Una socorrista advierte: «Ojo con las piscinas hinchables: un bebé se puede ahogar en un palmo de agua»

Los expertos insisten: «no hay ninguna edad para dejar a los niños solos en el agua, y lo más lejos que pueden estar es «a un brazo y abrazo»

Carlota Fominaya

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Lo primero que hace Pilar Naval, socorrista de Emergèncias Setmil (con sede en Mallorca), cuando se levanta es mirar las noticias de fallecimientos en el medio acuático. Se pone alertas en medios de comunicación, teclea en Google una búsqueda con las palabras ahogado, reanimación, piscina, playa… No es fácil acceder a los datos exactos, porque no hay un registro oficial como tal, pero su conclusión es que este año, pese a haber estado más de dos meses confinados, sin playa y sin piscinas, el número de menores ahogados es el mismo que durante el ejercicio pasado. «Este verano estamos corriendo mucho» , se lamenta esta profesional.

Para Naval, las medidas adoptadas para hacer frente a la pandemia del coronavirus tienen mucho que ver. Por un lado, porque las medidas de cierre de piscinas o el retraso en su apertura han provocado un retraso o una menor contratación de profesionales y «los socorristas también tiene una función disuasoria, no solo de rescate» .

Por otro, «porque este cierre o retrasos en la apertura de espacios acuáticos ha hecho que la gente busque darse un baño en sitios imposibles y prohibidos, como canales de riego o pantanos, y una compra masiva de piscinas hinchables». «A esta solución han recurrido muchas familias, que la dejan en el balcón de casa para que el niño entre y salga cuando quiera. Es un error. Se piensan que ahí no va a pasar nada, porque solo hay un palmo de agua, pero sí pasa. El niño se puede resbalar y no saber levantarse, por lo que con muy poca agua podría tener cubiertas sus vías respiratorias. No hay que dejar de hacer una serie de advertencias ».

Despistes de los padres

Porque el mayor número de ahogamientos infantiles, y en eso coinciden con el resto de expertos de la Real Federación de Salvamento y Socorrismo (RFSS) , se producen por despistes momentáneos de los padres o el responsable al cargo en ese momento. « Te das la vuelta, te pones a hablar con el vecino, miras el móvil… un segundo en el que te despistas es suficiente para tener un disgusto». Uno de los consejos que ofrece Naval en este sentido es que cuando termina el día de piscina hay que recoger todos los juguetes de agua, «para que los más pequeños no tengan tentación de irlos a buscar».

Esta socorrista advierte también de la inconveniencia de los hinchables . «Lo que nos pasa a los socorristas es que cuando hay un hinchable no vemos el fondo, si hay un crío debajo... Por eso en las piscinas públicas están prohibidos». También deberían estarlo, prosigue, en el mar, donde el viento «hace que el hinchable funcione como una vela y se metan mar adentro. Porque cuando vas metido en el flotador no tienes conciencia de la distancia y si pierdes el flotador y tienes que volver nadando muchas veces no puedes porque no tienes fuelle y menos si hay una corriente».

De todas formas, esta experta insiste: «no hay ninguna edad para dejar a los niños solos en el agua, y lo más lejos que pueden estar es “a un brazo y abrazo” , tal y como decimos nosotros en nuestra campaña anual de #Ojopequealagua ». Y aunque la distancia social aumenta con los años, vemos casos de niños de 8, 9, 10 años que no miden sus fuerzas, se agotan, tienen un calambre… Como no se haya hecho pedagogía antes para explicarle los riesgos, de enseñarle, de concienciar, es más fácil que a la larga tengamos un problema».

En cuanto a las secuelas de un ahogamiento, prosigue Naval, «no se suelen publicar, y hay algunas muy serias». Esta técnica de Emergencias Setmil se refiere también a los adolescentes, que no tienen percepción del riesgo. «Si no los educas cuando son pequeños en prevención. luego es un problema, es muy típico que se tiren en ríos, que hagan zambullidas en las rocas sin mirar ...”. La mayoría, recalca esta experta, son varones, y esto sucede tanto en adultos como en niños.

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