Esteban y «su Miguel», su pareja, a la salida de la vista
Esteban y «su Miguel», su pareja, a la salida de la vista - GTRES

Papeles perdidos, baile de cifras, jarana popular... Así fue el juicio de Belén Esteban

La «princesa del pueblo» no pudo mirar a los ojos a Toño Sanchís, a quien reclama 465.000 euros. Su exmánager no se presentó en la sala

Madrid Actualizado: Guardar
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El divorcio profesional que protagonizaron en los platós de televisión Belén Esteban y Toño Sanchís durante algo más de un año ya pronosticaba que el del pasado martes sería uno de los juicios «rosa» más mediáticos del año. Y no defraudó. Tratándose de la «princesa del pueblo», y en su reclamación de 465.322 euros a Sanchís, el espectáculo estaba asegurado.

Decenas de «señoras belenistas» se agolpaban a las puertas de los juzgados de Torrejón de Ardoz esperando la llegada de la popular colaboradora televisiva. Pasadas las nueve de la mañana, Esteban hizo su aparición acompañada por « su Miguel» (Miguel Marcos, su novio) y sus dos gestores. Quedaban 20 minutos para el comienzo de la vista y ya se la notaba nerviosa y con la voz quebrada mientras hacía el paseíllo, abriéndose paso entre los «¡viva!» de sus seguidoras.

Las cámaras y los micrófonos se acercaban a ella buscando alguna palabra, pero Esteban, siguiendo el consejo de su abogada, callaba. Eso sí, antes de entrar sonrió a Mocito Feliz, un surrealista personaje que vive a la sombra de los famosos y que va de evento en evento. «¿Ya estás aquí, Mocito?», le dijo Belén nada más verlo, con total confianza. Le conoce de sobra. A Enrique Jiménez (Mocito) le da igual que se trate de una cita política, deportiva, benéfica o del mundo del corazón, que él acude para convertirse en el centro de atención. Ya formó parte, a su manera, del ingreso de Julián Muñoz en la cárcel de Alahurín o del de José Fernando, el hijo de Ortega Cano, en Sevilla II.

Una vez pasado el arco de seguridad, Esteban se calmó. Mientras las cámaras se centraban en la esperada llegada de Toño Sanchís y de su mujer, Lorena Romero, que nunca llegó a producirse. Ninguno de los dos fue requerido y prefirieron continuar con su rutina diaria, como si en la sala 2 de Torrejón de Ardoz no se jugasen el dinero que han ido amasando durante los últimos años con la Agencia de Servicios Lorant S.L.. Desde que fueran demandados por la expareja de Jesulín de Ubrique, su lista de clientes se ha reducido considerablemente y, ahora, Sanchís hace caja en «El programa de Ana Rosa» y en «Viva la vida».

Media hora tardó en aparecer la juez. Una sustituta, ya que el magistrado titular del caso decidió tomarse el día libre en un momento clave para las partes. La espera se hizo eterna para la colaboradora televisiva, quien llegó a pensar que la prensa -en concreto, el diario ABC- no accedería a la sala durante la vista. Las quejas, muy educadas, de poco le sirvieron: el juicio era público, aunque su representante legal no hubiese contado con ello. Una vez dentro de la sala, se sentó sola, en primera fila, muy atenta a todo lo que se decía en el juicio civil por rendición de cuentas.

Dos versiones

La mayor discrepancia entre las partes, que de ahí derivan las contradicciones entre los informes de los peritos, se debe al contrato que firmó Belén Esteban el 13 de mayo de 2009, por el que se acordó que Lorant se llevaría un 20% por representación. Cuando la colaboradora de televisión creó la sociedad Bem Imaging en 2010, tras tener problemas con Hacienda con su anterior empresa Producciones Bem, el acuerdo del porcentaje, según la parte demandada, quedó invalidado por no hacer referencia a ella. Sanchís asegura que llegaron un nuevo acuerdo verbal basado en la «máxima confianza» que existía entre él y su representada, y en la que tanto incidió el abogado defensor. El mánager se llevaría el 30% de los contratos televisivos de Esteban y un 50% de los temas publicitarios. «Sanchís me dijo que lo habían decidido así», declaró como testigo María José Verdú, extrabajadora de la empresa. «Luego decidió darle una nómina de 12.000 euros mensuales y, si ganaba más, ella no lo sabía». Verdú acusó también al representante de no pagar a tiempo y de no haber realizado todos los pagos pendientes, un testimonio que corroboró Agustín Etienne, otro extrabajador de la agencia y actual novio de la presentadora Arantxa de Benito. Además, un grafólogo ratificó que se habían falsificado las firmas de Esteban en las cuentas bancarias.

La defensa basó sus pruebas en un informe pericial que la juez sustituta no encontraba entre las pruebas y que tampoco cuadraba con las cuentas presentadas por la acusación. Un baile de cifras al que Belén Esteban asistió con una sonrisa cada vez más irónica y que, tras casi tres horas, quedó visto para sentencia.

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