Pazguato y Fino

Las maquetas vienen sin rata

Si el hospital de Vigo no retoma la normalidad en breve, caeremos en aquello de lo malo conocido

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Resumiendo, lo del Álvaro Cunqueiro es una completa chapuza. Y no por esa pataleta provinciana de «es que no hay aparcamientos gratuitos». ¿Los hay en La Paz? ¿Y en el Doce de Octubre? ¿Y en el Virgen Macarena? Que el alcalde haga lo que debe y comunique el hospital con más y mejores autobuses y problema resuelto.

El desastre del Cunqueiro tiene que ver con lo que atañe a la salud pública, a zonas enteras comprometidas por una presunta contaminación bacteriológica del aire, por ratones en salas y laboratorios, por techos que se caen en un hospital que debería estar no ya como nuevo, sino novísimo, literalmente a estrenar. Con la salud no se juega ni caben esas sonrisas de suficiencia que gasta Rocío Mosquera, muy molesta porque le abucheen los funcionarios de la sanidad por su ineficaz gestión de la cosa.

Es innegable que el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo es el único artífice de este hospital. Fue una decisión suya firme la que llevó a emprender esta obra en plena crisis e inaugurarla lo antes posible. En las maquetas del bipartito no había ratas, y los parkings de los power point eran todos de balde. El mérito es indudable.

Pero si este cúmulo de despropósitos que rodean la puesta en marcha del Cunqueiro no cesa, si no se recupera la normalidad y se garantiza una atención sanitaria de plena calidad, caeremos en aquello de lo malo conocido y lo bueno por conocer.

La excepción al refrán es la conselleira. Preferimos lo bueno por conocer.

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