¿Y cuándo corresponde?

Uno se dota de unas normas con vocación de cumplirlas. Tiene que ver con los principios, con la rectitud moral de un individuo o de un colectivo. Y los haces públicos para que la sociedad sea conocedora de tus coordenadas vitales y te las pueda exigir cuando las uses como envoltorio para churros. Los estatutos del PSdeG se están convirtiendo en algo así, en un papel lleno de manchurrones que empieza a gotear descrédito, al menos si en su aplicación hay que tomarse en serio al sargento chusquero de Besteiro, Pilar Cancela.

Ayer se descolgó con un socorrido «cuando corresponde» a la pregunta de este periódico sobre el momento en que van a aplicar el principio de «una persona, un cargo» que recoge el artículo 117 de sus estatutos en vigor y poner fin al pluriempleo de Beatriz Sestayo, abnegada vicealcaldesa de Ferrol pero con cargo al sueldo de todos los gallegos en calidad de diputada en el Parlamento.

Desde luego es una revelación saber que el PSdeG aplica sus propias normas de funcionamiento no cuando se producen situaciones que así lo exigen, sino de manera arbitraria.

Es revelador, insisto, porque da la medida de qué se puede esperar de un partido político y del comportamiento de sus dirigentes. Probablemente el principio de «una persona, un cargo» sea una rémora del «pachismo» que se usó para purgar a los críticos. Pero si así fuera, el PSdeG debería eliminarlo de sus estatutos, no convertirlo en un chiste. Porque entonces podremos preguntarnos qué otros principios del PSOE son de aplicación diferida. Aunque si somos sinceros, esto tampoco nos coge de nuevas. Las dimisiones de imputados o la investigación de los escándalos de nepotismo se mueven en la misma ecuación arbitraria cuya incógnita suele ser cuando conviene al que manda. O a Abel Caballero, valga la redundancia.