Gastronomía
Del 'Albéniz Pornstar Martini' al 'Sabina Pisco Sour': tributo coctelero para beberse a personajes de Madrid
Esta coctelería centenaria de Lavapiés renombra su carta líquida con un homenaje a escritores, reyes y artistas
Diez coctelerías de Madrid para redescubrir la ciudad
Isaac Albéniz escribió en el cuaderno tercero de 'Iberia', su gran obra maestra: 'Lavapiés'. Una pieza pizpireta en la que las notas parecen atropellarse, reflejo del caos ordenado y la vida del barrio por antonomasia de Madrid. Historia de la ciudad y de la música que el Café Barbieri quiere homenajear dedicándole un cóctel de su carta líquida: el ' Albéniz Pornstar Martini '. Un trago que, más allá de su irreverente nombre, pretende recoger un siglo después de que fuera creada esta obra para piano la esencia del Lavapiés multicultural y diverso que es hoy. Una receta del coctelero sudafricano Douglas Ankrah que se suma a una serie de propuestas líquidas con las que este templo madrileño fundado en 1902 rinda tributo a personajes y celebridades que también tienen un vínculo histórico o emocional con el barrio.
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El propio Francisco Asenjo Barbieri que da nombre al espacio, por ejemplo, que puso música a una de las zarzuelas más castizas: 'El barberillo de Lavapiés'. «Cuenta la leyenda que a veces dejaba de lado el café para beber Jerez con un toque de canela», cuentan los responsables de esta idea. Este toque especiado es el protagonista del cóctel ' Cinammon Espresso Barbieri '.
O Agustín Lara, el mexicano que legó el chotis más castizo de Madrid a la ciudad con ese 'cuando llegues a Madrid, chulona mía voy a hacerte emperatriz de Lavapiés'. Un 'daiquiri' lleva su nombre para recordar lo inspirador que puede llegar a ser este barrio universal. Músico y madrileño de adopción, el genio de Úbeda Joaquín Sabina tiene también un trago en su honor: un ' Sabina Pisco Sour '. El cóctel peruano por antonomasia que, según explican, gusta al cantante que tiene su hogar allí.
La cuna la tuvo, en Lavapiés, otra de las cantantes y actrices más importantes que ha visto nacer Madrid: María del Pilar Cuesta Acosta. La chica que nació en la calle del Oso lleva el sabor de un ' Mojito Ana Belén ' con el que sus creadores quieren trasladar a la clandestinidad de los años 20. «Durante la Ley seca en EE.UU., todas las celebridades viajaban a Key West, en Cuba, para descubrir el Mojito. Con este cóctel queremos ser el nuevo Key West de Lavapiés, a donde se viene a descubrir el barrio donde nació Ana Belén», explican.
Lavapiés tiene una deuda con otra mujer madrileña, castiza y poetisa: Gloria Fuertes . Poeta de guardia y de los niños, nació en la calle Espada. Allí guarda su memoria una placa y en el Café de Barbieri un ' Spicy Margarita Gloria Fuertes '. «Con un toque cítrico y otro salado, se crea en homenaje a una mujer, Margarita, como una metáfora hacia su belleza. Aquí ofrecemos nuestra propia versión homenajeando a una poetisa castiza, amante del barrio de Lavapiés ».
Pablo Picasso también vivió en Lavapiés. Llegó a Madrid con 16 años para estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando . Los pocos meses que pasó en Madrid lo hizo en el 5 de la calle San Pedro Mártir. Allí coincidió en el tiempo con Pepe Isbert que entonces apenas tenía 12 años. Un mosaico de azulejo recuerda en el edificio la coincidencia. El Café Barbieri recuerda el paso del pintor por el barrio con el que dicen que era su destilado favorito: el vodka. Su receta, el ' Picasso Mule ' lleva un toque de fruta de la pasión.
En las noches madrileñas no faltan leyendas relacionadas con Alfonso XIII . Algunas de ellas tuvieron lugar –según presumen desde este espacio histórico– en los sillones de terciopelo rojo y las mesas de mármol blanco que aún conserva este café centenario. En honor al tono bermellón de esos nobles asientos, al regio personaje le han dedicado un ' Bloody Mary Alfonso XIII ' con un toque picante.
Un cóctel para un premio Nobel
Vargas Llosa vivió en Lavapiés y fue mucho más que un cliente del Café Barbieri . Allí instaló una suerte de despacho en el que traducía, leía y escribía mientras veía desfilar ante él la vida incesante de una torre de Babel. El escritor, Nobel de Literatura, describió incluso en 'Las travesuras de la niña mala' este café bohemio en el que fue testigo de la vibrante vida cultural e intelectual de Madrid. «El 'Vargas Llosa Bourbon Sour' está diseñado especialmente para disfrutar de la multiculturalidad y el exotismo que este lugar ha sabido mantener a lo largo de la historia», dicen.
A otro madrileño de adopción, el joven Federico García Lorca de la Residencia de Estudiantes, el Café Barbieri le dedica un cóctel que viene a enmendar el sueño frustrado del dramaturgo y poeta. Un viaje a Italia que nunca logró realizar y que ansiaba hacer tal y como confesó en una carta a Manuel de Falla. El ' Negroni García Lorca ' está llamado a hacer ese viaje onírico en honor al autor.
La nueva vida del café con recetas italianas
El café Barbieri afronta desde el pasado mes de febrero una nueva etapa, tras una intensa reforma en la que se han conservado sus elementos históricos. Contenedor de la historia madrileña, ha sido uno de los cafés centenarios más importantes de la vida cultural capitalina. Renovado, su actual propietario el hostelero Paul Torriglia de Altolaguirre busca «devolver a este café a su esplendor de antaño». Un espacio abierto todo el día, en el que tomar un café, un aperitivo, desayunar o merendar, comer o cenar en el que se ha apostado por la cocina italiana tradicional . Desde una clásica 'caponata' siciliana a unos 'tortellini zucca', rellenos de calabaza y bañados con crema de calabaza, queso Pecorino y crema de trufa, pasando por pizza sencillas –con 'burratta' y 'mortadella' o postres como el 'tiramisú' o la 'panna cotta'.
