La actriz Jenna Coleman en la serie sobre la vida de la monarca
La actriz Jenna Coleman en la serie sobre la vida de la monarca - AP

El gobierno inglés intenta impedir que una corona de la Reina Victoria deje el país

Una serie de televisión podría ayudar a que un comprador local aporte los 7,1 millones que evitarían su salida

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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El Gobierno británico ha actuado para evitar que salga del país una de las joyas más emblemáticas de la Reina Victoria, que falleció en 1901, a los 81 años, tras un reinado que marcó época y hasta una moral. La pieza es una corona diseñada por su marido, el malogrado Príncipe Alberto, con motivo de la boda de ambos en 1840. La engalanan diamantes y once zafiros, engarzados en plata y oro. Sin embargo su valor es sobre todo sentimental, porque simboliza una de las historias de amor más queridas por los británicos. La emperatriz Victoria legó la joya a su nieto Jorge V, que a su vez se la dio a su hija María, pero los descendientes de la Princesa la han vendido a un marchante y ahora se ha hecho con ella un comprador extranjero.

El ministro de Cultura ha prohibido que la corona pueda viajar al extranjero antes del 27 de diciembre. Lo ha llevado a cabo congelando la preceptiva «licencia de exportación», en la esperanza de que entre tanto aparezca un postor local con los 7,1 millones de euros que hacen falta para comprarla y mantenerla en el Reino Unido.

Un hecho inesperado podría ayudar a recaudar el dinero, y es que acaba de estrenarse una serie de televisión sobre los primeros años del reinado de Victoria, que ha devuelto al personaje al primer plano emocional del país. La actriz Jenna Coleman protagoniza los ocho episodios de una producción del canal privado ITV, que ha arrasado en sus dos primeros capítulos, con una cuota de pantalla del 30% y 5,7 millones de espectadores.

La pieza diseñada por el Príncipe Alberto, con diamantes y zafiros
La pieza diseñada por el Príncipe Alberto, con diamantes y zafiros - EFE

El príncipe alemán Alberto Sajonia-Coburgo Gotha se casó con Victoria a los 20 años y tuvieron nueve hijos. Murió a los 42, por una enfermedad estomaca, agravada por un accidente con su carruaje. Era un gran esteta y un activo reformador, contrario a la esclavitud. La Reina lo adoraba y su fallecimiento la sumió en el luto el resto de su vida. La genealogía germana de Alberto fue lo que luego obligó a la familia real británica a optar por un más inglés Windsor cuando se desataron las guerras con Alemania.

Con motivo de su boda en 1840, Alberto diseñó la corona para su mujer, que debía hacer juego con el broche que le había regalado con motivo del enlace. Fue obra del joyero Joseph Kitching, que tardó dos años en completarla. Su precio fue de 415 libras de la época. Hoy el comprador deberá pagar 5,9 millones de euros, más 1,1 más en impuestos. Victoria, escritora compulsiva de diarios, anotó en su día: «Mi querido Alberto tiene tan buen gusto que arregla cada detalle de mi joyería».

La princesa Mary se casó con Viscount Lascelles, conde de Harewood, en 1922. Su hijo, el nuevo conde, contrajo segundas nupcias con una violinista de origen australiano en 1967, que lució la corona de Victoria en su boda. Muerto el aristócrata en 2011, vendieron la joya nacional. No se conoce el nombre del comprador, pero se especula con que puede ser Geoffrey Munn, un especialista en antigüedades que colabora en los programas de subastas de la BBC.

Retrato no fechado de la Reina Victoria, quien falleció en 1901
Retrato no fechado de la Reina Victoria, quien falleció en 1901 - AP

Desde hace meses diversas instituciones intentan recaudar el dinero para evitar que la corona salga del país. Cuando murió el príncipe Alberto, en 1861, la Reina, muy afectaba, renunció varios años a leer el discurso inaugural de apertura del Parlamento. Cuando en 1866 volvió a hacerlo, llevaba en señal de duelo la corona nupcial de Alberto, en lugar de la de la coronación, lo que se interpretó como un gesto de condolencia por su marido.

«La corona es impresionante –explica el ministro de Cultura, Matt Hancok, recién nombrado por Theresa May-, es una de las joyas más representativas de un periodo fundamental de nuestra historia. Simboliza además una de las historias de amor favoritas de nuestra nación. Espero que pueda quedarse en el Reino Unido y que sea expuesta en los años venideros para disfrute del público».

Entre los posibles compradores, se baraja como una solución ideal el museo Victoria & Albert de artes decorativas de Londres, ubicado en el barrio conocido precisamente como «Albertópolis», porque alberga los museos impulsados en su era. El V&A dijo en su día que no efectuaría el desembolso necesario, pero se cree que podría repensarlo con el revival victoriano que vive el país gracias a la tele. También busca dinero la fundación Art Fund y podrían colaborar Loterías y el Royal Collection Trust, que cuida las colecciones reales. Si al final se queda en Gran Bretaña, las posibles ubicaciones podrían ser el V&A, que en breve estrenará una espectacular ampliación, o el palacio de Kensington, donde vivió en su día la niña Victoria y donde ya se exponen objetos relacionados con ella.

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