Neymar versus CR7, su rivalidad llega al confinamiento
El jugador brasileño se refugia en su mansión de 10.000 metros cuadrados al sur de Río de Janeiro, mientras que el delantero portugués ha optado por alquilar una espectacular casa en Madeira
Neymar (28 años) y Cristiano Ronaldo (35) no solo comparten la misma fecha de cumpleaños (nacieron el 5 de febrero), ahora también parecen rivalizar al exhibir el lujo del que se han rodeado en plena cuarentena mundial.
A ambas megaestrellas les persigue la polémica por difundir a los cuatro vientos que sus confinamientos son otra cosa porque se ubican en sendas mansiones. La del delantero brasileño es de su propiedad en Mangaratiba (al sur de Río de Janeiro); mientras que la del goleador portugués corresponde a un alquiler cifrado en 4.000 euros semanales en Caniçal, al noreste de la isla de Madeira. Ninguno oculta sentirse encantado en semejantes casas de «alto standing» , adonde llegaron para protegerse de la pandemia que mantiene a sus respectivos equipos, el PSG y la Juventus, sin actividad.
No dudó Neymar en salir de París a bordo de su avión privado rumbo a los 10.000 metros cuadrados que detenta con todas las comodidades imaginables y unos extras que solo pueden calificarse de estratosféricos. Un muelle privado, helipuerto, piscina climatizada, sala de spa y jacuzzi, sauna, pista de tenis o gimnasio con aparatos de última generación, son algunas de las comodidades que ofrese esta propiedad. Pero es que, además, dispone de restaurante y supermercado. ¿Para él solo? En absoluto. Para su familia y amigos igualmente. Al estilo de Michael Jackson en el rancho de «Neverland».
Se trata de una muestra inequívoca de que eso del aislamiento no constituye la especialidad del codiciado jugador, hasta el punto de que las imágenes difundidas lo sitúan al lado de sus allegados. Eso sí, el excompañero de Messi en el F. C. Barcelona no descuida su puesta a punto y cumple con el plan de entrenamiento aprobado por el PSG para asegurarse de que sus pupilos llegan en buena forma al 17 de junio, la fecha elegida por la Federación Francesa de Fútbol para retomar la Ligue 1 (a puerta cerrada, claro).
« Cristiano Ronaldo es el espejo en el que me miro», declaró en su día Neymar desde su otra mansión, la que posee a las afueras de París, ese destino donde no se termina de encontrar a sus anchas y donde la lía como en las fiestas nocturnas que organiza en el fastuoso Pavillon Cambon, entre Galeries Lafayette y el Museo del Louvre.
Mientras tanto, Ronaldo ha dividido su cuarentena en dos fases . Durante la primera, marcada por la convalecencia de su madre Dolores Aveiro en el Hospital Nélio Mendonça de Funchal tras un infarto cerebral, vivió en el edificio de siete plantas que compró en la capital de Madeira. Pero hace casi dos semanas que se embarcó en una mudanza con el fin de instalarse en una mansión alquilada en la isla, junto a Georgina Rodríguez y sus cuatro hijos.
La controversia no se ha hecho esperar porque el traslado ha desatado la sorpresa entre los portugueses, que apenas se explican cómo fue capaz su ídolo de moverse cuando también allí están en vigor las medidas de contención para frenar la propagación del coronavirus.
Acceso privado al mar
Y es que la pareja deseaba tener más espacio y disfrutar de un jardín. De modo que ahí están a pie de acantilado, en una zona completamente alejada del mundanal ruido en Caniçal, perteneciente al municipio de Machico y a 11 kilómetros del aeropuerto internacional Cristiano Ronaldo.
Seis habitaciones, piscina exterior, sala de juegos… son las comodidades de las que disfrutan CR7 y la joven aragonesa en un lugar tan idilíco, con acceso directo al Océano Atlántico.
Quedan definitivamente atrás las sesiones de entrenamiento que le han permitido celebrar en el Estadio de Choupana, donde desarrolla su actividad el Nacional de Madeira, un modesto equipo de la Segunda División portuguesa que fue donde él destacó cuando era muy jovencito, antes de dar el salto al Sporting de Lisboa y de allí al Manchester United, el Real Madrid y la Juventus. Ya no, pues ahora puede efectuar sus ejercicios en estos dominios de Caniçal que se han convertido en su nuevo hogar, a 30 kilómetros de donde habitan los suyos.
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