Mario Vaquerizo: «Quería parecerme a David Bowie, pero era apuntar demasiado alto»

Está acostumbrado a que se cuestione su sexualidad pero se pone serio, porque le parece un insulto para Alaska, con la que se casó en Las Vegas en 1999

Mario Vaquerizo Ernesto Agudo
Teresa de la Cierva

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Alejado de los medios por un serio pinzamiento en la espalda tras su paso por «MasterChef Celebrity», Mario Vaquerizo (44 años) reaparece presumiendo de su canosa melena, como primer embajador masculino de la marca Pantene. «Siempre he cuidado mi pelo, porque lo llevo largo desde los 25 años. Y utilizo la crema suavizante ‘‘3 minute Miracle’’ de medios a puntas y las ampollas ‘‘1 Minute Miracle Superalimento’’. Me pasa como a vosotras, que un bad hair day -literalmente, un día con mal pelo- me hace sentir inseguro. Y cuando tengo un buen día de pelo, me parece que es más fácil afrontar cualquier problema que surge», cuenta. «¿Por qué no me tiño las canas? Cuando era más joven me teñía, pero en cuanto empezaron a asomar las canas, dejé de hacerlo. No las veo como signo de vejez, sino de madurez », añade.

Se le ve en plena forma, pero Mario confiesa que no está al cien por cien. «Llevo tres meses sin ser yo. Ni físicamente, porque he tenido que dejar de ir al gimnasio al que acudía a diario; ni anímicamente, porque me faltan las endorfinas, esa felicidad que me daba hacer ejercicio. Mira, todavía no puedo levantar el brazo izquierdo», muestra con una mueca de molestia. «La resaca de una borrachera la acepto, porque me la he buscado, pero este es un dolor no elegido y soy muy mal paciente. Las limitaciones me ponen de mal humor », reconoce.

Retoques necesarios

Ese mal humor no se refleja en su rostro, y está más guapo que nunca. «Soy producto del doctor Enrique Monereo », confiesa. «A los 30 años me operé de la papada y de las bolas de bichat (unas bolsas de grasa situadas en las mejillas), y me hice una liposucción. Después, me puse implantes fijos en los pómulos y me quité las bolsas de los ojos. Creo en los avances, y la cirugía es uno de ellos; y si hay cosas que no me gustan, me las cambio. He querido convertirme estéticamente en lo que soy ahora».

Mario y Alaska Oscar Gonzalez

Y revela que buscaba parecerse a los míticos rockeros como Joey Ramone , el vocalista de los Ramones, o a David Bowie , «aunque esto último era apuntar muy alto porque Bowie era demasiado guapo». Está acostumbrado a que se cuestione su sexualidad pero se pone serio, porque le parece un insulto para Alaska , con la que se casó en Las Vegas en 1999. «Lo que me molesta es que están infravalorando a Olvido , porque ella está con un hombre que ejerce. Que haya hombres que me parecen guapísimos no signifíca que me quiera acostar con ellos». Pero su amaneramiento es manifiesto -«no lo potencio, me sale»-, y basta verle posar. Contesta varias de las preguntas en femenino. «No es tan raro, también lo hacía Nacho Canut (Fangoria). Cuando empezamos nuestras carreras musicales, nos consideraban un grupo de maricones, pero conseguimos que la palabra maricón no sea un insulto».

«También celebro la diversidad siendo el primer chico “pelo Pantene”, compartiendo cartel con mujeres como Paula Echevarría , Ángela Molina , María Castro , Miriam Giovanelli y Berta Vázquez ». Aparece para la entrevista con ABC maquillado con máscara de pestañas, un trazo marcado de eye liner, polvos matizadores («para blanquearme la piel») y sombra de ojos marrón debajo de los pómulos para marcarlos. «Me encanta el maquillaje. Ya me advirtió Olvido que una vez que empezara, no dejaría de hacerlo nunca . Pero soy de la época de los Kiss, en la que los componentes de la banda se maquillaban, no lo veo ajeno», apunta.

«Me gusta reivindicar que los chicos se maquillen, porque a todos nos gusta gustar. Cuando nos gustamos, gustamos». Y me «roba» mi lema del blog de ABC «La Polvera»: «La belleza está en el interior, pero no toda».

Su delgadez

Así pues, para mantener su piel firme admite que se hace radiofrecuencia Accent en Felicidad Carrera , y su receta beauty es hidratarse con agua y cerveza, «porque tiene vitamina B», dice entre risas. Embutido en unos pantalones pitillo de una talla XS, la «Nancy Anoréxica» (así se llama dentro de su grupo musical las Nancys Rubias) asegura que ha engordado 6 kilos, y que ha pasado de pesar 66 kilos a 72. «Me gusta la delgadez, lo reconozco, pero se puede estar flaco y sano. La anorexia no es física, es mental . Y yo de anoréxico solo tengo el nombre artístico», asegura. Le pregunto por el significado de sus tatuajes, y el vocalista de se pone serio para contar que son pura estética, excepto el que lleva en la muñeca izquierda, que se lo hizo en honor a su hermano mayor, Ángel. «Se murió en un accidente en agosto de 2004, cuando una ambulancia se lo llevó por delante. Tenía solo 32 años, y yo 30, y fue tan dura su perdida que estuve muchos años sin ánimos ni para celebrar mis cumpleaños. Cuando decidí que volvía a hacerlo, el ilustrador Juan Gatti dibujo mi tarjeta de felicitación, y me tatué la orla de la misma en la muñeca en homenaje a mi hermano, para tenerlo siempre conmigo cuando celebro mis cumpleaños».

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