La Gran Regata y la Guardia Civil: Seguridad desde tierra, mar y aire

La Regata de Grandes Veleros es uno de los eventos más especiales y simbólicos que pueden celebrarse en Cádiz. Durante varios días, la ciudad acoge buques procedentes de todos los rincones del globo terráqueo, y decenas de miles de curiosos se acercan al muelle de la capital para ver, conocer y subirse a estos navíos. En la edición del año 2016, la última celebrada, el evento congregó a un millón de personas entre gaditanos, vecinos de otras localidades de la provincia y turistas.

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Francis Jiménez

Los agentes velan por la seguridad del evento desde el mar impidiendo el acceso de cualquier embarcación sin autorización

En un evento de tal calado, la seguridad es un elemento primordial, y para ello los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado se coordinan, para que la Gran Regata transcurra sin altercados ni incidentes. En el dispositivo de seguridad actúan agentes de la Policía Nacional, la Guardia Civil, Policía Portuaria o Protección Civil, entre otros.

El dispositivo de seguridad está dividido en dos. Por un lado el que controla el acceso y salida de la ciudad de las personas, el plan tráfico por el interior de la capital y los diferentes controles que se hagan a los conductores de vehículos para evitar que manejen el coche bajo los efectos del alcohol o cualquier otra sustancia ilegal. Por otro lado, el dispositivo que se efectúa en el interior del recinto, un dispositivo de seguridad que se efectúa por tierra, pero también por mar y aire. Aunque el horario oficial de visita a los barcos sea desde las once de la mañana hasta las diez de la noche, los agentes trabajan las 24 horas del día.

En tierra, los agentes de la Guardia Civil cumplen con una función de reconocimiento, patrullando por el puerto a pie y vigilando de que no se produzca ningún tipo de delito o acto ilegal. En el mar, el servicio marítimo impide el acceso al puerto de cualquier embarcación sin autorización y un equipo de buzos supervisa el casco de los veleros para comprobar de que no hay ningún tipo de explosivo, mientras que se hace un seguimiento y control de la Gran Regata con los drones del equipo PEGASO, que también supervisan e impiden el vuelo de cualquier aparato sin autorización.

El servicio marítimo de la Guardia Civil se encarga de velar por la seguridad de los asistentes a la Gran Regata desde el mar, cumpliendo varias funciones. Impiden la entrada de cualquier embarcación no autorizada al Puerto de la Bahía de Cádiz, apoyan a otras embarcaciones en su atraque y desatraque e incluso efectúan un servicio de socorrismo si una persona cae al agua, situación que notificarían rápidamente al puesto de control avanzando mientras se va al rescate de dicha persona.

Uno de los momentos más «críticos» y complicados se producirá el domingo sobre las 15:00 horas cuando las diferentes embarcaciones abandonen el puerto para poner punto y final a la Gran Regata. Para ayudar y coordinar la salida de los navíos, el servicio marítimo contará con dos embarcaciones patrulleras, un buque oceánico, dos embarcaciones semirrígidas e incluso un helicóptero.

Se da la circunstancia de que capitanía marítima tiene prohibida la navegación a cualquier embarcación no autorizada en el interior del puerto, siendo Puerto América 'la frontera' de paso. A diario, pequeñas embarcaciones privadas de grupos de familiares o amigos intentan acercarse al Puerto de la Bahía de Cádiz para poder ver a los veleros desde una perspectiva privilegiada, pero el servicio marítimo de la Guardia Civil en el momento en el que detecta alguna de estas embarcaciones se acerca, les solicita que se detengan y les informan que está prohibido el acceso al puerto, teniéndose que dar la vuelta. Situaciones que se producen por el propio desconocimiento de los usuarios de esas pequeñas embarcaciones, que únicamente buscan conocer de cerca los veleros, y en el momento en el que reciben las órdenes de los agentes las acatan sin objeción alguna.

Por otro lado, puede darse el caso de que uno de los barcos atracados requiera de una reparación y avise al puesto de control de que va a acceder una pequeña lancha de apoyo, para que los agentes tengan constancia de ello, escoltándola hacia el buque en cuestión.

La 'única embarcación' que tiene acceso al puerto de la ciudad sin ser uno de los veleros que participa en la Gran Regata es el Vaporcito, que es ayudado por el servicio marítimo tanto en la labor de atraque como desatraque.

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El servicio marítimo de la Guardia Civil hace salidas regulares desde su punto de atraque para comprobar que no haya problema alguno en las embarcaciones y que todo va transcurriendo según su curso.

