El retorno de la Alta Costura clásica

Balenciaga, Dior, Chanel y Schiaparelli han retomado su estilo inicial y revisado sus archivos históricos

La Alta Costura de Dior para el otoño 2021 © Dior
María Luísa Funes

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En esta nueva era, en la que finalmente se valora el patrimonio cultural local, la alta moda ha tomado nota. Viendo que las camisetas con mensaje y los botines militares no dan más de sí ni inspiran a las élites, las grandes casas de costura han vuelto a sus raíces históricas, poniendo sus ojos en la obra de los fundadores de cada 'maison'.

Look representativo de la vuelta de la casa Balenciaga a sus raices

Visto que todas las marcas en renacimiento se dedicaban a recrear la cultura pop y las prendas callejeras del Nueva York más profundo, los directivos del sector han dado orden a sus cabezas creativas para que vuelquen sus esfuerzos en la Alta Costura . Todo un acierto. Si alguien pensaba que en la era de la masificación y de la cultura global que proporciona internet la alta costura iba a desaparecer, se confundía. Es ahora, más que nunca, cuando el público, la prensa y los profesionales del sector demandan más creatividad, más sofisticación y una vuelta a la vida social tras estos casi 18 meses de aislamiento debido a la pandemia.

Balenciaga , de la mano de Demna Gvasalia , ha vuelto a sus orígenes tras varios años de colecciones surrealistas y estrambóticas que -en efecto- causaron revuelo por lo ridículo varias temporadas. Pero eso fue en el 'prêt-à-porter'. Hasta ahora, Gvasalia no se había visto inclinado a tocar la Alta Costura, un campo que - con su formación de economista - no domina. En esta ocasión Gvasalia se ha lanzado a la Alta Costura, empujado por Pinault, esgrimiendo que no solo sabe hacer camisetas y sudaderas. «La Alta Costura es lo más chulo de la moda actual», ha afirmado con razón, retomando también el manido mantra de «es mejor comprar una pieza buena y única, que 20 camisetas distintas por temporada. Y además es más ecológico». Ha debido ser Gvasalia el último en enterarse.

Los elegantes modelos presentados por Demna Gvasalia

Demna Gvasalia se ha lanzado a replicar las fabulosas líneas ideadas por el maestro Balenciaga, dotándolas de volúmenes más exagerados y de accesorios maximalistas. Los sombreros toman aún más dimensión, los hombros se despegan de los brazos y los abrigos se inflan. Pero, teniendo en cuenta el cariz de este georgiano, creador de la irreverente marca Vetements , el resultado queda como un homenaje algo surrealista pero correctísimo al maestro de Guetaria, que desfiló en la Alta Costura por última vez hace ya 53 años. Claro que para conseguirlo han tenido que contratar al sombrerero Philip Treacy , a sastres de Saville Row, a bordadoras parisinas y zapateros italianos. Mucho esfuerzo que solo piensan replicar una vez al año.

Giambattista Valli , dueño y señor de algunas de las mejores colecciones de costura en las últimas décadas y especialmente en la semana de desfiles para otoño del 2021, se ha regocijado en su habitual sofisticación declarando que ya era hora de que las espectaculares, cuidadas y femeninas colecciones estuvieran de vuelta en el ruedo. Exquisito y escultural, como siempre.

Final del desfile de Alta Costura otoño 2021 de Dior

En Dior , Maria Grazia Chiuri acertó finalmente. Y lo consiguió replicando la seriedad, formalidad y abundancia de tejidos ricos de Monsieur Dior, después de varias temporadas emulando a Prada, Vuitton y Balenciaga . Abundaron los abrigos invernales, los sombreros de caza y los cascos de equitación, el tweed en marrón y gris, el realismo elegante y carente de absurdos aditivos que caracterizaba al fundador de la casa y la tranquilidad de un desfile en los jardines del Museo Rodin .

Durante el desfile de Alta Costura de Chanel otoño 2021

En Chanel ocurrió lo mismo. La antigua asistente de Lagerfeld, Virginie Viard , a la que el cargo de directora artística se le estaba haciendo algo grande, ha acertado volviendo a las claves de la casa. Ella no es quien - por ahora- para añadir más zapatillas deportivas ni sudaderas a la casa de la rue Cambon. Retomando las claves de Mademoiselle, consiguió que se presentase la primera colección ponible de Chanel en varios años. Preciosos vestidos de cóctel en negro -si, el negro está de nuevo omnipresente-, elegante trajes de chaqueta de tweed, intemporales vestidos de noche y femeninos atuendos en colores pastel. La pasarela, que consistía en subir y bajar las escaleras del grandioso Palais Galliera , fue un escenario de pasmosa pulcritud. A Coco Chanel , probablemente le hubiese gustado el evento.

Y Daniel Roseberry , retomando la batuta de Schiaparelli , buscó la vertiente artística y surrealista de la que la costurera romana hacía gala, mezclándola con toques sensuales tipo Versace y tejidos étnicos y complicados que recordaban el excelente trabajo que Christian Lacroix realizó durante décadas antes de retirarse. Roseberry ha sabido combinar la faceta artística de la Schiaparelli con influencias contemporáneas de pintores poco ortodoxos.

Esta semana de la Alta Costura parisina ha demostrado que la 'couture' puede ser la más moderna forma de la moda en este siglo XXI, que el público está deseoso de volver a los desfiles físicos, a las sensaciones del directo, a la elegancia de lo bien hecho y que los valores históricos de las casas de modas transmiten aspectos que la clientela valora: artesanía, exclusividad, individualidad y el trabajo con materiales exquisitos. ¡Larga vida a la Alta Costura!

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