Amenazas contra Brigitte Macron

La familia de Brigitte Macron (66 años) ha recibido amenazas físicas de diversa naturaleza, con motivo de la jornada de huelgas, manifestaciones y protestas contra la política de su esposo, el próximo jueves, día 5.

Emmanuel Macron (42 años) y su Gobierno temen la «convergencia» de varios conflictos superpuestos y envenenados, durante una jornada sensible para el futuro del presidente . Sindicatos que protestan contra el proyecto de reforma del sistema nacional de pensiones, médicos y personal hospitalario, franquicias del movimiento de los «chalecos amarillos» (sin cabeza conocida), estudiantes, abogados, entre otras profesiones, han anunciado su participación en una jornada inflamable.

Fuentes tradicionalmente bien informadas afirman que la familia del presidente ha recibido amenazas de diversa naturaleza. Los servicios de seguridad han montado un servicio especial. Madre de tres hijos de un primer matrimonio, abuela de siete nietos, Brigitte ha confesado a varios amigos íntimos su «angustia» ante unas amenazas que nadie sabe que alcance pudieran tener.

Los Macron, presidente y esposa, han sufrido muchas «agresiones» masivamente simbólicas, durante el año de protestas de la franquicia de los chalecos amarillos. Extremistas de izquierda y derecha han simulado «ejecuciones» sumarias, en la guillotina, de un presidente calificado de «altivo» y «aristocrático».

Las amenazas lanzadas contra Brigitte Macron y su familia, hijos y nietos, oscilan entre las bravatas insultantes, con pretensiones de «intimidación», y la «correspondencia» repleta de obscenidades y faltas de ortografía.

Los Macron cuentan con un servicio de seguridad especial. Por el contrario, es mucho más difícil proteger a la familia de tres hijos, Sébastién (44 años), Laurence (42 años), Tiphaine (35 años), casados y con hijos desde hace muchos años. Todos cuentan con servicios de protección adaptados a los posibles riesgos . Sin embargo, la agresividad potencial de la jornada de huelgas, manifestaciones y protestas, en toda Francia, ha suscitado una inquietud «palpable» para quienes frecuentan el Elíseo y Brigitte Macron, en particular.