Lee Radziwill, inolvidable icono de estilo

Princesa, escritora y actriz, murió el viernes en Manhattan, a los 85 años

Las hermanas Bouvier, en una imagen de juventud ABC
María Luísa Funes

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La elegante, bellísima y algo diletante Caroline Lee Bouvier Radziwill se apagó ayer en Manhattan. Impecablemente vestida y con una delicada figura, la elegante socialité y su dúplex neoyorquino fueron durante décadas deseados y envidiados a partes iguales. Corazón de la alta sociedad norteamericana , Lee mantuvo siempre con su hermana Jacqueline una relación de cariño y rivalidad. Con su muerte, acaba una era de iconos de la elegancia mundial.

Jackie Kennedy y Lee Radziwill, en durante un viaje a Grecia, en 1961 EFE

Lee Bouvier, que siempre anduvo a la sombra de Jackie , desde que se iniciaron en sociedad en el baile de debutantes de Southampton en 1951 o mientras iban de viaje en barco por el Mediterráneo en los años 60, supo siempre guardar con dignidad y glamur su segundo puesto. Durante décadas, esta mujer menuda ha sido la inspiración de modistos de la talla de Yves Saint Laurent , Marc Jacobs, Giambattista Valli o Michael Kors .

La muerte de un hijo

Comenzó Lee su relación con el publicista Michael Canfield , de quien se decía que era hijo natural del duque de Kent –y, por tanto, primo hermano de Isabel II– cuando ella solo tenía 15 años. Se casaron 5 años más tarde en Merrywood, la casa de la familia Auchincloss, el segundo marido de su madre. Tras la anulación de su matrimonio años después, conoció en Europa a un príncipe polaco sin título ni fortuna , que supo conquistarla. Lee se casó con Stanislas Radziwill en marzo del 1958, en Londres. Seis meses más tarde nació su hijo Anthony y un par de años después, su hija Christina. Anthony moriría de cáncer meses después del accidente de avioneta que sesgó la vida de John-John Kennedy, su primo hermano, en 1999.

Durante la época de los Kennedy en la Casa Blanca, Lee pasó mucho tiempo con su hermana y compraba para ella en Europa , encargando prendas en los mejores modistos, ayudándola a componer un guardarropa adecuado para cada ocasión. Durante los días de «Camelot», Lee acompañó además a Jackie en muchos de sus viajes.

Lee, junto a Truman Capote ABC

Fue Lee, que había establecido una relación sentimental con Aristoteles Onassis , la que se lo presentó a Jackie, comprobando años más tarde cómo el armador griego hacia un «corto y cambio» para casarse con la que ya se había convertido en la viuda más famosa del mundo. Lee fue íntima amiga de Truman Capote , quien la impulsó a comenzar una poco prolífica carrera como actriz. También compartió tiempo y viajes con los Rolling Stones, Gloria Steinem, Halston, Andy Warhol , Peter Beard, Rudolf Nureyev y toda la jet set mundial de los años 60, 70 y 80. Durante esa última década ejerció como relaciones publicas de Giorgio Armani y en 1988 se casó por tercera vez, en esta ocasión con el cineasta Herbert Ross, director de «Magnolias de Acero» .

Con su segundo marido, Stanislas Radziwill EFE

La vida de Lee, estupenda decoradora amateur pero con poca carrera profesional y poca ambición cultural, fue mucho más frustrante de lo que parecía , según sus biógrafos, amigos y familiares. Atormentada, frustrada, con varias depresiones importantes y una dependencia al alcohol que le duró varias décadas, la pequeña de las Bouvier destacó por su sentido del humor y su estilo .

Junto a Herbert Ross, su tercer marido EFE

Aunque su hermana Jackie no le dejó nada en herencia tras su muerte en 1994, en vida la había sacado de mil y un atolladero económico y personal, devolviéndole el apoyo que Lee siempre le había prestado. En la biografía no autorizada sobre Lee, «In her sister’s shadow», Diana Dubois refleja una situación que dice mucho de la unión entre ambas: Jackie acompañaba a Lee a sus reuniones de Alcoholicos Anónimos en East Hampton, en 1981, permaneciendo en el parking dentro de su coche durante las sesiones para asegurarse de que Lee no se zafaba.

En Nueva York, en 2008 EFE

Ahora que Lee ha desaparecido, se va con ella una generación de mujeres con un halo estelar y una elegancia sin igual. Como dijo Truman Capote: «No puedo imaginar una mujer más femenina que Lee Radziwill; ni siquiera Audrey Hepburn » .

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