Decenas de miles de japoneses aclaman al Emperador Naruhito en su primera aparición pública

Tras relevar a su padre, Naruhito, su esposa Masako y el resto de la Familia Imperial saludan a la multitud desde el balcón de su palacio en Tokio

EP
Pablo M. Díez

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Con colas de varias horas y decenas de miles de personas rodeando el Palacio Imperial de Tokio, el nuevo Emperador de Japón, Naruhito , se ha presentado este sábado ante su pueblo tras relevar a su padre Akihito. «Rezo por vuestra salud y felicidad. Y deseo sinceramente que nuestro país, unido de la mano con otras naciones, busque la paz mundial y un mayor desarrollo», ha declarado Naruhito ante la multitud, que le vitoreaba agitando banderas nacionales de papel. «¡Banzai! ¡Banzai!», gritaba la masa bajo el balcón acristalado desde el que saludaba la Familia Imperial .

A la izquierda de Naruhito, que vestía el frac habitual para estas ocasiones de gala, su esposa, la Emperatriz Masako , lucía un vestido amarillo tocado con un sombrero a juego. Les acompañaban el hermano menor del soberano, el Príncipe Heredero Akishino junto a su esposa y sus dos hijas, y otros miembros mayores de la Familia Imperial. Al ser menores de edad, faltaban la hija de los Emperadores, la princesa Aiko, y su primo Hisahito, segundo en la línea de sucesión tras su padre el Príncipe Akishino.

Además de en Naruhito, que hacía su primera aparición pública ante su pueblo, todos los ojos estaban puestos en Masako , quien se mostraba sonriente. Sin recuperarse completamente de la depresión que arrastra desde hace dos décadas por la imposibilidad de darle un heredero varón a Naruhito, el trono le traerá más presión por sus nuevas obligaciones como Emperatriz.

«Espero que pueda hacer bien su cometido porque todavía no está bien del todo», confiaba Atsuko James, quien había acudido con su hija de trece años, Brenna, porque le hacía ilusión ver a los Emperadores. Pero llegaron justo antes de que se cortara el acceso al palacio por la abundancia de curiosos que formaban largas colas para entrar. «Hemos venido corriendo porque tenía un torno de tenis, pero nos hemos quedado fuera justo cuando han cortado el paso», explicaba la niña, todavía vestida con ropa deportiva. A pesar de esta pequeña decepción, su madre espera de Naruhito que «siga abriendo la Familia Imperial al pueblo, como hizo su padre Akihito, a quien le tocó llevar a cabo una gran transición». Menos claro tiene el otro gran tema monárquico de Japón: la apertura a las mujeres del Trono del Crisantemo, que solo pueden heredar los hombres. Debido a esta norma, la hija de los Emperadores, la princesa Aiko, ha sido excluida de la línea de sucesión. Además de una evidente discriminación de género, el problema es que la escasez de varones en la Familia Imperial amenaza la continuidad de esta dinastía, que presume de ser la más antigua del mundo con 1.300 años de historia. «Estoy en punto intermedio porque entiendo el peso de la Historia, pero también que se pueda permitir a la mujeres heredar el trono como en Inglaterra, donde tienen una reina», razonaba ante la barrera policial que impedía el acceso a la explanada de entrada al palacio. A su alrededor, en el parque de Hibiya, muchos aprovechaban el buen tiempo para hacer «picnics» sobre la hierba y disfrutar de esta nueva jornada festiva.

A tenor de una encuesta realizada esta semana por la agencia de noticias Kyodo, casi el 80 por ciento de los consultados apoya que las mujeres hereden el trono. Similar apoyo, un 82,5 por ciento, tiene el Emperador Naruhito, mientras que solo un 11,3 reconoce no tener afecto por él. Con el cariño de su pueblo, Naruhito abre una nueva era denominada “Reiwa”, la “bella armonía” que espera traer a Japón.

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