de humaredas de goma quemada que conquistaban desde toda la orilla del río Guadalete. Paradójico quizá que la zona por la que entraron los árabes en el 711 sea ahora una de las zonas dónde su petróleo y gasolina copan la escena.
La breve conclusión que puede sacar uno del día grande de la Motorada portuense es que ni un solo pobre diablo quería pasar su tarde de sábado sin ser envuelto entre los motores, la música y la fiesta formada entre los conductores de las dos ruedas. Aunque suene muy manida la expresión, la realidad es que no cabía un alfiler. El ambiente del viernes quedó ensombrecido por la marabunta humana que ocupaba desde la Calle Ribera del Río hasta la Avenida Micaela Aramburu a la altura de la Plaza Alfonso X El Sabio. Caminar en una cuerda floja imaginaria para no pisar viandantes, no chocar con vasos de cerveza y no perderse entre una multitud sumida en un humo que eclipsa el horizonte.
«Llevamos una hora aquí viendo pasar motos» cuenta una aficionada a otra a la que le estaba guardando un sitio en una barra improvisada que habilitó un bar en la calle. Y es que el ocio se resume en un espectador fijo de un desfile constante de motos, comer y disfrutar de largas sobremesas en las terrazas o quizá comprarte algún detallito en el mercadillo colocado en el Parque Calderón.
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El trazado jerezano es la catedral del motor y lleva en el calendario del Mundial desde 1989, aunque cada vez hay más competencia de otros escenarios nacionales e internacionales
Entre las imágenes de barandillas repletas de aficionados jaleando el berrear de los motores, se entrecruzan las de perros entre las marabuntas; temblorosos y asustados ante el seísmo motero que sacudía las almohadillas de su patas y el fuerte olor a carretera y gasolina que inundaba su portentoso hocico. O la de niños que acompañan a sus padres que quizá preferirían un ambiente más sosegado. No todos han disfrutado el fin de semana.
«No entiendo que seguridad hay si se les permite estos bruscos acelerones y hacer el caballito» comenta indignado uno de los espectadores, mientras algunos celebran que «a veces viene bien desmelenarse y disfrutar de los motores». Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han tenido que recurrir a la ayuda de seguridad privada ya que toda la carga de trabajo se le hace inasumible. Cortes de carretera, controles y más de una furgoneta de Policía Nacional en acción durante una jornada agobiante y exhaustiva. La gran cantidad de actividad policial poco pudo hacer ante el caos que se extendía en la Nacional IV, desde la altura del Centro Comercial El Paseo hasta la entrada de Valdelagrana.
El Puerto se ve sometido ante el constante pasar de las motos por todas las calles de la ciudad, vibrar los cristales de las ventanas de cada calle por la que pasa una moto como si fuera el caballo de Atila. Gente eufórica y algunos portuenses hartos de tanto ruido. Se avecina una noche final de Motorada bastante movida. Mañana se celebra el final del Gran Premio de Jerez y se cerrará el telón al fin de semana motero de 2024.
