Semana de la moda de Nueva York: Delpozo y el nuevo Balenciaga

Si el maestro Cristóbal Balenciaga levantara la cabeza, pediría urgentemente que Josep Font (Santa Perpètua de Mogoda, Barcelona, 1967) se situara al timón de su casa de modas. Font es, probablemente junto a Sybilla, el único que ha sabido seguir la estela del genio de Guetaria en cuanto a corte y tratamiento de materiales.

Aunque se comprende que el grupo Kering haya elegido para liderar Balenciaga a creadores controvertidos, aunque con un tremendo efecto llamada entre las generaciones más jóvenes, como el norteamericano Alexander Wang, primero, y el revolucionario diseñador georgiano Demna Gvasalia después, no se entiende que una firma que nació del detalle y del estudio preciso y cuidado de la arquitectura del vestido se ponga en manos de ideólogos del feísmo, que producen prendas de tamaños desproporcionados y sudaderas de algodón con capucha.

Allá cada cual.

Expansión internacional

La marca de prêt-à-couture Delpozo, fundada en 1974 por el desaparecido Jesús del Pozo (1946-2011) como taller de costura, se ha convertido, en manos de Josep Font, en una empresa conocida en los cinco continentes. Prueba de ello es la próxima inauguración de la primera boutique de la firma en Oriente Medio, prevista para el mes de septiembre. El proyecto, que formará parte de uno de los 200 establecimientos de moda del completísimo Dubai Mall, se lleva a cabo en el interior del complejo Symphony Style, en conjunción con el grupo Alabbar. En el desfile de Delpozo correspondiente a la temporada Otoño-Invierno 2017-2018 que vimos ayer, y que tuvo lugar ayer en el Chelsea Pier 59 de Manhattan, la colección brilló por la complicada simplicidad de sus atuendos, la sofisticación de sus formas y la suprema elegancia de siluetas inspiradas en pétalos y plumas de aves.

En un trabajo basado en la serenidad y la continuidad -cuán buenos y poco frecuentes propósitos-, e inspirándose en los «Nabis», un grupo de artistas de la vanguardia posimpresionista de la Francia de finales del siglo XIX, Font utilizó tonalidades oscuras y apagadas, como el negro medianoche, el tono castaña, el verde oscuro o el burdeos, con toques de luz a cargo del azul Klein, el ámbar y el marfil. Este último color estuvo representado en un maravilloso vestido corto con hebillas metálicas redondas, un detalle de fornituras que forma parte de la apuesta de esta temporada.

Silueta tulipán

Los curiosos volúmenes circulares se han representado en mangas curvas, que rodean el cuerpo en chaquetas, vestidos y abrigos. La silueta tulipán se encuentra en originales hombros y faldas. A buen seguro que Cristóbal Balenciaga se hubiera sentido muy honrado al ver este trabajo de corte y tejidos, que posibilita piezas escultóricas desafiando la gravedad con grandeza.

Los estampados, poco frecuentes en esta colección, se polarizan bastante en las láminas de plexiglás bordadas en los tops de punto de lana merino y en sus capuchas ajustadas, que otorgaban a propósito a las modelos un aire de «colibrí», como salidas de un ballet clásico.

Los geniales bolsos redondos, llamados «Moon» y «Mini Moon», son esferas de cuero inspiradas en la representación de la «continuidad» por el pintor, escultor y arquitecto alemán Max Bill (1908-1994). Sus asas metálicas replicaban «La cinta de Möebius», una famosa escultura del mencionado Max Bill que se basa en una curiosa superficie no orientable, de una sola cara y un solo borde, descubierta en 1858 por el matemático August Ferdinand Möbius. Estos bolsos «Moon», que despliegan en una de sus caras una profusión de bordados de plexiglás, como las capuchas, brillaron bajo la luz en la siempre elegante pasarela de Font para Delpozo, que ayer cumplió con éxito su décimo desfile de la era «Font».