Mujeres protestan contra el presidente Nkurunziza en Burundi esta mañana
Mujeres protestan contra el presidente Nkurunziza en Burundi esta mañana - reuters
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Las protestas continúan en Burundi a pesar de las órdenes de las autoridades

Los ciudadanos del país africano prosiguen sus manifestaciones contra su presidente, Pierre Nkurunziza

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Las calles de Buyumbura, capital de Burundi, continúan llenas de barricadas. A pesar de que las autoridades han exigido su disolución, los ciudadanos prosiguen sus manifestaciones contra Pierre Nkurunziza, presidente del país desde 2005. El objetivo del político es concurrir a las próximas elecciones y obtener un tercer mandato, una prolongación de su poder prohibida por la Constitución y rechazada por los burundeses. Las protestas han provocado un total de dieciocho muertos desde el 26 de abril.

El Tribunal Constitucional del país africano aprobó la candidatura de Nkurunziza este miércoles, a pesar de las indicaciones de la Carta Magna. El documento recoge, en su Artículo 96, que «el presidente de la República es elegido por sufragio universal directo para un mandato de cinco años renovable una vez».

Un requisito que el dirigente no cumple, dado que ya acumula dos legislaturas seguidas a sus espaldas.

«Queremos la paz, queremos la unidad y la democracia para todos aquellos que han nacido en Burundi», cantaba un centenar de mujeres esta mañana, congregadas frente a la sede del Ministerio del Interior en Buyumbura. Varias decenas de agentes las rodeaban. Con la continuación de las protestas, los manifestantes desobedecen la orden de las autoridades, que exigen la «detención inmediata» de la «insurrección». El Consejo Nacional de Seguridad (CNS), un órgano encargado de aconsejar al presidente Nkurunziza en materia de seguridad, ordenó este sábado el cese inmediato «y sin ninguna condición» de las protestas. También exigió a policías y militares «liberar las vías de comunicación» de toda la nación en menos de 48 horas. Sin embargo, la resistencia ciudadana continúa.

«Los militares han venido a decirnos que las calles debían ser desbloqueadas y que no podíamos resistir a personas armadas con fusiles», ha explicado Fabrice, uno de los manifestantes de Musaga, un barrio del sur de Buyumbura. Las fotografías que llegan de la zona demuestran el deterioro de la situación. En algunas, los opositores muestran sus rostros cubiertos de hollín, debido a las llamas que arden en las barricadas. Aunque muchas han sido retiradas esta mañana, los burundeses no ceden. Claude, un pequeño comerciante de la capital, afirma que permanecerán «en la calle hasta que escuchemos en la radio que Nkurunziza ha renunciado a su candidatura».

Escapar de la violecia

Mientras continúa la incerditumbre sobre el futuro del país, instituciones como la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ya advierten de las consecuencias de un estallido de violencia. Según un informe de la institución, «más de 50.000 burundeses han huido a los países vecinos de Ruanda, Tanzania y la República Democrática del Congo» desde el inicio de las protestas, a mediados de este mes de abril. El documento también lamenta la extensión de los disturbios de la capital a las regiones de provincia.

Los testimonios de los refugiados confirman las peores sospechas. Algunos explican las «amenazas e intimidaciones» que han sufrido de las juventudes del partido al que pertenece Nkurunziza, las llamadas Imbonerakure. Según estos testimonios, sus miembros «pintan marcas rojas en las casas de las personas que convierten en su objetivo». Asociaciones por la defensa de los derechos humanos como «Human Right Watch» confirman estas acusaciones. En un informe, la organización señala que los militantes de este grupo «cometen actos de violencia, incluidos asesinatos, palizas, violaciones, amenazas y extorsión contra sus oponentes y los burundeses».

Otras personas han descrito las dificultades para huir del país. Las mujeres han denunciado «amenzas de violaciones por parte de hombres armados», o las pésimas condiciones sufridas para lograr escapar, tras largas caminatas «durante horas por la maleza con sus hijos». ACNUR ha realizado un llamamiento oficial a las autoridades de Burundi para que esta situación termine. La sombra de la violencia planea sobre el país africano.

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