pazguato y fino

Líneas rojas

Si el PSOE no prueba la muerte por aspergillus en Vigo, Besteiro debe, al menos, pedir perdón

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En la política vale casi todo. Las estrictas normas morales que parieron nuestra Transición se han ido diluyendo con el paso de los años. No es que nuestros políticos tengan menos escrúpulos, es que sencillamente se han acompasado a los ritmos de nuestra sociedad. Tenemos lo que nos merecemos, porque nuestros representantes no nacen en crisálidas, sino que salen de nuestro entorno.

Pero incluso en este páramo sin principios se me hace harto difícil pensar que un partido juegue con la salud pública de manera frívola e irresponsable. Sería sencillamente rastrero. El comunicado del PSOE denunciando una muerte a causa del aspergillus es gasolina para la alarma social, en un hospital que ciertamente está arrancando con muchos problemas organizativos. La reacción del Sergas parece no arrojar dudas: ese paciente ya ingresó con ese hongo y las causas de su fallecimiento no son debidas a él.

A la autoridad médica cabe suponérsele un plus de veracidad en sus afirmaciones, que han sido rotundas ante la denuncia socialista. La sociedad merece que no se la engañe, que no se la utilice como mercancía para llenar urnas. Ya llega con el agitprop vigués con motivo del aparcamiento del nuevo hospital como para encima poner un muerto en esta partida de póker entre gobierno y oposición.

Así las cosas, hay que enseñar las cartas de cada uno. Que el Sergas solicite los permisos correspondientes a la familia para hacer público el expediente del enfermo y acredite de ese modo su versión sobre la plena salubridad del complejo hospitalario. Garantizar la seguridad nunca está de más cuando se navega en un mar de dudas infundadas. Si su versión queda comprometida, habrá que pedir ceses, sin más.

Y si el PSOE tiene un solo documento que acredite que el deceso se debió al aspergillus, que lo haga público hoy mejor que mañana. Si no es así, su secretario general deberá dar la cara y, al menos, pedir perdón a la opinión pública por utilizar la salud de las personas como arma política. Eso es caer muy bajo. Demasiado.

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