Doña Sofía da la vuelta a medio mundo en siete días

Nada ha cambiado en Grecia para Doña Sofía, que este lunes, 2 de noviembre, celebra su cumpleaños. Para sus ciudadanos, monárquicos o no, aún es la Reina de España. Y aunque la mayor parte de sus viajes a este país son de carácter privado y siempre discretos, sigue contando con la protección de los escoltas de la Presidencia de la República. Uno de los antiguos funcionarios, ya jubilado, se ha reincorporado al servicio activo para garantizar personalmente la seguridad de quien nació Princesa de Grecia.

Las autoridades helenas suelen invitar a la Reina emérita siempre que hay un acto cultural relacionado con nuestro país. Los más recientes fueron los celebrados en torno a El Greco, el año pasado.

Aunque no solo su agenda institucional marca las idas y venidas al país dónde nació: también los encuentros familiares (cumpleaños, bodas, bautizos) y los eventos musicales extraordinarios, como el concierto ofrecido por la Orquesta Sinfónica de Israel, con su gran amigo Zubin Mehta al frente.

El concierto de Metha tuvo lugar el 18 de octubre y aquella semana de mediados de mes la Reina recorrió los casi 8.000 kilómetros que median entre la capital griega y la ciudad de Nueva York. En la Gran Manzana la esperaban para premiar su labor de mecenazgo con motivo de la Hadrian Gala, la gran fiesta benéfica anual del World Monuments Fund. En lo que va de año, Doña Sofía además se ha trasladado dos veces a Marruecos y una a Lisboa. Solo en siete días, del 18 al 23 de octubre, la Reina Emérita ha hecho casi 18.000 kilómetros para cumplir con una apretada agenda que la llevó de Madrid a Atenas, de Atenas a Nueva York y de allí a Oviedo, donde participó en los Premios Princesa de Asturias.

En línea regular

Sus vacaciones griegas también proporcionan a «Sofía» grandes satisfacciones. La madre de Felipe VI viaja en avión de línea regular (Aegean o Iberia, según los días) y si su destino no es Atenas, se instala con su hermana pequeña, la Princesa Irene, en la nueva casa de los Reyes Constantino y Ana María de Grecia. Se trata de una preciosa residencia con jardines de estilo árabe en la costa de Porto Jéli, en el Peloponeso.

Cuando recala en la capital griega reserva una bonita suite de dos cuartos en un piso alto del hotel Hilton con vistas a la Acrópolis. Como vecino tiene al director del establecimiento. Doña Sofía suele desayunar con familiares, amigos o sus colaboradores más cercanos en el restaurante Bizantino del propio hotel. Si tiene tiempo, se pasea por Kolonaki y se toma un café en la plaza de este céntrico barrio. En todo momento suelen ofrecerle dulces empalagosos, pistachos y chocolates, a los que se resiste tomando solo uno en cada ocasión. Quien desee saludarla o fotografiarse a su lado tan solo tiene que solicitarlo. Ella posa con paciencia y una gran sonrisa. «No se le ha olvidado el griego», afirman quienes charlan con Doña Sofía. Y jamás renuncia a una vista a la finca de Tatoi, donde están las tumbas de sus padres, los Reyes Pablo y Federica, y a un encuentro con su compañera de la escuela de puericultura Mitera, Ioana Raváni.

Otro curioso detalle dice mucho sobre las rutinas viajeras de Doña Sofía: siempre se traslada con su peluquera y su doncella, así como con un viejo perro yorkshire cuya canosa cabeza suele asomar por el gran bolso de la Reina emérita.