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La doctora, ayer, a su salida de Fontcalent - FOTO Y VIDEO: JUAN CARLOS SOLER
Tribunales

El video de Noelia De Mingo en el que sale del penal psiquiátrico para ir a clase

La doctora está a la espera de que la Audiencia Provincial, que retrasa el dictamen, estudia si la deja libre, pide otro examen forense y/o una vistilla

Quién es Noelia de Mingo

Madrid Actualizado: Guardar
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Noelia de Mingo, de 45 años, recluida en el penal psiquiátrico de Fontcalent (Alicante), continúa con su rutina diaria a la espera de que la Sección Decimosexta de la Audiencia Provincial de Madrid, el tribunal que la juzgó, decida si la deja en libertad, tal y como ha solicitado la juez de Vigilancia Penitenciaria de la Comunidad valenciana, «dada su buena evolución», o por el contrario, mantiene el régimen de internamiento en el penal psiquiátrico de Fontcalent (Alicante), en donde lleva casi once años ya.

Cuando fue sentenciada en 2006, además de ser absuelta al aplicarle la eximente de enajenación mental absoluta (padece esquizofrenia paranoide y no seguía ningún tratamiento), se le impuso su ingreso en un recinto en régimen cerrado «un máximo de 25 años».

La decisión, que se iba a conocer ayer, 5 de junio, se retrasa porque los jueces quieren estudiar a fondo el caso y no precipitarse, indicaron fuentes jurídicas, dada la alarma social generada, así como la indignación que han mostrado las familias de las tres personas asesinadas por la doctora en la Fundación Jiménez Díaz, en pleno brote psicótico, el 3 de abril de 2003.

Ayer, aparentemente ajena a todo el revuelo mediático, De Mingo salió, como viene haciendo todas las mañanas desde hace más de un lustro, del recinto rumbo a la capital alicantina en donde sus padres compraron una vivienda a la que acude cuando acaba sus clases en la Escuela Oficial de Idiomas (E.O.I). Por la noche regresa de nuevo al recinto para cenar y dormir.

Eso sí, para evitar a las cámaras, lo hizo más tarde de lo habitual, apurando hasta el final la llegada del autobús, tras consultar el horario en la aplicación del móvil. Aún así fue captada por un fotógrafo de ABC.

«No tengo nada que decir»

Seria, y con un atuendo colorido, recorrió los 40 metros escasos que había de distancia desde la garita a la parada del bus, mientras le preguntaban: «¿Está esperando la decisión del juez? ¿Tiene algo que declarar?», a lo que replicó: «No tengo nada que decir».

A pesar del retraso en la decisión, que se prevé que se conozca esta semana, la Sección Decimosexta de la Audiencia además de decidir si mantiene o no el régimen de internamiento, analiza las opciones que solicitan las familias de las víctimas, las únicas que se oponen a que se interrumpa el internamiento pues «la enfermedad es incurable y puede sufrir más brotes». Una de ellas es someterla al examen «imparcial» de peritos de la Clínica Forense, así como hacer una vistilla con De Mingo y su madre. Sobre esta última, el abogado de las acusaciones, Carlos Sardinero, recalca que «carece de competencias para supervisar el tratamiento, ya que en su día falló y ahora es 14 años más mayor».

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