Pero el control y la vigilancia de la Benemérita no tiene lugar únicamente sobre la superficie del mar, también en el fondo marino. Todas las mañanas, los especialistas de los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS), los buzos, hacen diferentes inmersiones para comprobar que no haya algún explosivo en el casco de los veleros y que la estructura no esté dañada.

La Policía Especialista en Gestión Aeronáutica y de Seguridad Operacional, el equipo PEGASO de la Guardia Civil es la encargada de velar por la seguridad en el aire durante la celebración de la Gran Regata para impedir que ningún artefacto vuele sin autorización durante la celebración de la Gran Regata.

El equipo PEGASO efectúo a la llegada de los veleros una inspección para comprobar si contaban con algún tipo de dron, solo una de las embarcaciones trae un dron, con el que tiene previsto hacer un pequeño vuelo para captar imágenes de la Gran Regata, y que serán para uso propio y como recuerdo del evento. La legislación española es diferente a la de cualquier otro país para el vuelo de estos dispositivos, y es por ello que el vuelo del velero será supervisado y coordinado por la Guardia Civil. En España un dron no puede volar a más de 120 metros de altura.

Los agentes cuentan con un sistema de detección que les permite observar si hay algún dron volando en un radio de unos treinta kilómetros, desde el Puerto Bahía de Cádiz hasta Jerez aproximadamente, en el que aparecen las coordenadas del dron y del piloto y la trayectoria que está efectuando el objeto.

Si el equipo PEGASO detecta algún dron que está volando sin autorización, a través de un fusil inhibidor se consigue controlar y detener el aparato. En otras palabras, se le quita el control al piloto del dron. El fusil inhibidor lanza una frecuencia que hace que el dron deje de funcionar, pero sigue volando para que no caiga y pueda lesionar a alguna persona. Los agentes buscan en todo momento que sus acciones no supongan un peligro para los asistentes a la Gran Regata, por lo que si por ejemplo el artefacto fuera sobrevolando por encima del mar, no habría tanto inconveniente en que cayera al agua, pero si por el contrario está volando por encima de las personas, lo último que se buscaría es que el dron bajase, ya que podría golpear a alguno de los asistentes, por lo que pueden hacer que el dron no avance, pero sí que vuelva con el piloto.

Con las altas temperaturas del verano, y al igual que ocurre con los coches, la batería el dron puede hincharse y estropearse, por lo que el aparato podría caer, siendo este uno de los principales peligros de que vuelen por encima de las personas.

Si los agentes, a través del fusil inhibidor detectan bloquean al dron, pero su piloto hace caso omiso, pueden llegar a entender que está cometiendo un acto delictivo. En el último de los casos se pretendería bajar el dron, de forma segura, que descendería a poca velocidad hasta situarse a un metro del suelo, y ahí seguiría volando hasta que se quedase sin batería, momento en el que caería al suelo.

Los drones que funcionan mediante una batería suelen contar con una autonomía de unos 25-30 minutos, pero por el contrario se tratase de un dron que funciona mediante un motor de combustión, podría volar durante unas ocho horas sin ningún tipo de problema.

Una de las principales dificultades para los agentes del equipo PEGASO es detectar la ubicación del piloto, ya que estos aparatos pueden tener un rango de acción de unos 8 kilómetros, es decir, que si la Gran Regata se está celebrando en el Puerto de la Bahía de Cádiz, el piloto podría operar con el dron desde Torregorda sin ningún tipo de problema.

La Guardia Civil vela por la seguridad de los asistentes a la Gran Regata por mar, con el servicio marítimo y los GEAS, desde el aire a través del equipo Pegaso, y también desde tierra con la USESIC, la Unidad de Seguridad Ciudadana.

La función y el deber de este cuerpo de la Guardia Civil durante la Gran Regata es la de proteger a los asistentes del evento mediante la prevención, así como la detección de cualquier tipo de conducta delictiva, y también el auxilio y los requerimientos de las personas que quieran conocer de cerca los veleros que participan en esta edición de la regata.

Se trata de una unidad especializada de la Guardia Civil de rápida actuación, y que en muchas ocasiones hacen de refuerzo para sus compañeros, pudiendo a llegar a participar incluso en antidisturbios o entradas a domicilios.

Por último, pero por ello no menos importante, el servicio fiscal de la Guardia Civil también cumple con su labor durante la celebración de la Gran Regata, que ejerce su función de resguardo fiscal del Estado encomendada a la Benemérita, como puede ser la prevención y persecución del contrabando, fraudes y demás ilícitos de carácter fiscal que se puede producir en la regata.