Los pastores ponen su soledad al servicio del Covid-19

«La soledad ha sido nuestro modo de vida y por eso sabemos cómo combatirla y ser positivos», asegura José Luis Larraz, pastor jubilado de Jaca que participa en la iniciativa «Compartiendo Soledad»

Laura Peraita

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Nadie mejor que ellos saben lo que es sentir la soledad. Desde bien pequeños, los pastores han aprendido a pasar silenciosas jornadas en el monte al cuidado de su rebaño de ovejas y cabras , y que en el caso de la trashumancia pueden prolongarse durante varios meses. Quizá, precisamente porque saben qué se siente cuando no se tiene a nadie al lado con quien intercambiar unas palabras, han percibido la urgente necesidad de tender una m ano a aquellas personas que por culpa del confinamiento están en sus domicilios sin compañía alguna o en las residencias y hospitales sin posibilidad de recibir visitas.

De mutuo acuerdo entre pastores y ganaderos ha surgido la campaña «Compartiendo Soledad» que invita a toda aquel que lo desee a marcar el teléfono 91 002 74 79 y pedir a la operadora que le pase con alguno de los pastores voluntarios que se han prestado de manera totalmente desinteresada a colaborar con esta iniciativa.

«Ya me hubiera gustado a mí tener un teléfono cuando tenía que estar días y días enteros en plena naturaleza alejado del mundo civilizado —asegura José Luis Larraz, pastor y ganadero de Jaca (Huesca) ya jubilado—. Creo que por la naturaleza de nuestro trabajo sabemos muy bien cómo combatir la soledad y ser positivos. La soledad ha sido nuestro modo de vida. Todos, desde muy pequeños, ya salíamos con el rebaño al campo, por lo que estamos acostumbarados a ese modo de vida solitario. Estas llamadas servirán para conocer nuevas vidas, intercambiar impresiones sobre la situación actual y, sobre todo, para ser positivos y darnos ánimos porque esta situación es pasajera».

El pastor de Jaca recuerda que en sus largas jornadas por el monte si veía alguien a lo lejos, «se arrimaba» para saludar, fumar un cigarro juntos o beber un poco de vino de la bota. «Lo primero era hablar del tiempo que hacía. Y quejarnos, bien porque hacía calor o porque hacía frío. Eso nunca falla. Después, la conversación derivaba sobre lo que hacía cada uno por allí. Yo normalmente hablaba con turistas que siempre se han interesado mucho por mi forma de vida. En otras ocasiones me he topado con alpinistas que me han invitado a que les acompañara en parte de su ruta durante algunos días. De estas experiencias tengo algunas amistades de diferentes partes de España y aún nos escribimos de vez en cuando».

Por eso José Luis Larraz considera que tener la oportunidad de dar conversación a quien lo necesita en estos momentos es muy positivo. «Entre los pastores hemos establecido turnos para recibir las llamadas y yo he pedido el que empieza a partir de las cuatro de la tarde para poder atender a quien lo desee justo después de comer».

Detrás de este teléfono está Interovic, (la Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y Caprino), como entidad encargada de agrupar y representar a todos los ganaderos y pastores de ovejas y cabras de España. Ha sido la encargada de canalizar la voluntad de sus miembros para compartir aquello en lo que son expertos: lidiar con la soledad.

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