La mitad de muertes por ahogamiento en el primer semestre de 2017 en España han sido en playa
La mitad de muertes por ahogamiento en el primer semestre de 2017 en España han sido en playa - EFE
Sociedad

«Es tan peligroso bañarse en una zona de acantilados como en una piscina que no esté bien vigilada»

La mayoría de las muertes por ahogamiento son causadas por una incorrecta prevención

Madrid Actualizado: Guardar
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La Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) presentó la semana pasada el Informe Nacional de Ahogamientos relativos al primer semestre del año. Un estudio que puso de manifiesto un peligro visible especialmente en verano: que la posibilidad de morir ahogado es real.

Según el estudio, 209 personas han perecido por esta causa en España durante los seis primeros meses del 2017. Casi el 30% en el mes de junio, que registró 69 muertes. Cifra inusualmente elevada y un 25% superior al mismo mes del pasado año, aunque a estas alturas de año en 2016 el número total de ahogados era menor, 207.

Por ello precisamente llama tanto la atención el repunte de fallecidos en el último mes, el junio más cálido de los últimos 52 años

. «Normalmente, coincide una mayor frecuencia de ahogamientos con unas temperaturas más elevadas, que hacen que la gente tenga más ganas de bañarse. Este junio pasado fue particularmente cálido y registró una ola de calor importante, que por ende también tuvo incidencia en este repunte de ahogamientos», explica a ABC el doctor Juan González Armengol, coordinador del servicio de urgencias del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes).

Nadie queda exento

Los profesionales achacan este problema a la falta de prevención y a una incorrecta vigilancia. Según el informe de la RFESS, el 94% de las muertes se produjeron en zonas que no contaban con supervisión ni servicio de socorristas. «La gente debe concienciarse de que estos accidentes existen, especialmente si no se toman medidas de prevención. Pero pueden sucederle a cualquiera», señala el médico.

La Organización Mundial de la Salud subraya que los ahogamientos son la tercera causa de fallecimiento por traumatismo no intencional en el planeta. Según sus datos, cerca de 370.000 vidas se pierden al año en playas, piscinas, ríos, lagos y otras superficies acuáticas por este motivo, que supone un importante factor de riesgo en niños. Su Informe Mundial sobre los Ahogamientos, realizado sobre 85 países, remarca que en más de la mitad de ellos (48), el ahogamiento es una de las cinco primeras causas de mortalidad en los más pequeños, con una incidencia especialmente alta en naciones como Australia, China, Estados Unidos o Bangladesh.

Para controlar este riesgo, es fundamental extremar las medidas. «Hay que vigilar a los niños en todo momento y estar cerca de ellos. Además, sus dispositivos de seguridad deben estar siempre homologados. Es crucial bañarse en zonas en las que haya socorristas. En el caso de las piscinas, hay que vigilar que estén valladas y evitar situaciones de peligro como las carreras por los bordillos, que son muy arriesgadas», destaca Gómez Armengol, que comenta que la prevención es crucial, asimismo, en personas adultas. «Es básico no tirarse de cabeza en zonas desconocidas, así como tener cuidado con los cortes de digestión, ocasionados por cambios bruscos en la temperatura corporal», añade.

De hecho, en España las muertes por ahogamiento son más comunes en adultos que en niños. Según el estudio de la RFESS, casi el 40% de estos decesos en el primer semestre del año, 79, han sobrevenido a personas de entre 35 y 64 años, por los 15 jóvenes de hasta 17 años, un 7,1%, que han muerto por esta causa. La incidencia por género también es reseñable, pues ocho de cada diez muertos son hombres.

De los 209 fallecimientos en este semestre, la mitad, 104, han sido en playas. Sin embargo, González Armengol no considera que los riesgos en la costa sean mayores a los de piscinas o ríos. «Todo depende de la vigilancia. Es igual de peligrosa una zona de acantilados desconocida que una piscina con un niño de dos años que no cuente con correcta supervisión», subraya. Además, es más sencillo sobrevivir a un ahogamiento si la temperatura del agua es baja, pues el cerebro se protege ante el frío.

Cuestión de educación

Este tipo de mortalidad es un problema que, en palabras del doctor, debería mitigarse desde su raíz. «Habría que incidir en la prevención desde las propias escuelas, como sucede en los países nórdicos. Allí, los niños aprenden desde edades muy tempranas a hacer maniobras de RCP y otros procedimientos elementales que pueden salvar vidas».

Conocer las medidas de precaución necesarias ante los ahogamientos es fundamental, pero también lo es saber cómo actuar ante ellos. El doctor David Szpilman, especialista en el tema y director médico de la Sociedad Brasileña de Salvamento Acuático (SOBRASA) desde hace más de veinte años, publicó en 2014 en la revista «Resuscitation» un reportaje en el que hablaba de un procedimiento «universal» a seguir, consistente en cinco pasos: prevención, reconocimiento de la emergencia, proporcionar flotación, sacar del agua al accidentado y asistir si fuera necesario.

Esa cadena de supervivencia en ahogamientos es «básica para salvar vidas», como explican varios socorristas madrileños, como Pablo Manjavacas. «Que la gente sepa actuar ante un caso es crucial, aunque por fortuna no son demasiados los que se producen», sostiene. «La protección del accidentado y avisar a emergencias es vital, aunque el procedimiento a seguir varía en función de sus condiciones vitales».

El pasado 2016 se cerró en España con 437 ahogamientos registrados, según el informe de la RFESS, con un notorio aumento en los meses de verano, época de especial riesgo.

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