Refugiados huyen de la policía húngara
Refugiados huyen de la policía húngara - reuters
Refugiados

¿Puede realmente Alemania sancionar a los rebeldes de Visegrado?

Formada en 1991, la alianza está compuesta por la República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia, cuatro países que ingresaron en la Unión Europea el 1 de mayo de 2004 y que se niegan a aceptar la propuesta de cuotas de la Comisión

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Mientras cientos de refugiados marchan a pie desde Austria hacia Baviera, Alemania insiste en ser más que nunca la locomotora de Europa. La canciller alemana, Angela Merkel, tan odiada por la izquierda en estos años, ahora se ha granjeado los aplausos de muchos, incluso los del entrenador catalán del Bayern de Munich, Pep Guardiola, quien dice sentirse orgulloso de vivir en el país germano por su compromiso en la peor crisis migratoria en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Oportunismo político o no, Merkel quiere a los refugiados como también los quiere el director del Bundesbank, Jens Weidmann, que ve la oleada de inmigrantes venidos de Oriente Próximo como una gran oportunidad económica siguiendo el ejemplo del «milagro alemán» de los años sesenta y setenta.

Sin embargo, otros tantos países, en peor situación económica que Alemania, no quieren ni en pintura el sistema de reparto de 120.000 refugiados por cuotas (más 40.000 que buscan asilo desde Italia y Grecia)propuesto por la Comisión Europea y que la canciller alemana tanto defiende.

Hungría, República Checa, Eslovaquia, Rumanía y Estonia rechazan abiertamente el sistema de cuotas obligatorio que quiere imponerles Bruselas, lo que ha impedido por el momento un respaldo político unánime a la medida. Aunque en el caso de Chequia, su gobierno propone ir por libre, rehusando el sistema de cuotas y ofreciéndose a acoger a 15.000 refugiados.

«Cada minuto perdido, son muertos de más», ha dicho el ministro de Interior francés, Bernard Cazeneuve, quien junto a su homólogo alemán, Thomas de Maizière, más han presionado a los rebeldes. Este último ha sido incluso más directo al amenazar por primera vez con reducir los fondos estructurales a los países que rechacen las cuotas: «Los estados que rechazan las cuotas son en su mayoría grandes benefactores de los fondos estructurales, así que veo justo que reciban menos», dijo el ministro germano a la cadena ZDF. La amenaza de Maizière, secundada este viernes por el vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, ¿es un órdago imposible o bien resulta factible?

Medios francófonos se han hecho esta pregunta con los tratados encima de la mesa. «La concesión de estos fondos son a condición de respetar las reglas de gobernancia económica de la Unión Europea y el respeto de los derechos fundamentales», explica un profesor de Science Po en Francia para el diario «La Voix du Nord» y «aparentemente el rechazo a las cuotas no supone una violación manifiesta» de los derechos fundamentales de las personas.

«En cambio, a nivel individual es posible. Muchos de estos países han dependido y dependen económicamente de las inversiones y el respaldo industrial de Berlín. Un caso muy claro de esto es Eslovaquia. Así que si Merkel quiere cortar ese flujo, puede causar un serio problema», señala a ABC el profesor de la Universidad Complutense de Madrid experto en temas de la UE Sergio Príncipe. «A nivel global de la UE es más complejo hacerlo y, sobre todo, justificarlo pero pueden ralentizarse. Pero una acción radical de Bruselas contra estos países y con consecuencias inmediatas puede tener un efecto negativo en el sentido de que Rusia puede aprovecharse de la situación para ganar influencia», agrega.

¿Qué es el grupo Visegrado?

El grupo Visegrado, formado en febrero de 1991, está compuesto por la República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia, cuatro países que ingresaron en la Unión Europea el 1 de mayo de 2004. Según fuentes diplomáticas citadas por Europa Press este lunes, esta alianza originó el fracaso, ese mismo día, de la propuesta de reparto de cuotas de refugiados entre estados miembros.

«Básicamente se debe a razones culturales e históricas», apunta Carmen González Enríquez, especialista en inmigración del laboratorio de ideas Real Instituto Elcano. «Estos países no han vivido nunca oleadas migratorias de ningún tipo, mientras que Europa occidental recibió inmigrantes internacionales, no lo solo europeos, desde finales de los años 50». Durante esa década, las naciones del grupo Visegrado eran «democracias populares», eufemismo utilizado por la Unión Soviética para designar a las naciones sometidas gracias al Ejército Rojo. «En toda esa época, los países de la Europa del este están aislados y lo más parecido a inmigrantes eran los estudiantes de países como Cuba o Angola», indica González Enríquez. Una falta de experiencia histórica que determina que hayan «vivido ajenos a la experiencia migratoria y a la reconversión de las sociedades europeas en multiculturales».

Desde su página web, el grupo Visegrado reivindica su deseo de «eliminar los restos del bloque comunista en Europa central». Sin embargo, esa experiencia resulta clave para comprender el rechazo de sus sociedades a acoger a los refugiados. «Los sentimientos nacionales son muy defensivos en estos países, porque sienten su identidad nacional amenazada por el resultado de su historia», explica González Enríquez. Lo cierto es que esta diferencia también se aprecia en Alemania. Entre 1949 y 1991, el país estuvo dividido en la República Federal, adherida a los valores occidentales de democracia y libre mercado, y la República Democrática, comunista y con un sistema de economía planificada. Precisamente en la región oriental está Heidenau, la localidad donde varios grupos de extrema derecha atacaron autobuses de refugiados a finales de agosto. Como apunta la especialista, «Alemania occidental recibió muchísima población turca a partir de los 60, pero en la oriental no llegó ni uno».

«No creo que en el corto plazo vaya a haber un cambio de percepción en este asunto», señala González Enríquez. Las medidas que se puedan tomar desde la Unión Europea tampoco están claras. Este martes, la Comisión rechazó castigar a los países del grupo de Visegrado por su negativa a la política de cuotas de inmigrantes. «La Comisión no está por puniciones, sino por incentivos», indicó la portavoz Margaritis Schinas, preguntada sobre la propuesta alemana de reducir los fondos estructurales a los países que no acepten el reparto. Por ahora, la toma de una decisión se aplazará hasta la próxima reunión de los ministros de Interior de la Unión Europea, que se celebrará el 8 de octubre.

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