Lady Mary Colman, la melómana, futbolera y piadosa prima que ha perdido Isabel II

Sobrina de la Reina Madre, fue una presencia constante en la vida de la Reina de Inglaterra, quien ha comenzado el año vistiéndose de luto

La Reina Isabel II junto a su prima Lady Mary EFE

I. G. Rico

La cuarta temporada de la serie «The Crown» (Netflix) ha sacado a la luz oscuros y espinosos asuntos de la Familia Real británica que se han estirado como un chicle en encendidos debates mediáticos y en los que han entrado al trapo, por personas interpuestas, algunos miembros ilustres de los Windsor. El «descubrimiento» de dos primas de Isabel II, por parte de madre, Nerissa y Katherine Bowes-Lyon , encerradas en un psiquiátrico desde su juventud al nacer con graves dificultades de aprendizaje y que fueron inscritas como fallecidas, dejó boquiabiertos a los seguidores de la serie.

Por eso, el anuncio del fallecimiento, el pasado 2 de enero, de otra prima de la saga Bowes-Lyon ha despertado la curiosidad sobre quién fue y qué papel jugó en la vida de la Reina de Inglaterra su prima hermana Lady Mary Colman, nacida como Lady Mary Bowes-Lyon en enero de 1932, en la casa familiar de Gastlings. Según los obituarios publicados en la prensa británica, su muerte ha supuesto un durísimo golpe para Isabel II.

Hija del capitán Michael Bowes-Lyon y de Elizabeth Margaret Cator, nieta de los condes de Strathmore y sobrina de Isabel Bowes-Lyon , más conocida como la Reina Madre y que rozó los 102 años de edad, Lady Mary tuvo una hermana gemela llamada Patricia, junto a la que se crió entre algodones entre Bedfordshire y el castillo de Hatherop, en Gloucestershire. Por aquel entonces, su tía Isabel parecía estar destinada a ser Duquesa de York de por vida, en su condición de esposa de segundo hijo del Rey Jorge V y la Reina María.

Lady mary Colman con su tía materna, la Reina Madre

Pero cuando Eduardo VIII renunció al trono por amor a Wallis Simpson , cediendo el paso a Jorge VI, y su tía materna se convirtió en Reina consorte del Reino Unido, los Bowes-Lyon dejaron de ser esos «primos escoceses» que a nadie importaban. Empezaron a ser observados con lupa y ellos, conscientes de su inesperado protagonismo, obraron en consecuencia: si pretendían no ser cuestionados, la discreción debía ser su norma . Cualquier escándalo sería letal.

Así que de Lady Mary se han escrito más bondades que maldades. Por ejemplo, que era diestra con el piano , pese a tocar de oído, y que cantaba «maravillosamente bien». También, que le apasionaban las flores (llegó a tener un negocio de flores secas con tres socios) y el paisajismo. Y, como su prima Isabel II, sus perros casi parecían miembros de su propia familia: sus predilectos, los Jack Russell Terriers. Cuentan que si alguna vez perdió la compostura, se debió a motivos futbolísticos: fue hincha entusiasta del Norwich City Football Club e incluso organizaba partidos en las praderas que rodean su propiedad en el condado de Norfolk. Además, tuvo fama de ser una mujer piadosa , asidua a la iglesia, amiga de obispos y filántropa generosa. Y aunque no ofició como una de sus damas de compañía, a lo largo de las décadas la suya fue una presencia constante en la vida de la Reina Isabel II.

Sir Timothy Colman

No en vano, Lady Mary y su marido, Sir Timothy Colman, hijo del jugador de críquet inglés Geoffrey Colman y avezado navegante, fueron invitados habituales de los Windsor durante los veranos en Balmoral y las navidades de Sandringham . Se casaron en noviembre de 1951 en la iglesia de San Bartolomé, al este de Londres, y su boda supuso todo un acontecimiento social al que no faltaron la Reina Madre y las por entonces Princesas Isabel y Margarita.

Madre de cinco hijos, disfrutó de 10 nietos e incluso llegó a conocer a 16 bisnietos. Su actividad filantrópica le llevó presidir la fundación Norfolk Millennium Trust for Carers, una iniciativa lanzada en octubre de 1998 «para establecer un fideicomiso caritativo duradero que brinde ayuda financiera y práctica a los cuidadores no remunerados, cuya labor es crucial y a menudo está infravalorada». Precisamente sobre esta entidad se manifestó en el «Norwich Evening News»: « Los cuidadores merecen toda la ayuda que podamos brindarles. Hay momentos en los que el sentido de la responsabilidad, la soledad, la frustración o el puro cansancio hace que su tarea sea casi insoportable». Una declaración que bien podría definir su carácter.

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